Daños físicos que sufren los animales en el mundo salvaje

Este texto es parte de una serie que examina la situación de los animales que viven en el mundo salvaje. Es posible ver más textos que tratan la forma en que los animales sufren y mueren en la naturalureza en la página principal sobre la situación de los animales en el mundo salvaje. Para más información sobre cómo ayudar a los animales heridos, ver nuestra página sobre rescates a animales atrapados.

Los daños físicos son una de las principales amenazas a los animales que viven en el mundo salvaje. En algunos casos los animales sufren daños importantes que los matan de manera directa. En otros casos los daños pueden afectarlos de formas que son letales de manera indirecta; por ejemplo, al reducir la capacidad de encontrar comida o de evitar a los depredadores. Incluso cuando los animales no mueren debido a estos, pueden sufrir dolor crónico, en especial cuando no se curan de manera correcta.

Los animales que viven en el mundo salvaje pueden sufrir distintos tipos de daños. En un sentido amplio podemos dividir las causas de los daños físicos en tres categorías principales: conflictos con otros animales, accidentes, y daños provocados por condiciones climáticas extremas y desastres naturales.

Los conflictos entre animales pueden darse con animales de otra especie (como en la depredación) o de su propia especie (como en los conflictos por el territorio o las parejas, o en la coacción sexual). Otros daños son provocados por accidentes o condiciones climáticas extremas. Por ejemplo, los polluelos muchas veces sufren lesiones o heridas tras caer del nido, y los incendios forestales pueden provocar quemaduras a los animales. También, durante las mudas, los invertebrados pueden perder parte de su cuerpo, y sus apéndices pueden quedar atrapados.

Daños provocados por conflictos con otros animales

Depredación

En muchas ocasiones, los depredadores no consiguen su objetivo en sus ataques. A menudo sus víctimas consiguen escapar incluso tras ser capturados en un inicio, pero pueden sufrir daños terribles. Por ejemplo, los erizos sufren daños en las patas tras ser atacados por zorros, y en ocasiones las pierden.

El siguiente vídeo muestra a un erizo que ha perdido una pata, probablemente por el ataque de un zorro. Podemos observar la dificultad con la que camina. La herida probablemente reduzca su capacidad de encontrar comida y de evitar a los depredadores, además del dolor físico que le provoca.

Esta foca escapó de un tiburón que la estaba atacando, pero sufrió daños graves en la aleta.

Los anfibios como las ranas sufren a menudo deformidades como la pérdida o el crecimiento parcial de patas. Estas deformidades son provocadas por la depredación selectiva de renacuajos por parte de ninfas de anisópteros.1 Las ninfas de anisópteros no suelen comer los renacuajos enteros, sino que los atrapan y buscan las partes suaves para comer, normalmente parte de las patas. Dependiendo de la fase de desarrollo del renacuajo al sufrir el ataque, puede regenerar por completo la pata que falta, perderla por completo, o desarrollarse de manera parcial. La rana madura debe intentar así sobrevivir con una pata parcial o ausente; y, en ocasiones, sin ojos. Este ataque durante la fase de renacuajo hace más difícil para el animal encontrar comida o evitar a los depredadores a lo largo de la vida.

Conflictos intraespecíficos: luchando por el territorio y las parejas

Un conflicto entre miembros de la misma especie puede provocarles también traumatismos. Por ejemplo, los animales se persiguen y luchan entre sí para defender su territorio, establecer una nueva jerarquía social o de apareamiento, y proteger a sus crías. La lucha por alimentos, agua, refugio y otras necesidades básicas puede llevar a un comportamiento agresivo que hace que se provoquen lesiones.

El siguiente video muestra a una leona solitaria herida tras una pelea con un grupo de machos más jóvenes. La pelea puede haber sido por el territorio, por el cadáver de un animal o por un intento de cópula forzada. Tiene la cola rota, una herida abierta en la pata trasera izquierda, y cojea mucho. Es poco probable que sobreviva sola, y sigue al grupo que la hirió con la esperanza de que compartan comida con ella.

