En este capítulo veremos otras formas de ayudar a los animales en la naturaleza. Igual que los humanos, los animales no humanos también necesitan tratamientos médicos cuando están enfermos o heridos. También podemos ayudar a muchos animales contruyéndoles refugios para mantenerse a salvo del clima y de los depredadores, o proporcionándoles comida o agua cuando se encuentran hambrientos o sendientos. Por último, los animales huérfanos tienen una necesidad especial de ayuda porque no pueden cuidarse a sí mismos.
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Como hemos visto en el capítulo anterior, rescatar animales es una de las formas en que podemos ayudar a los animales en la naturaleza. Pero también existen otros modos de hacerlo. En este capítulo, veremos que también pueden recibir tratamiento médico cuando están enfermos o lesionados. Luego examinaremos algunos ejemplos de cuidado de animales huérfanos. Y, finalmente, veremos algunos casos en los que se ha ayudado a animales hambrientos o sedientos.
La sarna sarcóptica es una enfermedad de la piel causada por ácaros en la superficie e interior de esta. Afecta a varias especies de mamíferos, incluidos perros, gatos, coyotes, osos y uómbats. Los uómbats se ven especialmente afectados por la sarna. Se cree que esto se debe a que las condiciones dentro de sus madrigueras son propicias para la supervivencia y la transmisión de los ácaros sarcópticos. Los uómbats infestados pierden pelo, y su piel se infecta y se vuelve costrosa, especialmente en zonas como alrededor de los ojos y las orejas. En los casos más graves pueden morir.1 Esta enfermedad se trata generalmente con un medicamento llamado moxidectina. Pero el estrés que sufren los uómbats durante su captura puede matarlos, especialmente cuando están debilitados. Una solución que se ha encontrado a este problema es administrar el tratamiento colgando una cortina impregnada con la medicación sobre la entrada de las madrigueras de los uómbats. De esta forma, los animales rozan la cortina cada vez que entran y salen, recibiendo así el tratamiento.
El síndrome de la nariz blanca es una enfermedad que afecta a los murciélagos, causada por hongos Pseudogymnoascus destructans. Desde 2007, ha matado a más de seis millones de murciélagos en América del Norte. La tasa de mortalidad provocada por este hongo puede ser superior al 90% en algunas colonias. La enfermedad hace que los murciélagos despierten de la hibernación. Cuando es así, estos animales pueden morir de hambre, al usar todas sus reservas de grasa y tratar de encontrar comida en pleno invierno. En 2019 se proporcionó a un cierto número de murciélagos un tratamiento con la bacteria probiótica Pseudomonas fluorescens, y ello aumentó su tasa de supervivencia del 8% al 46%. Aunque la motivación para encontrar una cura proviene de intereses conservacionistas, si la aplicación de este tratamiento se extendiese de forma general se reduciría significativamente el sufrimiento y la muerte prematura de los murciélagos.2
La administración de probióticos también puede ser efectiva en el tratamiento de enfermedades en otras especies. El hongo quítrido (batrachochytrium dendrobatidis) ha tenido un efecto devastador en los anfibios, matando a millones de animales de más de 500 especies. Los individuos infectados muestran síntomas como falta de apetito, letargo y engrosamiento de la piel. Esto último puede conducir al animal a la muerte, debido a que no puede absorber nutrientes y liberar toxinas a través de esta. Algunos anfibios respiran a través de la piel, y una vez infectados, puede que ya no sean capaces de respirar. Sin embargo, se ha observado que los sapos boreales tratados con probióticos aumentan su tasa de supervivencia en un 40%. Los probióticos pueden utilizarse en el futuro para tratar o proteger a los anfibios susceptibles a la enfermedad.3
Asimismo, está en marcha una investigación sobre el tratamiento con probióticos para enfermedades fúngicas en animales tan distintos entre sí como las serpientes y las abejas. Y también se han utilizado para inhibir las infecciones por determinados hongos en peces.4 Los probióticos tienen el potencial de mejorar significativamente el bienestar de muchos animales que viven en la naturaleza protegiéndolos contra enfermedades o mitigando los efectos de estas.
