Jornada Mundial por el Fin de la Pesca 2023

Jornada Mundial por el Fin de la Pesca 2023

25 Mar 2023


El sábado 25 de marzo es la Jornada Mundial por el Fin de la Pesca. Creada en 2017 en Suiza por la asociación Pour l’Égalité Animale, organizaciones de defensa de los animales de todo el mundo participan en esta campaña para pedir el fin de la pesca y la explotación de los animales en piscifactorías.

En Ética Animal nos unimos a esta reivindicación debido al gran sufrimiento y las muertes que la pesca y las piscifactorías provocan a seres sintientes. Estamos hablando de cifras difíciles de imaginar, y estas siguen creciendo. Debemos acabar con esta masacre antes de que se extienda todavía más.

La magnitud de la pesca

Los peces, los crustáceos y los cefalópodos constituyen el mayor grupo de animales que se matan para alimentación. Se calcula que cada año mueren por este motivo hasta 2,3 billones de individuos de diferentes especies.

Además de los peces, también son víctimas de la pesca masiva crustáceos como cangrejos, cigalas, gambas y langostas. También se capturan cefalópodos como pulpos, calamares y sepias, entre otros.

El proceso de captura de los peces es traumático, estresante, y les causa lesiones o la muerte inmediata. Algunos animales quedan atrapados bajo el peso de miles de otros peces, lo que hace que puedan morir asfixiados. Otros quedan enganchados en anzuelos. A algunos les explotan los órganos debido a los cambios de presión cuando son extraídos de las profundidades del océano.

Aún si sobreviven a todo esto, acaban siendo “procesados”, congelados vivos, cocinados o incluso comidos estando aún vivos y conscientes.

Enormes cantidades de animales invertebrados también padecen un inmenso sufrimiento durante la pesca. Más de 400.000 barcos de arrastre de 65 países capturan y matan anualmente 1,3 toneladas de gambas, lo cual equivale a billones de individuos. Debido a su pequeño tamaño, estos animales se consumen en cantidades mucho mayores que otros.

Piscifactorías

Otra área de explotación de animales acuáticos cada vez más preocupante es la cría de animales en piscifactorías. Se calcula que cada año se crían y matan 167.000 millones de peces en sitios como estos. Esta cifra no incluye los más de 604.000 millones de invertebrados, como los crustáceos, que también se crían en dichos lugares, para finalmente ser sacrificados.

Animales invertebrados como gambas, cangrejos, langostas, pulpos, calamares y cangrejos de río se crían cada vez más en piscifactorías intensivas, sobre todo porque se consideran una alternativa sostenible a la pesca en alta mar. Sin embargo, esto supone el sufrimiento de muchos más individuos. Cuando se aborda la cuestión de la pesca en términos de sostenibilidad, se pasa por alto el factor más importante: el bienestar de las víctimas de esta práctica.

Como consecuencia de este tipo de cría, los animales son vulnerables a enfermedades que a menudo son inmensamente dolorosas y muy a menudo letales. Estas enfermedades también se propagan a los animales marinos salvajes, lo cual aumenta todavía más la cadena de sufrimiento. También hay que añadir que los antibióticos utilizados para tratar estas enfermedades suelen tener efectos secundarios en los animales.

Son animales sintientes

Existen pruebas, reconocidas por la Declaración de Cambridge sobre la Consciencia, además de diversos estudios sobre el comportamiento de los animales, que demuestran que los peces y muchos animales invertebrados son sintientes. Esto significa que tienen la capacidad de sentir dolor y sufrimiento, así como disfrute. Los invertebrados como los crustáceos cumplen muchos de los criterios físicos, neurofisiológicos y de comportamiento asociados a la sintiencia.

A pesar de estos conocimientos, cada año se matan billones de animales acuáticos debido a la indiferencia por parte de los seres humanos por su bienestar. El hecho de que se cuenten en toneladas y no en individuos indica no solamente la enorme magnitud de esta industria, sino también el grado de desprecio por los propios animales. Se trata de seres individuales a los que se daña y mata.

No hay justificación razonable

Los seres humanos utilizan muchas justificaciones para seguir causando daños a estos animales. Los argumentos se basan en factores como la mera pertenencia a una especie, el tamaño, el hábitat o la supuesta falta de inteligencia similar a la humana. Sin embargo, estas diferencias son irrelevantes para el bienestar de estos animales. No tener en cuenta sus intereses es simplemente una discriminación especista.

Es injusto discriminar a los seres humanos por el color de su piel, el género o las capacidades cognitivas. Lo que debemos tener en cuenta es simplemente la capacidad de sufrir y disfrutar. Sabemos que los peces y muchos otros animales acuáticos también pueden sentir y sufrir. Por lo tanto, debemos darles la misma consideración.

Es importante que dediquemos nuestros esfuerzos a difundir este mensaje e incentivar un cambio ahora, para evitar el sufrimiento de muchos más animales acuáticos que existirán en el futuro.