Las focas grises son territoriales durante la estación de reproducción. Esta foca joven sufrió lesiones graves en la cara, el cuello y los ojos. Sus heridas probablemente fueron provocadas por otra foca. Los elefantes marinos machos usan el enorme peso corporal y los caninos cuando luchan por el control de una playa y, por lo tanto, por el acceso a las hembras. Aunque estas peleas pocas veces resultan letales, pueden provocar graves desgarros y cortes en los participantes, como puede verse a continuación:

Accidentes

Los animales que viven en la naturaleza están expuestos a accidentes en la vida cotidiana. Muchos de ellos son producidos por caídas, madrigueras que se derruban,2 colisiones o por quedar atrapados de diferentes formas. Las aves chocan contra los árboles, los elefantes quedan atrapados en los pantanos, los ciervos se perforan los ojos con las ramas bajas, y las ardillas caen de los árboles. Así mismo, los animales pueden lesionarse durante las peleas.

Daños por aplastamiento

Muchos animales sufren daños por aplastamiento. El tipo y el grado de daño por aplastamiento dependen de la cantidad de fuerza con la que el animal sea golpeado con lo que le cae encima. Podemos encontrar desde contusiones menores hasta hemorragias severas, fracturas y rotura de órganos internos. Por ejemplo, las rocas o las ramas de los árboles pueden caer encima de un animal. Algunos animales pisan a otros más pequeños por accidente. Los pingüinos machos pueden aplastar por accidente a las crías cuando se están exhibiendo, lo cual puede causar daños a estas últimas. Las morsas se asustan con facilidad. La cercanía de un depredador, o el ruido de un barco o avión pueden provocar que las morsas entren en pánico, y se dirijan al agua en estampida. Estas estampidas son extremadamente peligrosas para las crías, que pueden ser dañadas o morir aplastadas.3

Fracturas

Los vertebrados pueden sufrir una gran variedad de fracturas en los huesos de la columna vertebral, la cabeza, el cuello, las extremidades, la mandíbula, las alas, la concha o los cuernos.

Las fracturas de huesos en la columna vertebral, las extremidades y las alas son habituales, y pueden resultar letales.4 Puede resultarnos familiar el caso de los caballos que no pueden sobrevivir con una pata rota. Esto se debe a que teniendo unas piernas especialmente delgadas, al sufrir una fractura, su fina piel penetra alrededor de los huesos, y las arterias se dañan, cortando el suministro de sangre. Por otro lado, si por causa de una lesión se tumban durante un período prolongado de tiempo, también son susceptibles de padecer neumonía.5

Se han documentado casos de morsas cayendo de acantilados, a menudo en gran número. En un refugio de animales salvajes en Alaska, las morsas han caído desde el mismo acantilado desde 1996.7 Estas caídas les provocan la muerte o lesiones graves. No resulta totalmente clara la causa de estos accidentes. Las morsas a menudo se arrastran hacia la tierra para descansar y, a veces, cuando las playas están demasiado llenas, suben pendientes suaves, con acantilados al otro lado. Una vez allí, pueden asustarse por los osos polares, o simplemente perder el equilibrio al regresar al mar.7 El siguiente video muestra una gran cantidad de morsas, entre doscientas y trescientas, que caen y mueren en un pequeño tramo de playa. Podemos ver el primer plano de una morsa que ha sobrevivido a la caída. Sigue respirando, pero es incapaz de moverse, y debe haber sufrido de manera terrible antes de morir.

Las aves tienen patas que se rompen con facilidad por ser pequeñas y sus huesos a menudo huecos. También pueden volverse frágiles debido a la desnutrición o a una puesta excesiva de huevos. Las aves sufren a menudo roturas de patas cuando se pelean con otros animales, cuando sufren caídas o colisiones, o son pisadas de manera accidental por otro animal más grande. La rotura de huesos en las patas o alas de las aves voladoras y de los pingüinos son graves y, a menudo, letales.8 La delgadez de los huesos de las aves voladoras les ayuda a volar, pero hace que estos sean más propensos a romperse o fragmentarse.9

Las lesiones en los huesos alrededor de los ojos (fracturas orbitales) ocurren cuando hay un golpe directo en la cara, por una roca que cae, por el choque contra un árbol o una pared, por caídas o por una patada de otro animal. Pueden causar hemorragias en el ojo, y provocar infecciones posteriores.10

