La piscicultura es la práctica de criar y matar peces y otros animales (tales como crustáceos y anfibios), principalmente para alimento. La cría de estos animales en cautividad lleva décadas en continuo crecimiento. Entre 1970 y 2006 esta industria aumentó un 6,9% al año,1 y en los últimos años, casi la mitad de los productos marinos que comen los humanos proviene de piscifactorías.2 Este pescado también se usa para alimentar a otros animales: se utilizan más de 2,5 toneladas de pescado al año para producir alimento para gatos.3
Se estima que cada año se matan entre 51.107 y 167.476 millones de peces,4 sin incluir el resto de seres vivos con sentimientos que también se matan en granjas acuáticas, bien criados para consumo humano, o bien para utilizarlos como alimento para otros animales. Normalmente, los crustáceos criados por acuicultura son alimentados con restos de pescado destinados a la pesca y con moluscos triturados con su concha en molinos.
En las piscifactorías se cría una gran variedad de peces, pero unas especies en mayor cantidad que otras. Las más habituales son carpas, tilapias, esturiones, salmones y bagres.5 La mayoría de las especies de crustáceos no se pueden criar en cautividad debido a su pequeño tamaño y a las enfermedades que contraen en los estanques. Sí se crían en granjas el camarón blanco del Pacífico y el langostino jumbo (Penaeus monodon).
Los defensores de la cría en piscicultura proclaman que este método evitará el problema de la escasez de pescado, y de otros animales acuáticos, debido a la pesca. Esta postura no tiene en cuenta la capacidad de sufrir que tienen los peces o su intención de permanecer con vida. Solo tiene en cuenta los beneficios que obtienen los humanos de la explotación de animales acuáticos. El objetivo de la cría de peces es conseguir los máximos niveles de producción de peces y de otros animales para su consumo al menor precio. Debido a esto se actúa sin cuidado y con desconsideración hacia los animales acuáticos, obligándoles a tener una vida miserable y una muerte temprana y, a menudo, dolorosa.
No es posible mantener a animales en granjas acuáticas sin causarles daño alguno. Los cuidados rutinarios que necesitan suponen su extracción del agua para medirlos, sus acuarios se limpian con químicos dañinos, y en general tienen una vida desagradable debido a la manipulación que sufren y a la invasión de su hábitat por parte de seres humanos. Asimismo, por definición, la crianza de animales en granjas para el consumo significa que serán finalmente sacrificados.
Los peces provenientes de la piscicultura se pueden criar en ecosistemas naturales (lagos, ríos, u océanos), o en acuarios de piscifactorías. Hay tres tipos principales de acuicultura, dependiendo del método utilizado para criar los animales: extensiva, semintensiva e intensiva.
En la cría extensiva los animales consiguen el alimento de su hábitat natural y no los alimentan los humanos; los criadores únicamente manipulan el entorno en el que se están criando. La población de peces se controla manipulando variables medioambientales tales como los nutrientes, la luz y las condiciones del agua. Se les mantiene de manera que no puedan escapar y que se les pueda capturar fácilmente. A veces la captura de estos peces se conoce con términos como “recolecta” y “cosecha”, palabras utilizadas de manera eufemística e inapropiada, puesto que su uso habitual se refiere a seres vivos no humanos y sin sintiencia, como son las plantas.
En sistemas semintensivos los peces están en un entorno semicontrolado. Parte de su comida proviene de los criadores, y el resto de su alimentación proviene del medioambiente. También se controlan otras variables de su entorno, como por ejemplo la circulación del agua. De este modo será posible criar peces en mayores densidades de lo que es posible en la acuicultura extensiva donde, como veremos más adelante, se causa molestias, enfermedades y daños a los peces.
Finalmente, en los estanques de crianza intensiva la cantidad de peces es mucho más grande. En estas piscifactorías las condiciones en las que viven los animales, su alimentación y reproducción están totalmente en manos de seres humanos.
