En los últimos años ha habido un significativo aumento en la consideración a los animales que viven en el mundo salvaje, probablemente potenciado por poderosos medios visuales como la fotografía de escenas de la naturaleza, vídeos en internet y documentales. Cada vez son más quienes quieren saber cómo ayudar a reducir los daños que sufren los animales no solo debido a la acción humana, sino también a causas naturales.
A pesar de esto, muchas personas todavía sostienen una visión irreal e idílica de los animales según la cual los animales viven bien en la naturaleza. Esta lleva a creer que los animales en el mundo salvaje disfrutan de una felicidad que supera al sufrimiento que soportan. Una de las razones principales para que esta visión se haya difundido es que la mayoría no tiene una imagen exacta de cuáles son los animales que viven en la naturaleza y de cuáles son los números en los que se cuentan sus poblaciones. Cuando se pide a la gente que imagine a un animal que vive en la naturaleza, se suele pensar en grandes animales exóticos, en su mayoría mamíferos y en ocasiones aves, que no son realmente representativos de los animales en el mundo salvaje.
Las imágenes emotivas y los relatos que involucran animales salvajes ayudan a crear y reforzar esta visión distorsionada de las poblaciones animales que viven en la naturaleza. Hace un tiempo, National Geographic,1 una revista considerada por lo general como una autoridad en su representación del mundo natural, realizó un estudio de los animales que han aparecido en sus portadas a lo largo de los últimos 55 años. En 153 de las 665 portadas ilustradas aparecían animales. Lo que resulta interesante aquí es el tipo de animales que aparecían. La intención de la revista al escoger a los animales era mostrar a los animales sobre los que trataban los artículos que incluía cada número, o bien a los que podían simbolizar aquello que se contaba en dichos artículos. Su intención no era mostrar a los animales de una manera representativa de su población. Pero la cuestión es que mucha gente sí suele entender que los animales que salen en imágenes como esas son realmente representativos.
El siguiente gráfico de National Geographic muestra el número de veces que aparecieron distintos tipos de animales en las portadas de su revista:
Para ver el grado en que el número de animales en el gráfico difiere del número real de animales que viven en la tierra, consideremos las siguientes estimaciones del número total de tipos de animales en la naturaleza:2
El gráfico de la revista muestra que solo 9 portadas han presentado invertebrados (7 insectos y 2 moluscos), es decir, el 5,88% del total, a pesar de que los invertebrados representan más del 99,999999% de todos los animales silvestres.
La forma en que los animales están agrupados en el gráfico también es reveladora. En su informe, National Geographic proclama que “las aves lideran en las apuestas de las portadas”. Pero esto es solo porque, a excepción de una especie, todas las aves se agrupan, mientras que los mamíferos se distinguen en diferentes grupos (monos, osos, elefantes, leones, tigres, etc.) en las 92 portadas con mamíferos.
Los mamíferos ascienden a más del 60% de los animales destacados, aunque son menos del 0,0000001% de los animales que existen en el planeta. Las aves han aparecido en casi el 20% de las portadas de National Geographic, cuando son menos del 0,00000001% de los animales que viven en la naturaleza.
Incluso si solo consideramos a los vertebrados, el verdadero número de animales todavía no estaría bien representado. Entre los 144 vertebrados destacados, solo 4 de ellos han sido reptiles, 3 anfibios y 13 peces, cuando los animales así clasificados pueden ser diez veces más numerosos que los mamíferos, y más de veinte veces más numerosos que los pájaros.
El gráfico muestra pingüinos por separado como si no fueran aves, y tiburones como si no fueran peces. Es probable que esto se haga simplemente porque esos animales son interesantes para el público, a pesar de que son minoría, y de que no constituyen categorías separadas. Diferentes especies de felinos también se muestran por separado, mientras que los insectos se agrupan, a pesar de que, si bien hay alrededor de 40 especies felinas, se estima que hay varios millones de especies de insectos.3
A pesar de que la intención de la revista era describir animales que serían representativos de sus historias y no necesariamente de la naturaleza como tal, la elección de historias y animales representados en la revista contribuye a una visión distorsionada de los animales salvajes y de cómo es su vida por lo normal.
