Curso sobre el sufrimiento de los animales salvajes – Tema 6

Curso sobre el sufrimiento de los animales salvajes – Tema 6

En este capítulo sobre los daños que sufren los animales en la naturaleza, veremos diferentes formas en que estos pueden sufrir accidentes. Las aves pueden chocar con los árboles, los elefantes pueden quedar atrapados en pantanos, los ciervos pueden sufrir heridas en los ojos con ramas y las ardillas pueden caer de los árboles. A diferencia de los humanos, los animales no humanos tienen una capacidad extremadamente limitada para tratar sus heridas; a menudo no pueden descansar para curarse debido a la necesidad de buscar comida. Las lesiones pueden llegar a ser crónicas o incluso acabar con su vida.

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Daños físicos debido a accidentes

Hasta aquí hemos analizado varias formas en que los animales pueden sufrir daños en la naturaleza. Hay distintos factores que llevan a esto, entre los que se encuentran las condiciones climáticas hostiles, los desastres naturales, las enfermedades, el parasitismo, el hambre y la sed, el estrés psicológico, los accidentes o los conflictos con otros animales de su misma especie o de otra. En este capítulo, que es el último que trata esta cuestión, veremos algunos ejemplos de daños físicos debido a accidentes, que son algunos de que los animales sufren de manera más frecuente. En ocasiones, estos pueden provocarles la muerte de forma directa. Otras veces, los animales mueren indirectamente a causa de las lesiones que sufren, por ejemplo, cuando estas reducen su capacidad de encontrar comida o de evitar a los depredadores. Además, las heridas que no son mortales pueden causarles dolor crónico, en especial cuando no se curan de manera correcta.

Muchos de los accidentes padecidos por los animales se deben a caídas, hundimientos de madrigueras o choques. Se dan muchos casos de aves que se estrellan contra los árboles, elefantes que quedan atrapados en pozas, ciervos que se perforan los ojos con ramas medio caídas o ardillas que caen de los árboles. Los invertebrados también sufren accidentes en los que pueden perder alguna de sus patas u otras partes de su cuerpo. A veces esto sucede por problemas durante la muda de su exoesqueleto.

Daños por aplastamiento

Muchos animales sufren daños por aplastamiento, que pueden ocurrir de distintas maneras. Por ejemplo, las rocas o las ramas de los árboles pueden caer sobre ellos. También, algunos animales pueden pisar de manera accidental a otros más pequeños. En las colonias de pingüinos, por ejemplo, los machos pueden aplastar de manera accidental a las crías. El tipo y el grado de daño por aplastamiento dependen de la intensidad de la fuerza. Podemos encontrar desde contusiones menores hasta hemorragias graves, fracturas o rotura de órganos internos.1

Fracturas

Los vertebrados pueden sufrir una gran variedad de fracturas en los huesos de la columna vertebral, la cabeza, el cuello, las extremidades, la mandíbula, las alas, el caparazón o los cuernos. Las fracturas de huesos en la columna vertebral, las extremidades y las alas son habituales, y pueden resultar letales.2 Las aves y las ardillas se caen a veces de los árboles, y pueden romperse las patas o la espalda. Los animales grandes también pueden resultar heridos en las patas al intentar atravesar terrenos irregulares. Un ciervo puede romperse una pata si resbala en rocas mojadas mientras intenta bajar a un río para beber. Los cuernos de los animales están hechos de hueso, y pueden herirse de formas dolorosas. Si se rompen cerca de la base, la piel también puede sufrir desgarros.3

Se han observado casos de morsas que caen desde lo alto de acantilados, a menudo en gran número. Lo cierto es que no está totalmente clara la causa de estos accidentes. Las morsas suelen arrastrarse a la tierra para descansar. Algunas veces, cuando las playas están abarrotadas, escalan pendientes con barrancos al otro lado. Una vez arriba, pueden asustarse de los osos polares, o sencillamente perder el equilibrio y caer al vacío.4

Las tortugas se pueden fracturar el caparazón debido a caídas, por el impacto de objetos o al ser pisadas por otros animales. Las fracturas grandes pueden resultar bastante graves. El caparazón de una tortuga sirve como una especie de espina dorsal y, en función de dónde se produzca la rotura, una tortuga puede quedar paralizada, o sus pulmones pueden colapsar. Si la fractura es profunda puede sufrir una gran pérdida de sangre. Además, un caparazón que tenga una grieta puede deteriorarse a causa de infecciones bacterianas o fúngicas. Los animales acuáticos son especialmente susceptibles a que les ocurra esto. En el caparazón y alrededor de él existen terminaciones nerviosas, por lo que pueden sufrir dolor, de la misma manera que una rotura ósea resulta dolorosa. Algunas roturas no se curan y, las que sí lo hacen, tardan bastante tiempo en sanar. Debido a que las tortugas tienen un metabolismo lento, la rotura de un caparazón puede tardar años en curarse.