Las tortugas se pueden fracturar el caparazón debido a caídas o al impacto de objetos, o siendo pisadas por otros animales. Las fracturas grandes pueden resultar bastante serias. El caparazón de una tortuga sirve como una especie de espina dorsal y, en función de dónde se produzca la rotura, una tortuga puede quedar paralizada, o sus pulmones pueden colapsar. Si la fractura es profunda puede haber pérdida de sangre. Además, un caparazón puede deteriorarse a causa de hongos o infecciones bacterianas bajo la grieta. Los animales acuáticos son especialmente susceptibles a que les ocurra esto. Existen terminaciones nerviosas en el caparazón y alrededor de él, por lo que estos animales pueden sufrir dolor, de la misma manera que una rotura ósea resulta dolorosa. Algunas roturas no se curan, y las que sí lo hacen tardan bastante tiempo en sanar. Debido a que tienen un metabolismo lento, la rotura de un caparazón puede tardar años en curarse.

Los cuernos también están hechos de hueso, y pueden sangrar. Si se desgarran cerca de la base, la piel también puede sufrir desgarros.11

Los picos pueden romperse por colisiones o peleas. También puede suceder si el ave se queda atrapada y se asusta intentando escapar. Los picos tienen piel cubierta de queratina (el mismo material que nuestras uñas). Estos están unidos a los huesos, y la punta tiene una concentración de nervios y vasos sanguíneos. Las aves usan los picos no solamente como boca, sino también para agarrar cosas. Si el pico de un ave está dañado, es posible que no pueda comer, beber, construir un nido o protegerse. Algunas roturas causan sangrado y, en algunos casos, un ave puede desangrarse hasta morir a causa de un pico roto. Esta situación también pueden provocarles problemas respiratorios o sinusales.12 Los picos no se reparan por sí solos, pero la parte lesionada puede crecer. La punta crece de manera continua porque se desgasta a causa del uso, pero las lesiones alejadas de la punta pueden provocar desfiguraciones permanentes. Un ave con el pico dañado solamente podrá comer alimentos blandos, lo que dificultaría su supervivencia en la naturaleza.

Desgarro de alas

Las alas de los murciélagos y los insectos pueden desgarrarse debido a choques con objetos, plantas, espinas o por infecciones de hongos. El desgarro de las alas de los murciélagos es un daño importante, y puede suponerles pérdida de sangre.13 Los desgarros pueden sanar por sí solos, pero afectan a la capacidad de vuelo, y en ocasiones lo impiden por completo. Además, los animales heridos necesitan descanso y energía extra para curarse, proceso durante el cual son más vulnerables a la falta de alimento, la depredación y otras amenazas.

Daños en los ojos

Los animales pueden sufrir daños en los ojos por objetos extraños o punzantes, o debido al humo. Una forma habitual en que un animal puede experimentar un daño en los ojos es chocándose con ramas. Debido a que muchos animales, como los ciervos y antílopes, escapan de los depredadores o de otras amenazas corriendo hacia zonas arboladas, es habitual que se golpeen con ramas medio caídas. La pérdida de visión o el daño permanente, aunque sea de un solo ojo, pueden hacer que un animal tenga más posibilidades de ser víctima de la depredación o de otros accidentes en el futuro.

La situación de los animales voladores es algo mejor porque tienen pocos elementos contra los que chocarse en su recorrido. Sin embargo, las aves pueden dañarse los ojos cayendo de árboles cuando son jóvenes, o chocándose con ramas al despegar. También pueden sufrir daños por las garras de otras aves en peleas. Los daños en los ojos que no se curan limitan la capacidad de un ave para volar.

Los daños en párpados, como desgarros o heridas punzantes, suceden a menudo debido a caídas o choques. El párpado es una parte frágil del cuerpo del animal. Puede dañarse con facilidad y, si no se cura de manera correcta, provocar una pérdida de visión o una infección. Tener arena, cristal u otros objetos extraños en el ojo puede resultar muy doloroso para muchos animales, que se provocan heridas al intentar sacarlos.14

Amputaciones

Los animales pueden perder por completo apéndices como extremidades y antenas en accidentes o peleas, pero muchos de ellos los pierden debido a la autoamputación. Cuando se encuentran en peligro, los pulpos se amputan los tentáculos, los lagartos la cola, o las arañas las patas. Esto puede suceder cuando se les quedan atrapados en alguna parte, en peleas con otros animales, o para evitar que el veneno de una picadura se extienda por su cuerpo. La autoamputación puede producirse también en situaciones no peligrosas; por ejemplo, puede ser una respuesta al dolor causado por una herida.15