Los animales que viven en la naturaleza sufren frecuentemente heridas o lesiones en peleas con otros animales o en accidentes. En ocasiones sufren fracturas de patas que, sin intervención, pueden suponer para ellos una sentencia de muerte, porque estando heridos son menos capaces de encontrar comida y evadir a los depredadores. Pero, en muchos casos, estos animales pueden recuperarse totalmente si reciben tratamiento.
Para las aves y otros animales voladores, un ala rota suele ser fatal. Sin embargo, la mayoría de estas fracturas son fácilmente tratables. Las aves y los murciélagos que son atendidos en centros de rescate de animales salvajes generalmente se recuperan por completo. Incluso es posible curarle a un insecto como una mariposa un ala que se le haya roto (lo cual sucede con frecuencia). Hoy en día existen hospitales para animales salvajes que ya están trabajando en esto, y lo deseable sería que estos animales contaran cada vez con más centros de este tipo.
Los animales salvajes a veces pierden a uno o ambos progenitores. En tales circunstancias, es poco probable que sobrevivan. La mayoría de los animales huérfanos morirán de hambre, de deshidratación o serán devorados por los depredadores. Y los pocos que sobreviven a menudo sufren terribles dificultades. Como ya hemos visto en el capítulo sobre estrategias reproductivas, la mayoría de los animales mueren poco después de nacer por razones evolutivas. Es difícil para los animales muy jóvenes sobrevivir. La mayoría de los recién nacidos no reciben cuidados parentales, lo que aumenta en ellos el riesgo de morir. Pero, por otro lado, los que si reciben cuidado parental pueden depender tanto de este cuidado que, si lo pierden, ello significa para ellos una muerte casi segura.
Además, muchos animales no humanos tienen fuertes lazos emocionales con sus familias. Extrañan a sus progenitores y sienten pena cuando estos mueren. Los animales sociales que quedan huérfanos también pueden sufrir soledad porque se ven privados de la interacción social que es tan esencial para su bienestar. Afortunadamente, es posible ayudar a los animales huérfanos, rescatándolos y proporcionándoles la atención que necesitan, aunque esto rara vez sucede.
Algunos ejemplos de orfanatos de animales salvajes que existen actualmente incluyen el orfanato de rinocerontes Rhino Orphanage, que se creó en Sudáfrica en 2001.5 Por otro lado, los elefantes también pueden quedar huérfanos debido a la sequía, la caza furtiva o quedar atrapados en el barro, por ejemplo. El Sheldrick Wildlife Trust en Kenia, acoge a elefantes y rinocerontes huérfanos, y al menos hasta finales de 2019, han criado con éxito a 244 elefantes huérfanos y 17 rinocerontes. El Centro Senkwekwe, en el Parque Nacional Virunga en la República Democrática del Congo, es un santuario para el cuidado y protección de gorilas huérfanos. Los bebés gorilas son extremadamente dependientes de sus madres y es muy poco probable que sobrevivan sin ellas.6
Por su parte, como ya hemos visto, los animales que no reciben cuidado parental normalmente nacen en grandes cantidades y mueren no mucho después. Un ejemplo son las tortugas marinas. El número de estas que alcanza la edad adulta es muy bajo. Sin embargo, en algunos casos es posible brindarles ayuda, y esto ya se ha llevado a cabo con el esfuerzo de algunos grupos de personas. Se puede ayudar a las tortugas recién nacidas a llegar a las marismas o al mar, que son más seguras para ellas que la zona que rodea el nido donde nacen. Estas medidas generalmente se realizan por motivos conservacionistas, pero ayudan de todos modos a los animales involucrados.7
Los casos anteriores demuestran que es posible ayudar a los animales huérfanos, lo cual ya se está llevando a cabo en ocasiones. No obstante, como vimos antes, es importante reconocer que esto todavía se hace a menudo por motivos conservacionistas, y no por el bien del animal individual.