Además de las piscifactorías que se conocen actualmente, se están estudiando métodos de acuicultura que convierten extensiones de agua naturales más grandes, sin comunicación con otros entornos acuáticos, en enormes zonas de cría extensiva o semiintensiva.
El recaudo de huevos que ponen los crustáceos se puede incrementar utilizando varios métodos de cría en cautividad. Uno de estos métodos consiste en capturar a la hembra y someterla a cambios bruscos de temperatura para inducir el desove.
Estos animales pueden poner varios cientos de miles de huevos que pueden nacer en un día. Otra técnica de reproducción en cautividad consiste en la captura (“recolecta”) de larvas. Las larvas se conservan en incubadoras donde el criador controla la circulación del agua. Después de 2 ó 3 semanas las larvas se convierten en postlarvas y se llevan a depósitos más grandes con circuito abierto de agua, llamados viveros. En estos viveros se mantienen durante un mes o mes y medio. Cuando las postlarvas pesan entre 1 y 2 gramos entran en la fase de pre-engorde de su vida en cautividad, en este momento se llevan a “estanques de engorde” para prepararlos para su consumo. A pesar de que los procesos de crianza y engorde se llevan a cabo en una instalación única, algunas empresas especializadas utilizan instalaciones múltiples de reproducción en cautividad (conocidas como “piscinas de maduración”). Los estanques de engorde se pueden situar entre zonas de mareas con mallas que funcionan como barreras que dejan pasar el agua.
Asimismo, la cría de crustáceos se puede llevar a cabo en depósitos de agua con compuertas que permiten que entre agua del mar, de un lago o de un río. A posteriori son transportadas a estanques de engorde en cuyo proceso mueren gran número de postlarvas de camarones. Las que sobreviven se capturan en el estanque de engorde varios meses después utilizando redes o vaciando el agua de los estanques.
Al igual que ocurre con los crustáceos, se observan varias etapas en la crianza de peces. En primer lugar, los alevines (crías de peces) crecen en cautividad, aunque pueden ser capturados antes de la edad adulta. Los peces adultos preparados para la reproducción también pueden ser capturados, pero por lo general, y cada vez con más frecuencia, se reproducen y crecen en cautividad. Algunas especies como las anguilas, se capturan en su hábitat natural porque no es posible criarlas en piscifactorías.
Los peces necesitan encontrarse en un entorno relajado y sin estrés para reproducirse. En época de reproducción se sitúa a los peces en estanques con menor densidad de animales que cuando están en etapa de engorde, donde el espacio del recinto es mínimo, llega a ser hasta de un m3 de agua por ejemplar. En ocasiones se deja a los peces que se reproduzcan a su ritmo, pero a menudo se utilizan técnicas de inducción para el desove.
La inducción del desove se puede practicar inyectando hormonas como la gonadotropina o gonadotropina coriónica humana, la cual se obtiene de la orina de algunas mujeres.
En ciertas ocasiones los huevos se recogen fácilmente, ya que los fertilizados flotan mientras que los no fertilizados se hunden. En otras ocasiones, la colecta de huevos se hace mediante una técnica llamada eufemísticamente “masaje abdominal”. Esta técnica consiste en aplicar presión al abdomen de los peces de manera que la hembra expulsa los huevos a la fuerza, método extremadamente estresante y perjudicial para ella. En algunos casos se utiliza un catéter artificial que se introduce, a través del orificio urogenital, en el cuerpo de la hembra para abrir el oviducto. A continuación se aplica la presión abdominal para que los huevos pasen a través del catéter y caigan a un receptáculo.6
Los huevos se recogen y se depositan en incubadoras varios días hasta que nacen las larvas. Entonces se llevan a unos recipientes, que suelen ser pequeños estanques cilíndricos, cuya agua se renueva constantemente. Este procedimiento se lleva a cabo porque de otra manera morirían grandes cantidades de larvas y, cuanto mayor sea el número de larvas supervivientes, mayor será el beneficio.