El grado hasta el cual la pérdida de un apéndice afecta a un animal depende del tipo de apéndice, de la función de este y del ambiente. Algunos animales, como los pulpos y las arañas, pueden arreglárselas en ocasiones al perder un tentáculo o una pata.16

Muchos invertebrados, en especial los jóvenes, pueden regenerar miembros, antenas y otras partes del cuerpo mediante la muda. La gravedad y duración de un daño reparable depende de la edad, la frecuencia y duración de la muda, y la parte del cuerpo dañada.17 Un cangrejo de río que solo muda una vez al año puede arreglárselas sin una pata, pero la pérdida de una pinza o de una antena podría afectar de manera importante a su capacidad de sobrevivir a peleas con otros animales, y de explorar su entorno buscando refugio.18 La falta de una pata puede suponer un gran perjuicio para insectos saltadores como los grillos.19

No siempre es posible regenerar por completo una parte del cuerpo dañada o amputada. La parte que la reemplaza, por ejemplo, puede no ser igual en cuanto a la estructura y la función. También puede suceder que algunos daños no lleguen a curarse debido a su gravedad, o la edad del animal.20

Algunos vertebrados tienen cierta capacidad regenerativa, como los lagartos que regeneran la cola, los peces a los que les vuelven a crecer las aletas,21 y las salamandras a las que les vuelven a crecer las extremidades.22 Los murciélagos pueden regenerar las alas y las orejas, y los ungulados las astas.23 Sin embargo, las partes que vuelven a crecer pueden ser más pequeñas o débiles. Además, es posible que no se regeneren en absoluto si el animal se encuentra bajo un gran estrés.

Muda

La muda es una causa habitual de daño en los artrópodos. Aunque no estén heridos, los artrópodos necesitan mudar el exoesqueleto para crecer, y el nuevo exoesqueleto debe endurecerse o reconstruirse junto con otras partes del cuerpo, como el revestimiento de los órganos.

Aunque los artrópodos son vulnerables a los daños externos durante la muda, tienen más posibilidades de morir o resultar heridos mientras su nuevo exoesqueleto es todavía suave debido a problemas durante el complejo proceso de muda.24 Podrían no conseguir regenerar la parte herida del cuerpo, lo cual supondría una reducción en la actividad hasta la siguiente muda,25 que podría tener lugar en meses o incluso años. Esto resulta peor en el caso de los animales de mayor edad, que tienden a mudar con menor frecuencia al envejecer.

Algunas larvas no pueden respirar mientras su exoesqueleto se está desprendiendo, y se pueden asfixiar si el proceso dura demasiado. Las larvas de las efímeras pueden necesitar más oxígeno antes de mudar porque se desprenden del epitelio traqueal, y dejar de respirar durante el proceso de muda.26 En otras especies la liberación del exoesqueleto puede durar meses y, si se atasca, los animales pueden resultar aplastados hasta morir al crecer dentro.27

Los artrópodos que mudan pueden también perder alguna de las extremidades, aplastarse los pulmones, o dañarse un ojo u otro tejido suave. Los daños son más probables si un animal sufre una muda anormal del exoesqueleto, un problema denominado disecdisis, que puede ser provocado por el estrés. Algunos daños provocan hemorragias que ponen en riesgo la vida.28 Los animales son más susceptibles a ataques de depredadores o de animales de la misma especie mientras están mudando. Por ejemplo, es más probable que las gambas sean dañadas o matadas por otras gambas durante ciertas fases de la muda.29

Daños por condiciones climáticas y desastres naturales

Los animales que viven en el mundo salvaje a menudo tienen que enfrentarse a condiciones climáticas extremas. Debido a esto, pueden verse dañados de formas que pueden ser muy dolorosas, debilitantes o mortales.

