Los animales que viven en la naturaleza son particularmente vulnerables a los desastres naturales. Los terremotos, huracanes, erupciones volcánicas, tsunamis e incendios forestales pueden tener consecuencias devastadoras para ellos. En estos casos muchos animales se ahogan, o son enterrados vivos por arrastramientos de tierra, o por las cenizas, la lava o la nieve. Otros son aplastados en madrigueras colapsadas o quemadas; aplastados por árboles, rocas o granizo. Y muchos sufren lesiones graves, incluyendo cortes y abrasiones en los ojos, alas y branquias; problemas respiratorios y digestivos, y erosiones en los dientes; desnutrición; y envenenamiento a causa del agua y la comida contaminadas. Las fuertes erupciones volcánicas y los incendios pueden modificar de manera temporal el clima de la zona, enfriando o calentando el aire, cambiando el viento, o provocando lluvia. Los volcanes, tormentas e inundaciones pueden matar a los animales de manera directa, o provocar problemas a largo plazo al depositar restos, y afectar a la temperatura y salinidad del agua. Todo esto contribuye a la existencia de problemas de salud en los animales marinos, al modificar la circulación del agua, lo cual afecta además a la disponibilidad de nutrientes y la temperatura del agua.1
Un desastre se define en términos humanos como un suceso catastrófico que excede la capacidad de respuesta de una comunidad sin asistencia externa.2 Aunque algunas definiciones solamente incluyen los sucesos que afectan a los seres humanos, los demás animales también son afectados en gran número, y a menudo carecen de la capacidad y los recursos que necesitan para adaptarse a la situación posterior a un desastre. Por lo general, los desastres naturales que dañan a seres humanos también perjudican al resto de animales. Incluso los sucesos naturales inusuales que son leves según estándares humanos pueden resultar catastróficos para los animales que viven en el mundo salvaje.
Entre los factores que influyen en la supervivencia de un animal no humano a un desastre natural se pueden mencionar los siguientes: las adaptaciones específicas que la especie tiene, la fase vital en la que se encuentra, si es o no una estación reproductiva, si es migratorio o tiene otras formas de escapar, y el hábitat particular en el cual vive. Otros factores a tener en cuenta son la condición física o la capacidad de cuidar de sí mismo.3 Es más probable que escapen los animales con vista, oído u otros sentidos agudos,4 como las aves que pueden volar, o los animales más grandes que pueden correr con rapidez. Los animales pequeños pueden ahogarse con mayor facilidad, sus madrigueras se inundan por las riadas o las fuertes lluvias, o son aplastados o quemados cuando quedan atrapados sin posibilidad de escapar.
Los animales pueden quedar desplazados al marcharse a lugares más seguros, o al ser atrapados por fuertes vientos o inundaciones. Si los animales desplazados se amontonan en una zona pequeña, corren el riesgo de sufrir brotes de enfermedades e infestaciones parasitarias. La desnutrición y el hambre por la falta de alimento disponible también suponen importantes riesgos. Los animales podrían quedar también afectados por la exposición al sol, el frío o el viento si no tienen un refugio adecuado.
Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), ocurren 15-20 terremotos en el mundo de una magnitud superior a 7,0 cada año, y más de mil de una magnitud superior a 5,0.5 A diferencia de los huracanes y volcanes, los terremotos afectan sin avisar.6 Además del movimiento de tierra, pueden agitar y desplazar el fondo marino. Las islas y playas pueden desaparecer al hundirse la tierra, o aumentar en tamaño al levantarse el terreno que las rodea.7 El desplazamiento del suelo oceánico puede originar un tsunami, que consiste en una serie de olas altas y rápidas que pueden cruzar océanos, y duran varios días.8 Tras los tsunamis puede haber desprendimientos de tierra que sepultan a los animales con vida y destruyen sus hogares,9 o inundaciones que pueden matarlos.
Un temblor ocurrido cerca de Kaikoura (Nueva Zelanda) en 2016 tuvo efectos devastadores en algunos de los animales que vivían allí. Los más afectados fueron una colonia de pardelas de Hutton, unas aves marinas que anidaban en ese momento. La mitad de las crías fue enterrada por rocas que cayeron, y se calcula que el 25% de 100.000 aves murió. El temblor alteró la forma y la altura del fondo marino, modificando de manera dramática el medioambiente submarino del que dependen los cangrejos, algunos caracoles y otros animales. Las pardelas de Hutton que sobrevivieron al temblor se encontraron en un medioambiente desconocido, en el cual tuvieron que esforzarse por sobrevivir.10 Resulta también probable que algunas focas murieran durante el temblor, puesto que el desprendimiento pasó por encima de sus zonas de cría.11
Cuando los tsunamis golpean, las aves y otros animales pequeños pueden quedar sumergidos en el agua, y ser incapaces de volver a tierra. Algunos pueden ser empujados tierra adentro, lejos del nido. Los nidos de algunas aves que tienen que mantener el calor pueden inundarse con agua fría. Las aves marinas y los peces que viven en aguas poco profundas cerca de la orilla son enterrados con vida por el agua o los escombros, ahogándose. Los peces son llevados hacia la orilla, donde se asfixian al no poder respirar fuera del agua. Algunas playas desaparecen, y los hábitats de agua dulce pueden inundarse con agua salada. Y en definitiva, muchas fuentes de alimento dejan de existir.12
Además de producir tsunamis, los terremotos pueden provocar incendios que originan más muertes, daños y la destrucción de hogares.