Otra forma de ayudar a los animales salvajes es mediante la construcción de refugios. Estas estructuras permiten a los animales evitar condiciones climáticas adversas o evitar a los depredadores. Muchos tipos de animales construyen nidos por estas razones.8 Sin embargo, esto puede llevarles mucho tiempo y, a menudo, no será tan bueno como una estructura adecuada que podamos construir para ellos.9
Además de protegerlos del viento, la lluvia y otros fenómenos climáticos, estos refugios pueden ayudar a regular la temperatura de los animales que viven en ellos. Al estar dentro, el calor que los animales pierden a través de sus cuerpos se les devuelve parcialmente porque contribuye a calentar la estructura, en lugar de perderse como sucedería de otra manera. Por estas razones, el acceso a este tipo de refugio puede ser fácilmente la diferencia entre la vida y la muerte de un animal. Estos refugios también pueden permitir a los animales evitar a los depredadores, porque sirven como escondites que estos no detectan, o en los cuales no los pueden alcanzar.
Los refugios más comunes construidos por seres humanos para otros animales son las “casas de pájaros” o “cajas nido”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, si estas no se limpian después de que una familia de pájaros termina de usarlo, pueden propagarse enfermedades y parásitos a la nueva familia que las ocupe.10
También se pueden construir estructuras para muchos otros animales. Por ejemplo, los murciélagos necesitan un lugar cálido para descansar donde puedan dormir con seguridad, cuidar a sus crías e hibernar. Estos animales pueden refugiarse en edificios si tienen la oportunidad de hacerlo. Se ha descubierto que los murciélagos que viven en edificios se encuentran en mejor estado con respecto a distintos indicadores que los murciélagos que viven en entornos naturales.11 Por lo tanto, una idea para ayudarles sería construir refugios específicamente para el uso de los murciélagos. O podríamos permitirles usar construcciones que ya existan y que sean útiles para ellos.
También se ha descubierto que los conejos se ven beneficiados cuando se construyen para ellos madrigueras artificiales bien ubicadas y adecuadamente diseñadas. Y también podemos ayudar a animales invertebrados de esta manera. Por ejemplo, se pueden crear artificialmente rollos de hojas que pueden usar las polillas, Acrobasis betulella. Y también se ha descubierto que otras especies de artrópodos usan estas mismas estructuras.12
La falta de acceso a agua limpia es otra fuente de sufrimiento y un grave riesgo para la salud y la vida de los animales. Pero también podemos ayudarles cuando necesitan agua, y a menudo esto es muy fácil de hacer. Por ejemplo, podemos dejar agua en pequeños recipientes que sean accesibles para ellos. Aunque, al hacerlo, también hemos de tener en cuenta que existe un riesgo para los animales pequeños de caerse dentro de los recipientes y ahogarse. Para evitarlo, podemos ponerles pequeñas escaleras u otros objetos para facilitarles que puedan salir. Los recipientes de agua también deben limpiarse regularmente para que no transmitan enfermedades de unos animales a otros.
Es problemático construir estanques muy grandes donde ciertos animales, como los mosquitos y otros insectos, se pueden reproducir en grandes cantidades solo para que la gran mayoría muera al poco de salir de sus huevos, debido a la falta de recursos. Con respecto a esto, también debemos tener en cuenta que los insectos pueden ayudar a propagar enfermedades y parásitos a otros animales.
Otra forma de ayudar a los animales es salvándolos de morir de hambre cuando se enfrentan a situaciones extremas de falta de alimento. De hecho, en ocasiones se realizan intervenciones para alimentar a los animales en la naturaleza. Circunstancias como sequías o inviernos especialmente duros pueden significar que muchos animales mueran de hambre. Ante esto, se han realizado campañas de alimentación para ayudarles a sobrevivir. Esto a veces se hace para conservar ciertas poblaciones de animales que son particularmente atractivas para los seres humanos.13 En otros casos, los animales que se salvan son los que tienen algún interés turístico (porque los visitantes quieren ver animales que sean típicos del lugar). Por estas razones, estas medidas se han puesto en práctica en varios parques nacionales en diferentes países. Pero, aunque tales intervenciones no se lleven a cabo con el objetivo de ayudar a los animales, terminan siendo positivas para ellos.