La cantidad de sufrimiento en la naturaleza depende de la diferente tasa de supervivencia de los animales que viven en ella. National Geographic tiende a presentar los animales que son más icónicos, sin dar prioridad a las historias con los tipos de animales menos populares.
Sin embargo, debido a que se reproducen teniendo enormes camadas o poniendo un gran número de huevos, los animales menos populares se encuentran entre los que tienen las tasas de supervivencia más bajas. Esta estrategia reproductiva, que fue tradicionalmente conocida como selección r, es seguida por casi todos los animales.4 Las ratas, por ejemplo, dan a luz a cientos de crías durante sus vidas, las ranas pueden poner miles de huevos, y los peces pueden poner millones de huevos. Pero, en promedio, sólo sobrevivirá un animal por cada madre o padre. Los otros mueren, muchos de ellos cuando ya son plenamente sintientes y de formas dolorosas (como morir de hambre o ser matados por otros animales). Esto significa que la gran mayoría de los animales que llegan a la existencia viven vidas muy cortas en las que experimentan poco más que sufrimiento. En muchos casos, lo único que experimentan en su vida es la agonía de morir inmediatamente tras comenzar a existir.
Solo un número relativamente pequeño de animales en la naturaleza (básicamente algunos mamíferos y aves) tiene tan solo una cría cada vez, e invierte esfuerzo en cuidar de ella, aumentando así en gran medida sus posibilidades de supervivencia. Tradicionalmente se llamó a esto selección K.5 Otros siguen una estrategia reproductiva mixta, teniendo varias crías a las que dan algún cuidado parental. Sin embargo, como hemos visto, la mayoría de animales en la naturaleza son invertebrados, y la mayoría de los invertebrados tiene una gran descendencia, y, por tanto, escasas posibilidades de supervivencia. Incluso la mayoría de los vertebrados, los peces, tiene también una gran descendencia. Y ello también sucede en el caso de los roedores, que son la mayoría de mamíferos.
Esto no significa que sólo los animales jóvenes sufren en la naturaleza. Los animales adultos también sufren por una serie de razones, como condiciones climáticas extremas, o hambre y sed, así como accidentes y lesiones. Sin embargo, la razón principal por la que el sufrimiento excede en gran medida a la felicidad en la naturaleza es la pequeña proporción de animales que sobreviven, lo que se debe a la estrategia reproductiva seguida por la mayoría de los animales. Más del 99,999999999% de animales son miembros de especies que se reproducen trayendo a la existencia un gran número de progenie, es decir, los tradicionalmente llamados estrategas r. Como resultado, la mayoría mueren poco después de llegar a la existencia, a menudo de maneras dolorosas.
En contraste con esto, la lista de portadas de National Geographic incluye 63 mamíferos y 2 aves tradicionalmente clasificadas como selección K, 29 mamíferos siguiendo una estrategia reproductiva mixta y otras 30 aves con estrategias reproductivas no especificadas. Finalmente, 4 reptiles, 3 anfibios, 13 peces, 7 insectos y 2 moluscos, todos los cuales se reproducen con enormes camadas, completan la selección.
¿Por qué es esto un problema? Una visión distorsionada de las poblaciones de animales que viven en la naturaleza se manifiesta en una falta de preocupación por los daños que sufren y de interés en descubrir maneras de darles ayuda. Esta visión inexacta resulta perjudicial para los animales, ya que contribuye a la idea errónea de que los animales viven principalmente buenas vidas en la naturaleza.
Esta opinión entre el público se refuerza y se perpetúa cuando los animales presentados de manera más habitual por revistas científicas populares como National Geographic no son reflejo de los animales más comunes. Sin embargo, es posible aprender sobre esto, y dar a conocer información acerca de las poblaciones reales de animales en la naturaleza, y las situaciones a las que se enfrentan. Si trabajas o interactúas con revistas científicas o medios de comunicación, o si puedes escribir cartas al equipo de redacción, es posible animar a dar más cobertura a la mayoría de los animales, que son ignorados, y explicar que la naturaleza no es un lugar idílico para ellos.