Hay al menos 20 volcanes en erupción a lo largo del mundo en cualquier momento, sin incluir los volcanes en erupción bajo el agua, que son muchos más.13 Las erupciones pueden durar meses o años, arrojando lava y cenizas abrasivas y tóxicas, produciendo explosiones, y calentando las aguas cercanas, lo cual puede hervir a los animales mientras siguen con vida.
Las erupciones volcánicas en las islas pueden provocar la muerte o el desplazamiento de todos los animales terrestres y de los animales marinos cercanos. Los terrestres se encuentran en una situación mucho peor, al depender más de la tierra para anidar y buscar comida.14 Es poco probable que las aves que se encuentran en nidos en el cráter escapen, al ser jóvenes, y no poder volar muy lejos. Los animales marinos pueden salir al mar, aunque todas sus crías en la costa podrían morir. Si la lava cubre la isla por completo, otros animales no tendrán donde ir, y quedarán cubiertos por lava o cenizas. Los volcanes pueden matar a todos los animales atrapados en la isla, y destruir el hábitat de los que consiguen escapar, obligándolos a trasladarse.
La lava o las cenizas calientes que flotan en el agua matan a los animales en pozas de las que no pueden escapar. También modifican la acidez y la turbiedad del agua, lo cual también puede obligar a muchos animales marinos a desplazarse. Los peces pueden morir asfixiados o sufrir heridas por ceniza, fragmentos de lava u otros escombros que quedan atrapados en sus branquias.
Los volcanes pueden acompañarse de terremotos y desprendimientos, emisiones de gas y explosiones, incluyendo explosiones submarinas de gas hidrógeno.15 Estas explosiones elevan la temperatura del agua alrededor, acidificándola y desoxigenándola. Esto puede matar a los peces o hacer que abandonen la zona, destruyendo su hábitat, e impidiéndoles volver.16
Incluso si se encuentran muy cerca de costas seguras, los animales pueden desorientarse al intentar escapar del agua caliente, y terminar siendo hervidos mientras siguen con vida. La erupción de 2018 en Hawaii cubrió pozas, e incluso hirvió el mayor lago de agua dulce de Hawaii, matando a los animales que vivían allí.17
La ceniza depositada por los volcanes en tierra contiene químicos y bordes afilados que dañan a los animales en el área durante muchos años tras una erupción. La ceniza causa irritación en los ojos y la piel y es abrasiva para los dientes, las pezuñas, y las alas de los insectos. Su ingestión produce problemas respiratorios y bloqueos gastrointestinales.18 Además, las cenizas y los gases pueden destruir y contaminar las fuentes de alimento y agua. Los animales jóvenes que pastan en zonas volcánicas pueden crecer con fluorosis dental severa, que produce daños en los dientes emergentes, incluyendo esmaltado débil, y facilidad de rotura o pérdida de los mismos. El pobre estado de los dientes contribuye al deterioro de su salud.19
Si la ceniza llega a la atmósfera, puede afectar al clima del entorno durante meses o años. Las gotas de ácido sulfúrico o las partículas de ceniza pueden hacer que baje varios grados la temperatura al bloquear la radiación del sol. Este es el efecto climático más habitual. Pero si las partículas son lo suficientemente grandes, pueden calentar en lugar de enfriar, al bloquear la salida de gases de la tierra.20
El viento, la lluvia y los escombros de las tormentas hieren y matan a los animales, y provocan un gran daño en sus hábitats, incluyendo la destrucción de los refugios y la contaminación de las fuentes de alimento y agua. Los fuertes vientos y la lluvia pueden causarles lesiones, así como problemas respiratorios e infecciones por la entrada de agua en los pulmones.
Durante el huracán Dorian en 2019 los vientos alcanzaron 295 km por hora. Los fuertes vientos y la lluvia pueden producir la rotura de extremidades y traumatismo craneal, así como problemas respiratorios e infecciones al entrar agua en los pulmones. Los animales pueden quedar desplazados y huérfanos. La mayoría de estos problemas no sería fatal si los animales pudieran recibir atención, pero en la mayoría de los casos esto no sucede. Con suerte, algunos mamíferos y aves pueden ser atendidos si las tormentas los arrastran a zonas urbanas, o son encontrados desorientados en el terreno de alguien.
