Literalmente quintillones1 de animales están sufriendo y muriendo ahora mismo en la naturaleza, debido a enfermedades, hambre, sed, frío o calor excesivos, y otros factores. Sin embargo, la mayoría de personas —incluyendo quienes afirman preocuparse por los animales— no da importancia a este problema. ¿Por qué?
En este artículo exploraremos los sesgos2 que nos hacen ignorar una de las mayores fuentes de sufrimiento y muertes en el mundo.3 Comprenderlos puede ayudarnos a pensar con mayor claridad sobre nuestras responsabilidades morales.
Cuando pensamos en el sufrimiento de los animales, solemos imaginar granjas industriales o laboratorios donde se experimenta con animales. Por supuesto, estos son problemas muy graves. Pero el número de animales en libertad es enorme, tanto que resulta difícil visualizarlo. Se calcula que hay entre 1 y 10 quintillones de ellos en todo momento.4
Para hacernos una idea de esta cifra, podemos tener en cuenta la siguiente comparación: si sumáramos el número de animales explotados por seres humanos y el número de animales salvajes, y estableciéramos una analogía con un periodo de un año, los animales utilizados por seres humanos representarían solamente 14 segundos, mientras que los animales salvajes representarían los 364 días, 23 horas, 59 minutos y 46 segundos restantes.5
La inmensa mayoría de los animales salvajes sufren a diario debido a procesos naturales. A pesar de esta enorme magnitud, el problema recibe muy escasa atención. Aunque existe una mayor atención al problema en los últimos años, sigue pasando desapercibido por quienes defienden a los animales y por especialistas en ética animal. Esto no parece lógico si se observan las cifras. A continuación exploraremos varios sesgos que pueden provocar esto.
Nuestra mente se resiste de manera natural al cambio, ya sea de comportamiento o de creencias. Es lo que se conoce como sesgo del statu quo. Hay otros patrones mentales que contribuyen a esta tendencia:
Pregunta importante: Si todo el mundo a tu alrededor se centrara en la explotación animal, ¿qué probabilidades habría de que pensaras en el sufrimiento de los animales salvajes derivado de procesos naturales?
La mayoría de animales salvajes son de pequeño tamaño, como insectos, crustáceos y peces. Sin embargo, nuestro cerebro tiende a preocuparse más por los animales que son:6
Esto crea un punto ciego (es decir, una situación de la que no somos conscientes), porque la inmensa mayoría de los animales que sufren en el mundo salvaje son precisamente aquellos que, debido a nuestras tendencias naturales, apenas nos importan. El mismo problema se da en relación con la explotación animal. La inmensa mayoría de los animales explotados son gambas,7 pero quienes defienden a los animales rara vez las mencionan.
Pregunta importante: Cuando piensas en animales en libertad, ¿lo haces en animales grandes, como ciervos, leones o elefantes, o en animales pequeños, como insectos o crustáceos? Tu respuesta revela la manera en que funciona este sesgo.
Aquí ocurre algo sorprendente: cuanto mayor es una tragedia, menos nos importa a nivel emocional. Es el llamado efecto de la pérdida de compasión, que se produce, entre otras cosas, por el efecto de víctima identificable: tendemos a preocuparnos más por individuos concretos que por grandes grupos.
Ejemplo: Una noticia sobre el sufrimiento de un solo animal genera mayor respuesta emocional que las estadísticas sobre el sufrimiento de miles de millones de animales. Nuestra compasión tiende a disminuir cuando las cifras aumentan, principalmente porque en el último caso vemos cifras, y no los muchos individuos a los cuales las cifras representan.
Pregunta importante: ¿Cómo reaccionas a nivel emocional cuando oyes hablar sobre el sufrimiento de un solo animal, y cómo reaccionas cuando oyes hablar del sufrimiento de miles de millones o billones?