En estos casos es importante tener cuidado de no proporcionar a los animales comida suficiente para que se reproduzcan más allá de los números que solían tener sus poblaciones. De lo contrario, morirán más porque no habrá recursos para que todos sobrevivan. Por eso, en muchos casos, no es una buena idea proporcionar alimentos adicionales a los animales en la naturaleza, cuando ello puede causar mucho más sufrimiento en el futuro como resultado de tratar de reducirlo en el presente.14 Esta es una cuestión que habría que estudiar adecuadamente caso por caso.
1 Department of Primary Industries, Parks, Water and Environment (Tasmania) (2017) “Wombat mange FAQs”, Wildlife Management, https://dpipwe.tas.gov.au/wildlife-management/fauna-of-tasmania/mammals/possums-kangaroos-and-wombats/wombat/ wombat-mange/wombat-mange-faqs [consultado el 9 de septiembre de 2019].
2 Hopkins, M. C. y Soileau, S. C. (2018) U.S. Geological Survey response to white-nose syndrome in bats: U.S. Geological Survey Fact Sheet 2018–3020, Reston: U.S. Geological Survey; Hoyt, J. R.; Langwig, K. E.; White, J. P.; Kaarakka, H. M.; Redell, J. A.; Parise, K. L.; Frick, W. F.; Foster, J. T. y Kilpatrick, A. M. (2019) “Field trial of a probiotic bacteria to protect bats from white-nose syndrome”, Scientific Reports, 9, https://www.nature.com/articles/s41598-019-45453-z.pdf [consultado el 9 de septiembre de 2019].
3 Scheele, B. C.; Pasmans, F.; Skerratt, L. F.; Berger, L.; Martel, A.; Beukema, W.; Acevedo, A. A.; Burrowes, P. A.; Carvalho, T.; Catenazzi, A.; De la Riva, I.; Fisher, M. C.; Flechas, S. V.; Foster, C. N.; Frías-Álvarez, P.; Garner, T. W. J.; Gratwicke, B.; Guayasamin, J. M.; Hirschfeld, M.; Kolby, J. E.; Kosch, T. A.; La Marca, E.; Lindenmayer, D. B.; Lips, K. R.; Longo, A. V.; Maneyro, R.; McDonald, C. A.; Mendelson, J.; III; Palacios-Rodriguez, P.; Parra-Olea, G.; Richards-Zawacki, C. L.; Rödel, M.-O.; Rovito, S. M.; Soto-Azat, C.; Toledo, L. F.; Voyles, J.; Weldon, C.; Whitfield, S. M.; Wilkinson, M.; Zamudio, K. R. y Canessa, S. (2019) “Amphibian fungal panzootic causes catastrophic and ongoing loss of biodiversity”, Science, 363, pp. 1459-1463, https://amphibiaweb.org/chytrid/chytridiomycosis.html [consultado el 9 de septiembre de 2019].
4 Hill, A. J.; Leys, J. E.; Bryan, D.; Erdman, F. M.; Malone, K. S. y Russell, G. N. (2018) “Common cutaneous bacteria isolated from snakes inhibit growth of Ophidiomyces ophiodiicola”, EcoHealth, 15, pp. 109-120; El Khoury, S.; Rousseau, A.; Lecoeur, A.; Cheaib, B.; Bouslama, S.; Mercier, P.; Demey, V.; Castex, M.; Giovenazzo, P. y Derome, N. (2018) “Deleterious interaction between Honeybees (Apis mellifera) and its microsporidian intracellular parasite Nosema ceranae was mitigated by administrating either endogenous or allochthonous gut microbiota strains”, Frontiers in Ecology and Evolution, 6, a. 58.
5 Care for Wild Rhino Sanctuary (2016) “How to tell black and white rhinos apart”, Care for Wild Rhino Sanctuary, https://www.careforwild.co.za/meet-our-orphans [consultado el 25 de agosto de 2019].