Las tormentas son un peligro para los animales que no pueden buscar refugio. Los animales marinos pueden ser arrojados contra las rocas durante la tormenta. Las aves acuáticas son golpeadas por bolas de hielo durante las tormentas de granizo. Esto puede provocar un daño a los órganos internos, la rotura de alas y extremidades, y lesiones oculares. Las aves acuáticas están especialmente en riesgo por este motivo.30

La sobreexposición al sol puede producir quemaduras solares, cuya gravedad puede ir desde quemaduras leves hasta la destrucción completa de la piel y los tejidos subyacentes. Las heridas más graves pueden ser letales. Animales como hipopótamos, elefantes y cerdos tienen una piel sensible. Para evitar quemaduras solares, se cubren la piel con barro. Cuando este no es de fácil acceso, lo cual ocurre, por ejemplo, durante las sequías, pueden sufrir graves quemaduras. Una sequía ocurrida en 2007 en Lamu, en el norte de Kenia, provocó que hipopótamos y otros animales quedaran atrapados en estanques de barro secos. Al ser incapaces de cubrirse la piel con una capa protectora de lodo húmedo, muchos de ellos sufrieron graves quemaduras solares.31

El clima frío también puede causar lesiones a los animales que viven en la naturaleza. Éstos pueden llegar a sufrir congelación. Este gato feral perdió partes de las orejas y la nariz tras permanecer en un clima frío. También, las aves pueden perder las patas al quedar atrapadas en barandillas congeladas.

Efectos a largo plazo de los daños físicos en el mundo salvaje

Cuando un animal sufre daños físicos, pero no muere, puede sufrir de varias maneras. En primer lugar, por el dolor provocado por las heridas. Un animal herido puede experimentar un intenso dolor y malestar. El dolor puede llevar también a comportamientos que resultan peligrosos para el animal, como una reducción del consumo de comida y agua, que provoca pérdida de peso, degradación muscular y alteración de la respiración.32 En segundo lugar, es probable que un animal dañado sufra a causa de varios problemas debido a las infecciones y enfermedades relacionadas. Sin tratamiento médico, una infección es el correlato natural de una herida en el mundo salvaje. Los tejidos dañados tienden a infestarse por parásitos (algo conocido como miasis).33 La infestación parasitaria puede resultar extremadamente dolorosa, y provocar complicaciones adicionales como diarrea, vómitos y trastornos visuales.

Por último, el efecto incapacitante del daño, aumentado por la infección o la infestación parasitaria, pone en peligro el bienestar del animal en muchos aspectos. En particular, el animal puede ser incapaz de escapar de situaciones amenazantes, o de seguir el ritmo de su grupo social. También pueden ser incapaces de comer o beber de manera adecuada, con el consiguiente riesgo para su salud y para seguir con vida. Los animales dañados pueden convertirse en objetivos preferentes de los depredadores y de los miembros competitivos de su propia especie.34

Los animales que viven en el mundo salvaje son vulnerables a una gran variedad de horribles daños físicos. Las causas de tales daños son múltiples y variadas: cortes y mordeduras por parte de depredadores o de miembros competitivos de la misma especie; fuego, hielo y lluvias torrenciales; caídas y choques; o autoamputación y accidentes durante la muda.

Para más información sobre las formas en que podemos ayudar a los animales que sufren daños en el mundo salvaje, ver Rescatando a animales atrapados y heridos.


Lecturas recomendadas

Blair, J.; Wassersug, R. J. & Ross, S. T. (2000) “Variation in the pattern of predatord induced damage to tadpole tails”, Copeia, 2000, pp. 390-401.

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Notas

1 Ballengee, B. & Sessions, S. K. (2009) “Explanation for missing limbs in deformed amphibians”, Journal of Experimental Biology Part B: Molecular & Developmental Evolution, 312B, pp. 770-779.

2 Homer, B. L; Berry, K. H.; Brown, M. B.; Ellis, G.; Jacobson, E. R. (1998) “Pathology of diseases in wild desert tortoises from California”, Journal of Wildlife Diseases, 34, pp. 508-523 [referencia: 29 de agosto de 2019].

3 Minerals Management Service & Alaska OCS Region (2008) “Beaufort Sea and Chukchi Sea planning areas: Oil and gas lease sales 209, 212, 217, and 221”, vol. 2, Washington, D. C.: U. S. Department of the Interior, ch. 4.4 [referencia: 24 de agosto de 2019]; Goldberg, S. (2014) “US reroutes flights around Alaska beach in attempt to avoid walrus stampede”, The Guardian, Thu 2 Oct [referencia: 3 de septiembre de 2019].

4 Bulstrode, C.; King, J. & Roper, B. (1986) “What happens to wild animals with broken bones?”, The Lancet, 327, pp. 29-31.

5 Cook, C. (2011) “Why does a broken leg mean the end for a horse?”, The Guardian, 23 Sep [referencia: 29 de agosto de 2019].