Cuando las larvas se convierten en alevines y consiguen un peso de 1 o 2 gramos, pueden trasladarse a estanques más grandes para su pre-engorde, venderse a otras empresas de acuicultura, o llevarse al mar para pescarlas más adelante. En la fase de prengorde los peces se habitúan a la comida que se les dará en la fase de engorde y también a las condiciones que soportarán viviendo con multitud de peces en tan poco espacio. Algunas veces incluso se tienen que habituar a un cambio de agua dulce a agua salada.
Durante todas las fases del desarrollo de los peces, el proceso de crecimiento normal queda afectado por el hacinamiento, que altera el desarrollo normal de formas que pueden ser dañinas.7
Cuando su tamaño no supone un riesgo para su transporte, se les lleva a los estanques de engorde.8 En estos estanques los animales compiten por la comida, de modo que el alimento se les debe administrar en pequeñas cantidades y de manera regular. Así se intenta evitar que los peces más fuertes dejen sin alimento a los más débiles.
Estos peces sufren daños de diversa índole. Aunque vivan sin enfermedades, al igual que ocurre con los animales terrestres, la vida en cautiverio tiene como consecuencia una muerte prematura y, por tanto, se les priva de posibles experiencias positivas en el futuro. Pero sobre todo, el daño que se les causa es la carencia de calidad de vida por algunas de las siguientes causas:
El transporte de animales a piscifactorías significa que serán sometidos a daños psicológicos de los que tardan mucho tiempo en recuperarse.9 La agitación desencadena síntomas de estrés,10 y hace a los animales más susceptibles de contraer enfermedades.11 Está demostrado, por ejemplo, que los peces que sufren estrés contraen con más frecuencia la enfermedad de las manchas blancas.12
En los estanques de crianza los peces suelen estar hacinados en espacios reducidos. Esto ocurre sistemáticamente en el caso de truchas y salmones,13 lubinas,14 doradas15 o pargos dorados.16 La falta de espacio para nadar, y vivir rodeados de tanta cantidad de peces les causa estrés.17
La relación entre la concentración de peces y el daño que esto les causa no es necesariamente lineal. En el caso de los salmones, por ejemplo, los efectos negativos que les causa el hacinamiento solo aparecen cuando se rebasa cierta densidad de peces en los estanques, y luego el incremento en los efectos negativos puede ser mayor que el cambio proporcional al añadir más individuos.18 Además del estrés producido por la superpoblación, se dan otros factores como la falta de calidad en el agua, lo cual supone otro factor negativo añadido.13 19 La falta de espacio dificulta también la obtención de oxígeno. Los peces necesitan el oxígeno que encuentran en el agua y cuando el oxígeno no alcanza ciertos niveles, estos animales se encuentran en situaciones de estrés y su salud se ve perjudicada. En casos extremos mueren por asfixia.
El efecto que causa la falta de espacio en algunos peces es mucho peor en aquellos que forman jerarquías sociales.20 Estas condiciones les pueden hacer comportarse de manera agresiva,21 incluyendo el canibalismo.22
La luz artificial emitida por lámparas acuáticas puede utilizarse para acelerar el crecimiento de los peces.23 Algunas veces se usan estas luces en las incubadoras para reducir el tiempo de sueño de los alevines y que ingieran más alimento. En ciertas especies como en los salmónidos, este hecho altera su tiempo de maduración; de modo que en el momento de su captura han alcanzado mayor tamaño. El uso de las lámparas puede afectar a su alimentación, ya que los peces a veces evitan acercarse a ellas y por tanto se alejan de la comida.24
En el caso de los salmones comunes, la alteración de la luz y las elevadas temperaturas han sido identificadas como los principales factores causantes de deformidades vertebrales.25
La malnutrición y el hambre puede estar presente en la vida de los peces de las piscifactorías debido a la competición entre ellos por el alimento. Además del hecho de sufrir hambre, la falta de alimento afecta a las truchas porque les causa mayor erosión de las aletas dorsales,26 lo cual les dificulta la capacidad de nadar y, por tanto, se reducen sus posibilidades de supervivencia. Se ha demostrado que el salmón del Atlántico nada más despacio y hace menos esfuerzo para conseguir su alimento si no se alimenta de manera apropiada.27
Las situaciones que se han explicado anteriormente causan estrés y daños para la salud en estos animales,28 pero además de lo ya mencionado, existen otras razones por las que su salud se destruye. En muchas ocasiones, estos animales se hacen heridas de roce debido a la gran densidad de peces que cohabitan en los estanques y, estas heridas se llegan a infectar con facilidad. También se produce quemazón por el contacto con las jaulas que, al igual que las heridas, se infectan.