6 Stewart, K. J. (1988) “Suckling and lactational anoestrus in wild gorillas (Gorilla gorilla)”, Reproduction, 83, pp. 627-634.
7 For a possible exception see Ferrara, C. R.; Vogt, R. C.; Sousa-Lima, R. S.; Tardio, B. M. R. y Bernardes, V. C. D. (2014) “Sound communication and social behavior in an Amazonian river turtle (Podocnemis expansa)”, Herpetologica, 70, pp. 149-156; Sea Turtle Conservancy (2019) “Information about sea turtles: General behavior”, Conserve Turtles,https://conserveturtles.org/information-sea-turtles-general-behavior [consultado el 4 de septiembre de 2019].
8 Hansell, M. y Hansell, M. H. (2005) Animal architecture, New York: Oxford University Press on Demand.
9 Bovenkerk, B.; Stafleu, F.; Tramper, R.; Vorstenbosch, J. y Brom, F. W. A. (2003) “To act or not to act? Sheltering animals from the wild: A pluralistic account of a conflict between animal and environmental ethics”, Ethics, Place and Environment, 6, pp. 13-26.
10 Møller, A. P. (1989) “Parasites, predators and nest boxes: Facts and artefacts in nest box studies of birds?”, Oikos, 56, pp. 421-423; Arrington, D. (2011) “What birds want in a birdhouse”, The Seattle Times, 4 de abril, https://www.seattletimes.com/life/lifestyle/what-birds-want-in-a-birdhouse [consultado el 10 de noviembre de 2019].
11 Lausen, C. L. y Barclay, R. M. (2006) “Benefits of living in a building: big brown bats (Eptesicus fuscus) in rocks versus buildings”, Journal of Mammalogy, 87, pp. 362-370.
12 Hansell, M. y Hansell, M. H. (2005) Animal architecture, New York: Oxford University Press, pp. 216-217; Fernández-Olalla, M.; Martínez-Jauregui, M.; Guil, F. y San Miguel-Ayanz, A. (2010) “Provision of artificial warrens as a means to enhance native wild rabbit populations: What type of warren and where should they be sited?”, European Journal of Wildlife Research, 56, pp. 829-837.
13 Brittingham, M. C. y Temple, S. A. (1992) “Does winter feeding promote dependency?”, Journal of Field Ornithology, 63, pp. 190-194; Marion, J.; Dvorak, R. y Manning, R. E. (2008) “Wildlife feeding in parks: Methods for monitoring the effectiveness of educational interventions and wildlife food attraction behaviors”, Human Dimensions of Wildlife, 13, pp. 429-442.
14 Kallander, H. (1981) “The effects of provision of food in winter on a population of the great tit Parus major and the blue tit P. caeruleus”, Ornis Scandinavica, 12, pp. 244-248; Lott, D. F. (1996) “Feeding wild animals: The urge, the interaction and the consequences”, Anthrozoös, 4, pp. 232-236; Cooper, S. M. y Ginnett, T. F. (2000) “Potential effects of supplemental feeding of deer on nest predation”, Wildlife Society Bulletin, 28, pp. 660-666; Schoech, S. J.; Bowman, R. y Reynolds, S. J. (2004) “Food supplementation and possible mechanisms underlying early breeding in the Florida Scrub-Jay (Aphelocoma coerulescens)”, Hormones and Behavior, 46, pp. 565-573; Robb, G. N.; McDonald, R. A.; Chamberlain, D. E.; Reynolds, S. J.; Harrison, T. J. y Bearhop, S. (2008) “Winter feeding of birds increases productivity in the subsequent breeding season”, Biology Letters, 4, pp. 220-223; Jones, D. (2011) “An appetite for connection: Why we need to understand the effect and value of feeding wild birds”, Emu: Austral Ornithology, 111, pp.1-7; Orros, M. E. y Fellowes, M. D. E. (2012) “Supplementary feeding of wild birds indirectly affects the local abundance of arthropod prey”, Basic and Applied Ecology, 13, pp. 286-293.