Comparemos 434 000 millones (el número de animales encerrados para ser explotados) con 1 a 10 quintillones (el número de animales salvajes).8 Nuestros cerebros tratan ambas cifras como “realmente grandes” en lugar de reconocer que una de ellas es inmensamente mayor que la otra. Recuerda que en el apartado 2 de este artículo, para visualizar la diferencia de tamaño entre ambos animales, tuvimos que hacer una analogía con el periodo de un año. Este sesgo se conoce como negligencia de alcance o insensibilidad al alcance: nuestro cerebro tiene dificultades para percibir la diferencia de tamaño entre cifras enormes.
Nuestro cerebro utiliza atajos mentales para tomar decisiones rápidas. Estos atajos se denominan heurística. La heurística de disponibilidad consiste en suponer que aquello que recordamos con mayor facilidad son los sucesos más comunes. Esta heurística provoca grandes problemas cuando pensamos en situaciones que afectan a los animales en general, especialmente cuando pensamos en la situación de los animales salvajes.
Lo que recordamos de la naturaleza: documentales de naturaleza que muestran animales de gran tamaño, adultos y teniendo una buena vida
Lo que realmente ocurre en la naturaleza: la inmensa mayoría de animales son de pequeño tamaño, mueren siendo muy jóvenes, y experimentan un gran sufrimiento desde que nacen hasta que mueren
En la naturaleza, por cada animal que sobrevive, miles o incluso millones de ellos no logran sobrevivir. Sin embargo, puesto que no solemos tener esta información, y puesto que los animales que mueren no nos resultan visibles, solamente nos fijamos en aquellos que sobreviven. Los escasos supervivientes se convierten en nuestra imagen mental de la vida en la naturaleza, y por eso tendemos a creer que la mayoría de los que nacen consiguen sobrevivir. Es como pensar que quienes ganaron la lotería fueron quienes jugaron. Este es un ejemplo de sesgo de supervivencia.
Para reflexionar: si el 99,99% de animales que nacen en la naturaleza mueren de manera dolorosa poco después de nacer, pero solamente vemos al 0,01% que sobrevive, ¿cómo influye esto en nuestra percepción de cómo es la vida de los animales que viven en la naturaleza?
Otro factor que lleva a muchas personas a creer que los procesos naturales tienen un balance positivo para los animales es una deducción errónea: “si las acciones humanas tienen un balance negativo para los animales, resulta obvio que los procesos naturales tienen un balance positivo, porque no son causados por seres humanos”. Pero esta deducción es errónea, ya que el hecho de que las acciones humanas tengan un balance negativo en los animales no supone que los procesos naturales tengan un balance positivo.
Muchas personas tienen una visión romántica y poco realista de la vida en la naturaleza. Piensan que la mayoría de animales tenían vidas en las que predominaban las experiencias positivas antes de que los humanos interfirieran. Esta visión romántica ignora muchas cuestiones evidentes:
Uno de los factores que contribuyen a la prevalencia de esta visión romántica de la vida en la naturaleza es el sesgo de anclaje, que nos lleva a confiar en la primera información que recibimos sobre un tema. Las primeras ideas que aprendemos sobre la naturaleza (a menudo a través de libros infantiles, películas y documentales) determinan cómo seguiremos viéndola. Estas primeras impresiones, positivas, no se corresponden con la realidad.
Ante la información de que los procesos naturales tienden a maximizar el sufrimiento, muchas personas intentan justificarlo asumiendo que debe servir a algún propósito mayor. Varios prejuicios contribuyen a esta tendencia:
Podemos observar que estos sesgos funcionan de manera conjunta porque, para que alguien intente justificar el sufrimiento, no basta con creer que hay un agente detrás: también necesita creer que el objetivo que este agente supuestamente intenta alcanzar es justo.
Estos prejuicios pueden llevar a la conclusión de que el sufrimiento por causas naturales probablemente “forma parte de un plan mayor”, y que intentar reducirlo solamente empeorará las cosas.