Las alteraciones químicas del agua, que ocurren también por las condiciones de hacinamiento, convierte a los peces en seres vulnerables y sensibles a contraer enfermedades que no contraerían en un entorno más favorable. Algunas veces se mata a estos peces enfermos.
Para más información, se puede visitar nuestra página sobre enfermedades de peces y crustáceos.
Las infecciones y la muerte masiva de peces se previenen administrándoles antibióticos, que producen efectos negativos en ellos y les bajan las defensas.29 La administración de antibióticos es también un causante de estrés para estos animales.30 Es importante señalar que tanto las enfermedades como los antibióticos afectan, no solo a los animales de las piscifactorías, sino también a otros que viven en libertad en entornos cercanos.31
Por todas las razones señaladas anteriormente, el índice de mortalidad en las granjas de peces antes del momento de su captura es muy alto.32 Evidentemente todos estos animales sufren de una muerte temprana, bien por enfermedad, o bien capturados por los humanos. Estos peces y otros animales acuáticos con capacidad de sufrimiento se sacrifican con métodos dolorosos y, en la mayoría de los casos, mientras son totalmente conscientes. Sufren antes del momento de su muerte debido al dolor y las molestias producidos por su transporte a los lugares donde se les va a capturar.33 Asimismo, a menudo se les hace pasar hambre extrema antes de morir. El cuerpo tarda en asimilar el alimento y convertirlo en carne y hueso. Por tanto, se verá como un desperdicio alimentar a los animales cuando no les queda mucho tiempo para morir, ya que ese alimento no se convertirá en carne nueva.34
Es importante señalar que se mata a otros animales para utilizarlos como alimento de los que se crían en piscifactorías, principalmente crustáceos y otros peces. Por lo tanto, estos animales también son víctimas del consumo humano de peces y de otros animales acuáticos. Además de alimentar a los animales en las granjas de peces con los cuerpos de otros peces, más de la mitad de la producción de grasa de peces que proviene de peces capturados o criados en granjas se usa para alimentar a salmones.
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1 Bostock, J.; McAndrew, B.; Richards, R.; Jauncey, K.; Telfer, T.; Lorenzen, K.; Little, D.; Ross, L.; Handisyde, N.; Gatward, I. & Corner, R. (2010) “Aquaculture: Global status and trends”, Philosophical Transactions of The Royal Society B: Biological Sciences, 365, pp. 2897-2912.
2 Un estudio sobre la importancia de la cría de peces señaló en años recientes: “la acuicultura contribuyó al 43 por ciento de la comida animal acuática para el consumo en 2007 (peces, crustáceos y moluscos; excluyendo a mamíferos, reptiles y plantas acuáticas), y se espera que crezca más para cumplir las demandas futuras”. Ibid.
3 Silva, S. S. de & Turchini, G. M. (2008) “Towards understanding the impacts of the pet food industry on world fish and seafood supplies”, Journal of Agricultural and Environmental Ethics, 21, pp. 459-467.
4 Mood, A. & Brooke, P. (2019) “Estimated numbers of individuals in global aquaculture production (FAO) of fish species (2017)”, Fishcount.org.uk, Sep [referencia: 1 de octubre de 2021].
5 Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2021) “Estadísticas: introducción”, División de pesca [referencia: 1 de octubre de 2021].
6 Szczepkowski, M. & Kolma, R. (2011) “A simple method for collecting sturgeon eggs using a catheter”, Archives of Polish Fisheries, 19, pp. 123-128.
