R: Tener en cuenta los intereses de los seres sintientes implica considerar cómo nuestras acciones pueden afectar de manera positiva o negativa a su bienestar. Hasta el momento solo tenemos certeza de que los animales son sintientes, aunque en un futuro esto podría cambiar en el caso de que se desarrollasen formas de sintiencia no orgánicas, por ejemplo.
El ecologismo, por otro lado, se centra en el equilibrio o la sostenibilidad de los ecosistemas, las especies y el planeta en su conjunto. Tiene en cuenta cuestiones como la pérdida de biodiversidad, la contaminación o el agotamiento de los recursos naturales, y no prioriza los intereses de los seres sintientes como individuos, en especial cuando se trata de animales no humanos. Desde el ecologismo también se justifican acciones que pueden perjudicar a los animales si esto beneficia objetivos medioambientales, como la protección de hábitats o especies con pocos individuos.
En resumen, la diferencia principal está en que uno prioriza el bienestar de los individuos, y el otro prioriza lo que llaman el “equilibrio del ecosistema”, siendo este último además una convención determinada por los humanos. La consideración de todos los seres sintientes defiende la necesidad de proteger tanto a los individuos como a los recursos utilizados por estos, a diferencia del ecologismo, que no prioriza al individuo. Esto se evidencia aún más en el caso de los animales salvajes, que pueden sufrir en especial las políticas ecologistas, y que podrían mejorar de manera considerable su situación si se les respetase como seres sintientes que son.
R: El holismo ético defiende que las especies y los ecosistemas tienen un valor moral intrínseco al margen o incluso mayor que el de los individuos que forman parte de ellos. Atribuyen valor al conjunto, y no a los intereses o el bienestar de sus miembros. Los individuos pueden incluso ser sacrificados en favor de entidades que el ecologismo considere valiosas, ya sean especies menos comunes como ecosistemas más complejos, o que contengan solo flora y fauna autóctonas, aunque esto afecte de manera negativa a los seres sintientes que viven en ellos.
R: Un ecosistema es un sistema compuesto de un grupo de organismos vivos que interaccionan entre ellos y el entorno en el que viven. Incluye la tierra, el agua y el aire, así como las plantas, los animales y los microorganismos que lo habitan, y cambian de manera constante. Visto en conjunto, un ecosistema puede sufrir daños, pero no es sintiente, por lo que no puede experimentar dolor ni sufrimiento.
R: El respeto a los animales, basado en una ética enfocada en la sintiencia, se centra en cómo nuestras acciones y decisiones pueden afectar al bienestar de los animales no humanos. El ecocentrismo, por su parte, otorga un valor intrínseco a los entornos naturales, y considera que los ecosistemas están formados por distintas partes que tienen una función concreta. Así, los seres sintientes solo tienen un valor instrumental en el mantenimiento del ecosistema, y su bienestar como individuos no se tiene en cuenta.
Todos los seres biológicos son seres vivos. Esto incluye animales, plantas, hongos y microorganismos. Pero, de todos ellos, solo los animales son sintientes.
Los seres sintientes pueden tener intereses, experiencias subjetivas, percibir e interactuar con el mundo. Estos incluyen entidades biológicas como los animales y, quizás en un futuro, podrían también crearse sistemas avanzados de inteligencia artificial diseñados o evolucionados para tener sus propias experiencias o intereses, basados en códigos y procesos perceptivos simulados. En este caso, en lugar de la biología, estas experiencias se desarrollarían en base a una programación y algoritmos determinados.
R: Los seres sintientes pueden tener experiencias positivas o negativas de forma subjetiva y, por tanto, tienen la capacidad de sufrir y disfrutar. Los seres vivos (animales, árboles, plantas o microorganismos) son simplemente entidades biológicas. Los animales son sintientes, pero las plantas y los microorganismos, por ejemplo, no lo son. La ética animal defiende que debemos tener consideración moral por los seres sintientes porque son los únicos que pueden sufrir. Dañar a otros seres vivos solo es negativo en la medida en que afecte al bienestar de aquellos que sienten. Por ejemplo, destruir la vegetación de la que dependen los animales para alimentarse ocasionaría sufrimiento a esos animales.
R: Una especie es una entidad abstracta que define las características de los animales que comparten unos rasgos, composición genética y otros factores determinados, como la capacidad de reproducirse entre sí, pero en ningún caso es una entidad sintiente, y por tanto no puede sufrir.
Una especie no es la suma de sus miembros y, por tanto, priorizarla no significa priorizar el bienestar de la mayoría de los individuos que la componen.
A menudo se considera a los individuos como simples ejemplares de una especie, por lo que su bienestar individual no es tenido en cuenta. La ética animal se centra en los individuos sintientes porque solo estos pueden sufrir y disfrutar.
R: No necesariamente. Si hablamos del bienestar de los individuos sintientes, la biodiversidad no es mala ni buena. Una mayor biodiversidad puede ser perjudicial cuando provoca más sufrimiento que el que tendría lugar con menos biodiversidad. Por ejemplo, si afectase al suministro de alimentos y refugio, a los conflictos entre animales o la cantidad de individuos que mueren siendo aún muy jóvenes. La biodiversidad puede ser “beneficiosa para un ecosistema”, pero esto no quiere decir que sea buena para los individuos sintientes que viven en él.
Así, si nuestra prioridad es el bienestar de los seres sintientes, es mejor basarse en factores como la alimentación o la seguridad física en lugar del grado de biodiversidad.
R: La sostenibilidad se centra en evitar el agotamiento de los recursos, incluyendo los medioambientales, y suele tener en cuenta solo el bienestar y las preferencias humanas, pero esto no tendría por qué ser así. Normalmente, los enfoques medioambientales centrados en la sostenibilidad consideran a los animales no humanos como meros recursos, y no como individuos a los que debemos respetar. Por eso hay prácticas que, a pesar de ser sostenibles, causan una gran cantidad de sufrimiento y muertes. Es el caso, por ejemplo, de la pesca y la caza cuando se practican de formas que no amenacen la existencia de lo que estas posturas consideran “recursos” (en este caso, los animales no humanos).