Pregunta de pensamiento crítico: ¿Está mal prevenir los desastres naturales o las enfermedades naturales que matan a millones de seres humanos, puesto que eso supondría interferir en algún gran plan que busca un bien mayor?
La mayoría de personas cree que tiene mayor responsabilidad por los actos perjudiciales que por las omisiones igualmente perjudiciales (o incluso más perjudiciales). Hay quienes llegan incluso a no considerarse moralmente responsables en absoluto por omitir la ayuda. Todos estos son ejemplos del sesgo de omisión.
El sesgo de omisión influye en la negligencia en relación con los daños derivados de procesos naturales, ya que se trata de daños que no requieren ninguna acción por nuestra parte para que sigan produciéndose.
Preguntas importantes:
¿Lo que debería importar es el origen del daño (si surgió de prácticas humanas o de procesos naturales) o la cantidad de daño que podríamos evitar?
¿Importa a las víctimas el origen de los daños?
¿No preocuparse por las víctimas de procesos naturales y por cómo nuestras omisiones perjudican a quienes estas afectan es de verdad compatible con una preocupación sincera por aquellos seres a quienes afectan nuestras decisiones?
Nuestro cerebro suele centrarse en porcentajes y no en números reales. Esto puede hacer que tomemos decisiones muy equivocadas cuando nos enfrentamos a problemas a gran escala.
Ejemplo:
¿Qué preferiríamos?:
El sesgo de proporción hace que la primera opción parezca mejor, aunque la segunda tenga un valor esperado 10 veces mayor en cuanto al número de animales ayudados.
Tenemos una tendencia a centrarnos en los resultados inmediatos que en los beneficios a largo plazo. Este es un ejemplo de sesgo a corto plazo, un tipo de sesgo temporal que nos inclina a dar menos importancia a un acontecimiento cuanto más lejano esté en el futuro.
Este sesgo nos hace descartar soluciones que pueden tardar en desarrollarse, pero que consideraríamos claramente mejores si observáramos la línea temporal completa. Este sesgo inclina a muchas personas a afirmar que la cuestión del sufrimiento de los animales salvajes es menos importante porque las soluciones a gran escala pueden tardar en surgir.
Recuerda: Muchos avances médicos han necesitado décadas de investigación. Si solamente financiáramos investigaciones que mostraran resultados inmediatos, no conseguiríamos la mayoría de los grandes avances.
Quienes defienden a los animales asumen a menudo que al público en general no le importará el sufrimiento de los animales salvajes porque:
Este razonamiento contiene varios errores, que veremos a continuación.
Suposiciones equivocadas:
Uno de los factores detrás de estas suposiciones es el efecto de falso consenso, también denominado efecto burbuja, en el que se asume que la opinión de los miembros del propio grupo refleja la opinión de la mayoría de personas.
Aceptar la propuesta de ayudar a los animales salvajes no requiere cambiar nuestra manera de alimentarnos y de vestirnos, sino apoyar la investigación y las políticas necesarias. En realidad, esto puede ser más fácil de aceptar para la mayoría de la gente que el veganismo.
A menudo, cuando alguien afirma “ríndete porque no le importará a nadie”, en realidad está enmascarando “ríndete porque no quiero que le importe a nadie”. Así que vale la pena intentar investigar si una supuesta preocupación por la opinión pública es genuina o si está enmascarando una objeción a lo que se propone. Este patrón puede aparecer no solamente en conversaciones entre dos personas, sino en las conversaciones que una persona puede tener consigo misma. Este caso es un ejemplo de sesgo de autoengaño.9
El hecho de que comprendamos estos sesgos a nivel intelectual no supone que desaparezcan de manera automática.10 Modificar nuestras reacciones emocionales, intuiciones y sentimientos viscerales requiere práctica y un esfuerzo consciente.
Idea clave: Al igual que ocurre con el desarrollo de cualquier otra habilidad, la superación de prejuicios requiere una práctica constante a lo largo del tiempo.