6 Badger, T. A. (1996) “Biologists puzzled by walruses’ deadly falls from Alaska cliffs”, The Washington Post, [referencia: 5 de agosto de 2019].

7 Letzer, R. (2019) “Is climate change really causing walruses to jump off cliffs?”, LiveScience, April 13 [referencia: 8 de septiembre de 2019].

8 Penguin Rescue (2019) “Penguin rescue rehabilitation”, Rehabilitation, Penguin Rescue [referencia: 7 de agosto de 2019].

9 Bennett, R. A. & Kuzma, A. B. (1992) “Fracture management in birds”, Journal of Zoo and Wildlife Medicine 23, pp. 5-38 [referencia: 4 de agosto de 2019].

10 Gelatt, K. N. (2021) “Eye emergencies”, Merck Manual: Veterinary Manual, Jan [referencia: 27 de febrero de 2021].

11 Morris, P. J.; Bicknese, B. & Sutherland-Smith, M. (2008) “Repair of horn and frontal bone avulsion in a forest buffalo (Syncerus caffer nanus) with a polymethylmethacrylate dressing,” Journal of Zoo and Wildlife Medicine, 39, pp. 99-102.

12 Harvey, P. (2010) “Avian casualties: Wildlife triage”, Vet Times, September 20 [referencia: 7 de septiembre de 2019].

13 Khayat, R. O. S.; Shaw, K. J.; Dougill, G.; Melling, L. M.; Ferris, G. R.; Cooper, G. & Grant, R. A. (2019) “Characterizing wing tears in common pipistrelles (Pipistrellus pipistrellus): Investigating tear distribution, wing strength, and possible causes”, Journal of Mammalogy, 100, pp. 1282-1294 [referencia: 3 de septiembre de 2019].

14 Kirby, R.; Gelatt, K. N. & Wilkins, P. A. (2019) “Eye Emergencies”, op. cit. Richter, V. & Freegard, C. (2009) Standard operating procedure first aid for animals, Canberra: Department of Environment and Conservation [referencia: 29 de agosto de 2019].

15 Emberts, Z.; Miller, C. W.; Kiehl, D.; St. Marya, C. M. (2017) “Cut your losses: Self-amputation of injured limbs increases survival”, Behavioral Ecology, 28, pp. 1047-1054 [referencia: 5 de octubre de 2019]. Kachramanoglou, C.; Carlstedt, T.; Koltzenburg, M. & Choi, D. (2011) “Self-mutilation in patients after nerve injury may not be due to deafferentation pain: A case report”, Pain Medicine, 12, pp. 1644-1648 [referencia: 7 de septiembre de 2019].

16 Alupay, J. S. (2013) “Characterization of arm autotomy in the octopus, Abdopus aculeatus (d’Orbigny, 1834)”, tesis doctoral, Berkeley: University of California [referencia: 7 de septiembre de 2019].

17 Mykles, D. L. (2001) “Interactions between limb regeneration and molting in decapod crustaceans”, Integrative and Comparative Biology, 41, pp. 399-406 [referencia: 3 de julio de 2019]. O’Neill, M.; DeLandro, D. & Taylor, D. (2019) “Age-related responses to injury and repair in insect cuticle”, Journal of Experimental Biology, 222 [referencia: 24 de octubre de 2019].

18 Koch, L. M.; Patullo, B. W.; Macmillan, D. L. (2006) “Exploring with damaged antennae: do crayfish compensate for injuries?”, Journal of Experimental Biology, 209, pp. 3226-3233 [referencia: 30 de agosto de 2019].

19 Parle, E.; Dirks, J.-H. & Taylor, D. (2016) “Bridging the gap: wound healing in insects restores mechanical strength by targeted cuticle deposition”, Journal of the Royal Society, 13 (117) [referencia: 29 de agosto de 2019].

20 O’Neill, M.; DeLandro, D.; Taylor, D. 2019 “Age-related responses to injury and repair in insect cuticle”, Journal of Experimental Biology, 222 [referencia: 24 de octubre de 2019]. Parle, E; Dirksb, J.-H. & Taylor, D (2017) “Damage, repair and regeneration in insect cuticle: The story so far, and possibilities for the future”, Arthropod Structure and Development, 46, pp. 49-55.