Las aves tienen patas que se rompen con facilidad. Ello se debe a que son pequeñas, y a que sus huesos son a menudo muy delgados o huecos. Esto último les ayuda en el vuelo, pero hace que sus huesos sean más propensos a romperse o fragmentarse.5 Sus huesos pueden volverse todavía más frágiles debido a la desnutrición o a una puesta excesiva de huevos. Las roturas de patas se producen a menudo cuando las aves se pelean con otros animales, cuando sufren caídas o colisiones, o cuando otro animal las pisa de manera accidental.

También puede rompérseles el pico debido a colisiones y peleas. Si el ave queda atrapada por el pico en algún sitio y entra en pánico y se suelta de manera violenta, también puede sufrir una rotura. Esta parte de su cuerpo está hecha de piel cubierta de queratina, que es el mismo material de nuestras uñas. El pico está unido a los huesos, y la punta tiene una alta concentración de nervios y vasos sanguíneos. Las aves usan el pico no solo como boca, sino también con la misma función que usamos las manos. Si a un ave se le daña el pico, puede ser incapaz de comer, beber, construir un nido, o protegerse. Algunas roturas provocan sangrado y, en algunos de estos casos, el animal puede desangrarse hasta morir. El pico dañado puede llevar también a problemas en la respiración y en las fosas nasales. Los picos no se reparan por sí solos, pero la parte lesionada puede crecer. La punta crece continuamente porque se desgasta debido al uso, pero las lesiones lejos de la punta pueden causar una desfiguración permanente. Un ave herida podría tener que comer solamente comida blanda, lo cual provocará que le resulte más difícil sobrevivir en la naturaleza.6

Desgarro de alas

Las alas de los murciélagos y los insectos pueden desgarrarse debido a colisiones con objetos, plantas, espinas o por infecciones de hongos. En los murciélagos, el desgarro de las alas es un daño importante, y puede causar pérdida de sangre.7 Estas lesiones pueden sanar por sí solas, pero afectan a la capacidad de vuelo, y en ocasiones lo impiden por completo. Además, los animales heridos necesitan descanso y energía extra para curarse, pero durante este proceso se encuentran más vulnerables a la falta de alimento, la depredación y otras amenazas.

Heridas en los ojos

Los animales pueden sufrir daños en los ojos por objetos extraños o punzantes, o debido al humo. Una forma habitual de sufrir estas lesiones es chocándose con las ramas de los árboles. Debido a que muchos animales, como los ciervos y antílopes, escapan de los depredadores y de otras amenazas corriendo hacia zonas arboladas, es habitual que se golpeen con ramas medio caídas. Aunque esto afecta por lo general a un solo ojo, la pérdida de visión o el daño permanente pueden hacer que el animal tenga más posibilidades en el futuro de ser víctima de la depredación o de otros accidentes. Los animales voladores suelen tener pocos elementos contra los que chocarse en su recorrido cuando vuelan a suficiente altura. Sin embargo, las aves pueden dañarse los ojos cayendo de árboles cuando son jóvenes, o chocándose con ramas al despegar.

También pueden sufrir daños por las garras de otras aves durante peleas. Las lesiones en los ojos no curadas, obviamente, limitan la capacidad de un ave para volar.
Los daños en los párpados, como desgarros o heridas punzantes, suceden a menudo debido a caídas o choques. El párpado es una parte frágil del cuerpo del animal. Puede dañarse con facilidad y, si no se cura correctamente, provocar una pérdida de visión o una infección. Tener arena, cristales u otros objetos extraños en el ojo puede resultar muy doloroso para muchos animales, que se provocan heridas al intentar sacarlos.8

Autoamputación

Algunos animales pueden perder partes de su cuerpo como extremidades y antenas debido a accidentes o peleas, pero muchos de ellos las pierden debido a la autoamputación. Por ejemplo, cuando se encuentran en peligro, los pulpos pueden amputarse los tentáculos, los lagartos la cola, y las arañas las patas. Esto puede suceder cuando se les quedan atrapados en alguna parte, en peleas con otros animales, para evitar que el veneno de una picadura se extienda por su cuerpo o para corregir un error en la muda. La autoamputación puede producirse también en situaciones no peligrosas; por ejemplo, puede ser una respuesta al dolor causado por una herida o un intento de eliminar una parte inútil del cuerpo.9

El grado en que un apéndice perdido afecta a un animal depende del tipo de apéndice, la función del mismo y el medio ambiente. Algunos animales, como los pulpos y las arañas, a menudo se las arreglan más o menos bien cuando les falta un brazo o una pierna.10 Pero para otros supone un daño muy grave. La pérdida de una extremidad puede resultar especialmente grave para los insectos saltadores, como los grillos.11

Otros animales, como por ejemplo los cangrejos, pueden arreglárselas bien sin una pata. Pero la pérdida de una pinza o de una antena podría afectar de manera importante a su capacidad de sobrevivir a peleas con otros animales, y de explorar su entorno buscando refugio.