Las tormentas en rotación, conocidas como superceldas, pueden elevarse 16 km, y causar granizadas y tornados. Una tormenta en Billings (Montana) en 2019 tuvo vientos de hasta 119 kilómetros por hora. Miles de aves, la cuarta parte de las que se encontraban en el área, murieron o fueron dañadas tras ser bombardeadas con granizo puntiaguado del tamaño de pelotas de golf.21
Cuando hay una tormenta, los animales de mayor tamaño a menudo intentan escapar hacia terrenos elevados. Muchas aves huyen al sentir cambios en la presión barométrica, y los peces y otros animales marinos buscan aguas más profundas, o intentan migrar a un lugar más seguro. Algunos animales como roedores, reptiles, arañas e insectos intentan salvarse subiéndose a árboles caídos en el agua.22
Las marejadas ciclónicas y los fuertes vientos pueden crear una presión en el fondo marino capaz de arrojar abundantes cantidades de sedimientos y objetos de gran tamaño.23 La presión puede también mezclar a gran velocidad el agua más fría de cerca del fondo marino con aguas poco profundas más cálidas. Esto puede causar hipotermia en animales de sangre fría que dependen de la temperatura del agua para regular la temperatura corporal. Las fuertes corrientes producidas por las aguas mezcladas pueden matar a muchos animales pequeños y de movimiento lento que no pueden alejarse nadando.24
Los animales territoriales y los nadadores lentos tienden a quedar atrapados en la tormenta.25 Los que no pueden alejarse nadando se ven afectados por una reducción en los niveles de oxígeno en el agua combinada con cambios en la salinidad. Estos dos factores alteran el equilibrio mineral y líquido, provocando desnutrición, estrés oxidativo y problemas de crecimiento.26
Los peces y otros animales marinos pueden ser también arrastrados muy lejos. A pesar de sus intentos por encontrar refugio lejos de la tormenta, éstos pueden verse empujados a la orilla por vientos suficientemente fuertes. Durante el huracán Andrew en 1992, murieron nueve millones de peces en Luisiana tras ser arrastrados a la orilla, y 182 millones en la zona de Florida.27 Los peces y los animales marinos de sangre fría pueden ser especialmente vulnerables a los grandes cambios de temperatura y salinidad en los lugares donde acaban.28
Los vientos fuertes también pueden desplazar a aves, murciélagos, renacuajos, y otros animales pequeños o crías.29 Los nidos y los suministros de alimento también pueden ser arrastrados por el viento, y la comida que quede puede deteriorarse, produciendo escasez de alimento y hogares, e incrementando la competición entre animales por estos recursos.30 Las aves pueden sobrevivir a tormentas pequeñas al ocultarse en los huecos de los árboles, o agarrándose con mayor fuerza a las ramas.31 Aunque consigan quedarse en sus refugios durante el fuerte viento, pueden encontrarse en riesgo si los árboles en los que viven son destruidos. Las aves que sobrevivan pueden verse arrastradas muchos kilómetros lejos de su hogar, y ser incapaces de volver, en especial si se separan de la bandada.
Los animales más pequeños son especialmente vulnerables a ahogarse o a morir por los deslizamientos de tierra causados por el agua.32 Los que viven en madrigueras pueden encontrarse más seguros ante pequeñas perturbaciones, pero las lluvias torrenciales pueden hundir las madrigueras de muchos animales, o bloquear sus entradas con ramas, hojas, piedras y otros escombros, atrapándolos o dejándolos sin refugio.
Las hojas y los escombros arrastrados por las inundaciones también pueden dañar a los animales marinos, bloqueando la luz solar en la superficie del agua. Estos restos pueden asfixiar a los peces al bloquear sus branquias, y también reducir los niveles de oxígeno en el agua a medida que se pudren.33
Un solo incendio puede matar a millones de animales.34 Las llamas y el humo de los incendios forestales matan a la mayoría de animales en su camino, incluyendo muchos en madrigueras demasiado cerca de la superficie, y a los que viven en ríos y arroyos cuando las llamas pasan por encima. Los que sobreviven pueden quedar heridos con quemaduras, ceguera y problemas respiratorios que pueden terminar matándolos más tarde, o debilitarlos de forma irreversible. Los vientos huracanados pueden transportar brasas y ceniza de un incendio a más de un kilómetro de distancia, lo cual puede desencadenar nuevos incendios.35 Los fuertes incendios generan tanta energía que cambian el clima local al modificar el viento y la temperatura. La humedad resultante de un incendio puede generar nubes causantes de lluvia.36
Los mamíferos grandes y las aves pueden sobrevivir con más facilidad que otros animales. Los mamíferos pueden correr a terrenos más elevados, donde la tierra está húmeda, o acudir a arroyos o lagos. Muchas aves pueden alejarse volando. Los animales con mejor visión, oído u olfato pueden iniciar la escapada con mayor antelación.