7 Moreau, D. T. R. & Fleming, I. A. (2011) “Enhanced growth reduces precocial male maturation in Atlantic salmon”, Functional Ecology, 26, pp. 399-405.
8 Un tamaño aceptable para el transporte varía según la especies y el peso. Por ejemplo, las anguilas son movidas cuando pesan en torno a 5 gramos, mientras que, en el caso de las lubinas, pueden pesar más de 40 gramos en el momento en que se piensa en el transporte. En el caso de los salmónidos su peso puede variar mucho, dependiendo del momento del año en que son transportados, desde 15-20 gramos en primavera hasta 100 gramos en otoño. Los animales de algunas especies, como las truchas, si no son sacadas de los tanques de engorde en invierno, pueden pesar más de 200 gramos.
9 Bandeen, J. & Leatherland, J. F. (1997) “Transportation and handling stress of white suckers raised in cages”, Aquaculture International, 5, pp. 385-396. Iversen, M.; Finstad, B. & Nilssen, K. J. (1998) “Recovery from loading and transport stress in Atlantic salmon (Salmo salar L.) smolts”, Aquaculture, 168, pp. 387-394. Rouger, Y.; Aubin, J.; Breton, B.; Fauconneau, B.; Fostier, A.; Le Bail, P.; Loir, M.; Prunet, P. & Maisse, G. (1998) “Response of rainbow trout (Oncorhynchus mykiss) to transport stress”, Bulletin Francais de la Peche et de la Pisciculture, 350-351, pp. 511-519. Barton, B. A. (2000a) “Salmonid fishes differ in their cortisol and glucose responses to handling and transport stress”, North American Journal of Aquaculture, 62, pp. 12-18. Sandodden, R.; Findstad, B. & Iversen, M. (2001) “Transport stress in Atlantic salmon (Salmo salar L.): anaesthesia and recovery”, Aquaculture Research, 32, pp. 87-90. Chandroo, K. P.; Cooke, S. J.; McKinley, R. S. & Moccia, R. D. (2005) “Use of electromyogram telemetry to assess the behavioural and energetic responses of rainbow trout, Oncorhynchus mykiss (Walbaum) to transportation stress”, Aquaculture Research, 36, pp. 1226-1238.
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13 Ewing, R. D. & Ewing, S. K. (1995) “Review of the effects of rearing density on the survival to adulthood for Pacific salmon”, Progressive Fish-Culturist, 57, pp. 1-25.
14 Vazzana, M.; Cammarata, M.; Cooper, E. L. & Parrinello, N. (2002) “Confinement stress in seabass (Dicentrarchus labrax) depresses peritoneal leukocyte cytotoxicity”, Aquaculture, 210, pp. 231-243.
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21 Greaves, K. & Tuene, S. (2001) “The form and context of aggressive behaviour in farmed Atlantic halibut (Hippoglossus hippoglossus L.)”, Aquaculture, 193, pp. 139-147.
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23 Puvanendran, V. & Brown, J. A. (2002) “Foraging, growth and survival of Atlantic cod larvae reared in different light intensities and photoperiods”, Aquaculture, 214, pp. 131-151.
24 Se ha mostrado con razones empíricos que muchos peces evitan las luces brillantes. Los salmones del Atlántico, por ejemplo, evitan la luz brillante en la superficie del agua, excepto cuando necesitan permanecer allí para alimentarse: Fernö, A.; Huse, I.; Juell, J. E. & Bjordal, A. (1995) “Vertical distribution of Atlantic salmon (Salmo salar L.) in net pens: Trade-off between surface light avoidance and food attraction”, Aquaculture, 132, pp. 285-296; Juell, J. E.; Oppedal, F.; Boxaspen, K. & Taranger, G. L. (2003) “Submerged light increases swimming depth and reduces fish density of Atlantic salmon Salmo salar L. in production cages”, Aquaculture Research, 34, pp. 469-477.
25 Fjelldal, P. G.; & Hansen, T.; Breck, O.; Ørnsrud, R.; Lock, E.-J.; Waagbø, R.; Wargelius, A. & Eckhard Witten, P. (2012) “Vertebral deformities in farmed Atlantic salmon (Salmo salar L.) – etiology and pathology”, Journal of Applied Ichthyology, 28, pp. 433-440.