21 Darnet, S.; Dragalzew, A. C.; Amaral, D. B.; Sousa, J. F.; Thompson, A. W.; Cass, A. N.; Lorena, J.; Pires, E. S.; Costa, C. M.; Sousa, M. P.; Fröbisch, N. B.; Oliveira, G.; Schneider, P. N.; Davis, M. C.; Braasch, I. & Schneider, I. (2019) “Deep evolutionary origin of limb and fin regeneration”, Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 116, pp. 15106-15115 [referencia: 30 de junio de 2019].

22 Brockes, J. P. (1997) “Amphibian limb regeneration: Rebuilding a complex structure”, Science, 276, pp. 81-87.

23 Goss, R. J. (1987) “Why mammals don’t regenerate—or do they?”, Physiology, 2, pp. 112-115.

24 Maginnis, T. L. (2006) “The costs of autotomy and regeneration in animals: A review and framework for future research”, Behavioral Ecology, 17, pp. 857-872 [referencia: 31 de agosto de 2019]. Mykles, D. L. (2001) “Interactions between limb regeneration and molting in decapod crustaceans”, Integrative and Comparative Biology, 41, pp. 399-406 [referencia: 4 de juli od3 2019]. Tower, W. L. “Observations on the changes in the hypodermis and cuticula of coleoptera during ecdysis”, Biological Bulletin, 10, pp. 176-192.

25 Mykles, D. L. (2001) “Interactions between limb regeneration and molting in decapod crustaceans”, Integrative and Comparative Biology, 41, pp. 399-406 [referencia: 13 de marzo de 2019].

26 Camp, A. A.; Funk, D. H. & Buchwalter, D. B. (2014) “A stressful shortness of breath: Molting disrupts breathing in the mayfly Cloeon dipterum”, Freshwater Science, 33, pp. 695-699 [referencia: 12 de octubre de 2019].

27 University of California Museum of Paleontology (2005) “The dangers of molting!”, Understanding Evolution [referencia: 4 de octubre de 2019].

28 Pellett, S. & O’Brien, M. (2019) “Exoskeleton repair in invertebrates”, Veterinary Clinics of North America: Exotic Animal Practice, 22, pp. 315-330.

29 Ibid. Peebles, B. (1978) “Molting and mortality in Macrobrachium rosenbergii”, Proceedings of the Annual Meeting – World Mariculture Society, 9, pp. 39-46.

30 Jones, J. (2015) “Hundreds of flamingos battered to death during giant hailstone storm”, The Local, 3 September [referencia: 14 de febrero de 2019]. SAPeople (2019) “Falcon tragedy: Hundreds of birds die as massive hail storm hits Newcastle overnight”, SA People News, Mar 22 [referencia: 24 de agosto de 2019].

31 Karasin, E. (2016) “Hippos dying from SUNBURN amid Kenyan drought: Extreme heat has dried up mud baths the animals use to protect their skin”, MailOnline, 16 March [referencia: 13 de diciembre de 2019].

32 Ibid. Northern Ireland. Executive Information Service (2015) “Welfare of dogs: Potection from pain and illness”, nidirect [referencia: 3 de marzo de 2019].

33 Pellett, S. & O’Brien, M. (2019) “Exoskeleton repair in invertebrates”, op. cit. Francesconi, F. & Lupi, O. (2012) “Myiasis”, Clinical Microbiology Reviews, 25, pp. 79-105 [referencia: 14 de agosto de 2019].

34 Pellett, S. & O’Brien, M. (2019) “Exoskeleton repair in invertebrates”, op. cit. Curio, E. (1976) The ethology of predation, Berlin: Springer. Martín, J.; de Neve, L.; Polo, V. & Fargallo, J. A. (2006) “Health-dependent vulnerability to predation affects escape responses of unguarded chinstrap penguin chicks”, Behavioral Ecology and Sociobiology, 60, pp. 778-784. Penteriani, V.; Delgado, M. M.; Bartolommei, P.; Maggio C.; Alonso-Álvarez, C. & Holloway, J. (2008) “Owls and rabbits: Predation against substandard individuals of an easy prey”, Journal of Avian Biology, 39, pp. 215-221. Miller, M. W.; Swanson, H. M.; Wolfe, L. L.; Quartarone F. G.; Huwer, S. L.; Southwick, C. H. & Lukacs, P. M. (2008) “Lions and prions and deer demise”, PLOS ONE, 3 (12) [referencia: 13 de febrero de 2013].