Algunos animales, como las ardillas, los puercoespines 37 o los koalas,38 intentan escapar escalando a los árboles, lo cual no es una buena estrategia en un incendio. Otros animales pueden intentar huir, pero entran en pánico y vuelven a sus guaridas. Los más pequeños pueden enterrarse en el suelo, pero morirán cuando la guarida se caliente como un horno si no excavan lo suficiente.39 Otros animales pequeños buscan refugio bajo rocas o dentro de troncos.40 Los que son pequeños y lentos tienen menos posibilidades de escapar, y los que consiguen sobrevivir pueden encontrarse en un mayor riesgo de ser depredados, así como otros riesgos por los cambios en el paisaje.41
Los animales que huyen pueden morir debido a la inhalación de humo, quemaduras, agotamiento, desorientación, o ataques de depredadores que los esperan.42 Las madres pueden ser incapaces de marcharse con sus crías. Los animales territoriales pueden ser más reacios a irse, y terminar quedándose donde están, hasta que sea demasiado tarde para escapar.
Los animales que viven en el bosque también tienen que enfrentarse a los efectos secundarios de los incendios a corto y largo plazo. Uno de los más peligrosos a corto plazo es el shock, que puede inhibir su capacidad para comer, buscar refugio, y protegerse frente a los depredadores o a otras agresiones.
Las lesiones por humo suelen ser de corta duración y, a menudo, se curan en unos pocos días. Sin embargo, si son lo suficientemente graves o prolongadas, pueden causar daños pulmonares, pérdida de visión o ceguera. En especial las aves se encuentran en riesgo de sufrir daños respiratorios importantes debido al aire que respiran en relación con su tamaño.43 Las quemaduras pueden causar mucho dolor, limitar la movilidad, y nunca sanar por completo. Y las alas y las patas quemadas pueden afectar la capacidad de los animales para moverse.
Tras un incendio, los animales heridos y asustados son más susceptibles a otras amenazas, como la depredación. Los que tienen por costumbre camuflarse en cortezas y hojas pueden quedar más expuestos porque hay menos árboles donde ocultarse.44
Las zonas quemadas de un bosque absorben menos agua, por lo que las inundaciones y los deslizamientos de tierra son más habituales tras un incendio.45 Las lluvias posteriores a un fuego pueden transportar ceniza, envenenando a los animales en lugares alejados de la zona quemada, y dañando sus suministros de comida. Si el incendio ocurre cerca de un medio acuático, la ceniza puede llegar al agua, reduciendo los niveles de oxígeno y quedando atrapada en las branquias y los pulmones de los animales que viven allí.
En el caso de los seres humanos, se destinan recursos públicos y privados para reducir los riesgos y mitigar los daños producidos por la caída de construcciones, incendios, inundaciones, deslizamientos de tierra, y falta de comida y agua. La mayoría de muertes humanas en el mundo provocadas por desastres naturales ocurre debido a la caída de construcciones.46 Los animales no humanos también pierden su hogar y partes de su hábitat que necesitan para sobrevivir, pero no tienen acceso a la tecnología moderna o a agencias para la gestión de desastres. El que un animal pueda superar un desastre natural y sus consecuencias tiene mucho que ver con una combinación de factores que, mayormente, están más allá de su control.
Para leer más sobre cómo ayudar, ver Animales ayudados en incendios y desastres naturales.
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28 Ibid.
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39 Campbell, M. (2016) “What will the Fort McMurray fires mean for wildlife?”, op. cit.
40 Zielinski, S. (2014) “What do wild animals do in a wildfire?”, op. cit.
41 Esque, T. C.; Schwalbe, C. R.; Defalco, L. A.; Duncan, R. B. & Hughes, T. J. (2003) «Effects of desert wildfires on desert tortoise (Gopherus agassizii) and other small vertebrates,» op. cit.
42 Daly, N. (2019) “What the Amazon fires mean for wild animals”, National Geographic, August 23 [referencia: 13 de septiembre de 2019]. Zielinski, S. (2014) “What do wild animals do in a wildfire?”, op. cit.
43 Cope, R. B. (2019) “Overview of smoke inhalation”, Merck Manual: Veterinary Manual [referencia: 23 de septiembre de 2019].
44 Daly, N. (2019) “What the Amazon fires mean for wild animals”, op. cit.
45 Tremblay, S. (2019) “Mudslides, flooding and avalanche warnings – why California had such a wet weather week”, Sciencing, January 23 [referencia: 23 de agosto de 2019].
46 Ritchie, H. & Roser, M. (2019) “Natural disasters”, op. cit.