Por eso deberíamos preguntarnos cuando pensemos en el tema del sufrimiento de los animales salvajes (o en cualquier otro tema) lo siguiente: ¿estoy razonando de manera honesta y siguiendo las conclusiones de ese razonamiento, aunque indiquen que tengo que modificar mi manera de pensar, o estoy ajustando el razonamiento y la información para no tener que cambiar lo que antes pensaba?
En otras palabras, la práctica constante de la honestidad intelectual es ya una forma de intentar reducir la influencia que estos prejuicios tienen en nuestra vida.
Para reflexionar: Los sesgos son algo intuitivo y se dan de forma natural. ¿Qué nos dice esto sobre la manera de tomar decisiones morales? ¿Son nuestras intuiciones una buena guía para estas decisiones?
1 National Museum of Natural History & Smithsonian Institution (1996) “Numbers of insects (species and individuals)”, Smithsonian, Information Sheet Number 18 [referencia: 4 de junio de 2025]. Tomasik, B. (2019 [2009]) “How many animals are there?”, Essays on Reducing Suffering, Aug 07 [referencia: 3 de junio de 2025].
2 Para una introducción general a los distintos tipos de sesgos, ver The Decision Lab (2021) “Biases”, The Decision Lab [referencia: 4 de junio de 2025].
3 Para saber más sobre cómo los sesgos cognitivos influyen en nuestras respuestas al problema del sufrimiento de los animales salvajes, ver Vinding, M. (2020) “Ten biases against prioritizing wild-animal suffering”, Magnus Vinding, July 2 [referencia: 12 de junio de 2025]; Cunha, L. C. (2024a) “Vieses que inclinam a uma negligência da situação dos animais selvagens”, Senciência e ética: perguntas e respostas, 22 de abril de 2024 [referencia: 13 de junio de 2025].
4 National Museum of Natural History & Smithsonian Institution (1996) “Numbers of insects (species and individuals)”, op. cit. Tomasik, B. (2019 [2009]) “How many animals are there?”, op. cit.
5 Esta comparación se refiere a las población de animales explotados y de animales salvajes en un momento dado. Para más detalles sobre esta comparación, ver Tomasik, B. (2019 [2009]) “How many animals are there?”, op. cit.
6 Sobre los factores biológicos que nos inducen a sentir mayor o menor empatía por determinados tipos de animales, ver Miralles, A.; Raymond M. & Lecointre, G. (2019) “Empathy and compassion toward other species decrease with evolutionary divergence time”, Scientific Reports, 9, 19555 [referencia: 2 de junio de 2025].
7 Para estadísticas sobre la explotación de gambas, ver Waldhorn, D. R. & Autric, E. (2023) “Shrimp: The animals most commonly used and killed for food production”, OSF Preprints, September 08 [referencia: 12 de junio de 2025]. Para una comparación de las cifras de cada tipo de animal explotado, ver Cunha, L. C. (2024b) “Quais problemas afetam as maiores quantidades de animais? – Um breve resumo”, Senciência e ética: perguntas e respostas, 20 de fevereiro de 2024 [referencia: 3 de junio de 2025].
8 Tomasik, B. (2019 [2009]) “How many animals are there?”, op. cit.
9 Sobre la relación entre los sesgos cognitivos y el autoengaño, véase Nicholson, A. (2007) “Cognitive bias, intentionality and self-deception”, Teorema, 26 (3), pp. 45-58 [referencia: 13 de junio de 2025].
10 Sobre la manera en que la percepción de algunos sesgos puede bastar para superarlos, ver Caviola, L.; Faulmüller, N.; Everett, J. A. C.; Savulescu, J. & Kahane, G. (2014) “The evaluability bias in charitable giving: Saving administration costs or saving lives?”, Judgment and Decision Making, 9, pp. 303-315 [referencia: 1 de junio de 2025]. Sobre el motivo por el cual esto es insuficiente para superar otros sesgos, ver Kahneman, D. (2011) Thinking, fast and slow, New York: Farrar, Straus & Giroux.