1 Newman, C. (2014) “Graphic: What animals appear most on National Geographic’s covers?”, National Geographic, December 31 [referencia: 2 de enero de 2017].
2 National Museum of Natural History & Smithsonian Institution (ca. 2008) “Numbers of insects (species and individuals)”, Encyclopedia Smithsonian [referencia: 5 de enero de 2015]. Tomasik, B. (2009) “How many wild animals are there?”, Essays on Reducing Suffering [referencia: 15 de diciembre de 2016]. Tomasik, B. (2012) “One trillion fish”, Essays on Reducing Suffering [referencia: 5 de enero de 2015].
3 Gaston, K. J. (1991) “The magnitude of global insect species richness”, Conservation Biology, 5, pp. 183-196. Chapman, A. D. (2009) Numbers of living species in Australia and the World, 2nd ed., Toowoomba: Australian Biodiversity Information Services [referencia: 6 de enero de 2017]. Hamilton, A. J.; Basset, Y.; Benke, K. K.; Grimbacher, P. S.; Miller, S. E.; Novotný, V.; Allan Samuelson, G. A.; Stork, N. E.; Weiblen, G. D. & Yen, J. D. L. (2010) “Quantifying uncertainty in estimation of tropical arthropod species richness”, The American Naturalist, 176, pp. 90-95. Mora, C.; Tittensor, D. P.; Adlf, S.; Simpson, A. G. & Worm, B. (2011) “How many species are there on Earth and in the ocean?”, PLOS Biology, 9 (8) [referencia: 6 de enero de 2017].
4 Gould, S. J. (1982) “Nonmoral nature”, Natural History, 91, pp. 19-26. Sagoff, M. (1984) “Animal liberation and environmental ethics: Bad marriage, quick divorce”, Osgoode Hall Law Journal, 22, pp. 297-307 [referencia: 6 de enero de 2017]. Ng, Y.-K. (1995) “Towards welfare biology: Evolutionary economics of animal consciousness and suffering”, Biology and Philosophy, 10, pp. 255-285. Clarke, M. & Ng, Y.-K. (2006) “Population dynamics and animal welfare: Issues raised by the culling of kangaroos in Puckapunyal”, Social Choice and Welfare, 27, pp. 407-422. Horta, O. (2015) “The problem of evil in nature: Evolutionary bases of the prevalence of disvalue”, Relations: Beyond Anthropocentrism, 3, pp. 17-32 [referencia: 6 de noviembre de 2015]; Horta, O. (2017 [2010]) “Refutando la visión idílica de la naturaleza”, en Navarro, A. X. C. & González, A. G. Es tiempo de coexistir: perspectivas, debates y otras provocaciones en torno a los animales no humanos, La Plata: Editorial Latinoamericana Especializada en Estudios Críticos Animales, pp. 161-180 [referencia: 20 de septiembre de 2017].
5 La razón por la que estos términos ya no se usan es que se empleaban de manera habitual para aludir no solo a si determinados organismos vivos tienen un número grande o pequeño de crías, sino también a elementos de su historia vital como la edad durante la reproducción, cuánto viven, etc., y se descubrió más tarde que algunas de estas características eran inexactas. Ver sobre esto Pianka, E. R. (1970) “On r– and K-selection”, The American Naturalist, 104, pp. 592-597; Pianka, E. R. (1972) “r and K selection or b and d selection?”, The American Naturalist, 106, pp. 581-588 [referencia: 11 de diciembre de 2013]; Parry, G. D. (1981) “The meanings of r- and K- selection”, Oecologia, 48, pp. 260-264 [referencia: 15 de febrero de 2013]; Boyce, M. S. (1984) “Restitution of r- and K–selection as a model of density-dependent natural selection”, Annual Review of Ecology and Systematics, 15, pp. 427-447 [referencia: 15 de febrero de 2014]; Stearns, S. C. (1992) The evolution of life histories, Oxford: Oxford University Press.
Véase también Reznick, D.; Bryant, M. J. & Bashey, F. (2002) “r-and K-selection revisited: The role of population regulation in life-history evolution”, Ecology, 83, pp. 1509-1520.