26 Winfree, R. A.; Kindschi, G. A. & Shaw, H. T. (1998) “Elevated water temperature, crowding and food deprivation accelerate fin erosion in juvenile steelhead”, Progressive Fish-Culturist, 60, pp. 192-199 [referencia: 7 de mayo de 2017].
27 Andrew, J. E.; Noble, C.; Kadri, S.; Jewell, H. & Huntingford, F. A. (2002) “The effects of demand feeding on swimming speed and feeding responses in Atlantic salmon Salmo salar L., gilthead sea bream Sparus aurata L. and European sea bass Dicentrarchus labrax L. in sea cages”, Aquaculture Research, 33, pp. 501-507.
28 Barton, B. A. (2000b) “Stress in fishes: A diversity of responses”, American Zoologist, 40, pp. 937-1937. Conte, F. S. (2004) “Stress and the welfare of cultured fish”, Applied Animal Behaviour Science, 86, pp. 205-223. Contreras-Sanchez, W. M.; Schreck, C. B.; Fitzpatrick, M. S. & Pereira, C. B. (1998) “Effects of stress on the reproductive performance of rainbow trout (Oncorhynchus mykiss)”, Biology of Reproduction, 58, pp. 439-447.
29 Rijkers, G. T.; Teunissen, A. G.; Van Oosterom, R. & Van Muiswinkel, W. B. (1980) “The immune system of cyprinid fish. The immunosuppressive effect of the antibiotic oxytetracycline in carp (Cyprinus carpio L.)”, Aquaculture, 19, pp. 177-189.
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31 Krkošek, M.; Lewis, M. A.; Morton, A.; Frazer, L. N. & Volpe, J. P. (2006) “Epizootics of wild fish induced by farm fish”, Proceedings of the National Academy of Sciences, 103, pp. 15506-15510. Johansen, L. H.; Jensen, I.; Mikkelsen, H.; Bjørn, P. A.; Jansen, P. A. & Bergh, O. (2011) “Disease interaction and pathogens exchange between wild and farmed fish populations with special reference to Norway”, Aquaculture, 315, pp. 167-186.
32 Otro factor para que esto suceda es que los peces, así como otros animales mantenidos en las piscifactorías, son estrategas r, y sus características genéticas no pueden ser fácilmente reconocidas y seleccionadas por los humanos, como ocurre con los estrategas K. Esto hace más difícil seleccionar a los que pueden resistir determinadas condiciones, y hace más alta la posibilidad de que mueran debido a las mismas.
33 Erikson, U.; Sigholt, T. & Seland, A. (1997) “Handling stress and water quality during live transportation and slaughter of Atlantic salmon (Salmo salar)”, Aquaculture, 149, pp. 243-252. Iversen, M.; Finstad, B.; McKinley, R. S.; Eliassen, R. A.; Carlsen, K. T. & Evjen, T. (2005) “Stress responses in Atlantic salmon (Salmo salar L.) smolts during commercial well boat transports, and effects on survival after transfer to sea”, Aquaculture, 243, pp. 373-382. Alanara, A. & Brannas, E. (1996) “Dominance in demand-feeding behaviour in Arctic charr and rainbow trout: The effect of stocking density”, Journal of Fish Biology, 48, pp. 242-254.
34 Einen, O.; Waagan, B. & Thomassen, M. S. (1998) “Starvation prior to slaughter in Atlantic salmon (Salmo salar): I. Effects on weight loss, body shape, slaughter- and fillet-yield, proximate and fatty acid composition”, Aquaculture, 166, pp. 85-104. Ginés, R.; Palicio, M.; Zamorano, M. J.; Argüello, A.; López, J. L. & Afonso, J. M. (2002) “Starvation before slaughtering as a tool to keep freshness attributes in gilthead sea bream (Sparus aurata)”, Aquaculture International, 10, pp. 379-389.