Algunos vertebrados tienen cierta capacidad regenerativa, como los lagartos que regeneran la cola, los peces a los que les vuelven a crecer las aletas, o las salamandras, a las que les vuelven a crecer las extremidades. Los murciélagos pueden regenerar las alas y las orejas, y los ungulados las astas. Sin embargo, las partes que vuelven a crecer pueden ser más pequeñas o débiles. Además, es posible que no se regeneren en absoluto si el animal se encuentra bajo un gran estrés.12

Muda

La muda es una causa habitual de daño en los artrópodos. Aunque no estén heridos, los artrópodos necesitan mudar el exoesqueleto para crecer, y el nuevo exoesqueleto debe endurecerse o reconstruirse junto con otras partes del cuerpo, como el revestimiento de los órganos. Los artrópodos son vulnerables a los daños externos durante la muda, pero tienen todavía más posibilidades de morir o resultar heridos mientras su nuevo exoesqueleto es todavía suave, debido a problemas durante el complejo proceso de muda. Podrían no conseguir regenerar la parte herida del cuerpo, lo cual supondría una reducción en la actividad hasta la siguiente muda, que podría tener lugar en meses o incluso años.13 Esto resulta peor en el caso de los animales de mayor edad, que tienden a mudar con menor frecuencia al envejecer.

Algunas larvas no pueden respirar mientras su exoesqueleto se está desprendiendo, y se pueden asfixiar si el proceso dura demasiado o algo sale mal. Por ejemplo, las larvas de la mosca de mayo deben tomar oxígeno adicional antes de la muda porque dejan atrás el revestimiento de su tráquea, con lo que no respiran durante el proceso. En otras especies el librarse del exoesqueleto puede durar meses y, si se atasca, pueden resultar aplastados hasta morir al crecer.14

Los artrópodos que mudan pueden también perder alguna de sus extremidades, aplastar sus pulmones, o dañarse un ojo u otro tejido blando. Algunas de estas lesiones pueden provocarles hemorragias que ponen en riesgo su vida. Además, mientras están mudando, también son más susceptibles a ataques de otros animales, tanto de otras especies como de la suya propia. Por ejemplo, muchos langostinos son heridos o matados por otros langostinos durante ciertas etapas de la muda.

Efectos a largo plazo de los daños físicos en el mundo salvaje

Un animal dañado puede experimentar un intenso dolor y malestar. El dolor puede llevarle también a comportamientos que resultan peligrosos para sí mismo, como una reducción del consumo de comida y agua, lo cual provoca pérdida de peso, degradación muscular y alteración de la respiración.15 Los animales también pueden ser incapaces de comer o beber lo suficiente para curarse de manera adecuada, o incluso para seguir con vida.

Es también probable que un animal herido sufra infecciones o distintos tipos de enfermedades. Sin tratamiento médico, una infección es el resultado natural de una herida en el mundo salvaje. Por otro lado, los tejidos dañados tienden a infestarse por parásitos.16 La infestación parasitaria puede resultar extremadamente dolorosa, y provocar complicaciones adicionales como diarrea, vómitos y trastornos visuales.

Por último, el efecto incapacitante del daño, aumentado por la infección o la infestación parasitaria, pone en peligro el bienestar de los animales en muchos aspectos. Estos pueden ser incapaz de escapar de situaciones amenazantes, o de seguir el ritmo de su grupo social. Los animales dañados pueden convertirse en objetivos preferentes por parte de otros animales.17

Tal como hemos visto en este capítulo y otros anteriores, los animales que viven en el mundo salvaje son vulnerables a una gran variedad de horribles daños físicos y sufrimiento psicológico. Hemos visto también que las causas de tales daños son múltiples y variadas: cortes y mordeduras por parte de depredadores o de miembros competitivos de la misma especie; fuego, hielo y lluvias torrenciales; caídas y choques; autoamputación o accidentes durante la muda… Muchos de estos daños serían leves si el animal herido tuviera un lugar seguro para curarse, y pudiera comer y descansar de manera adecuada. Pero esto no suele ser posible en el mundo salvaje.


Notas

1 Seddon, P. J. y Heezik, Y. V. (1991) “Effects of hatching order, sibling asymmetries, and nest site on survival analysis of Jackass Penguin chicks”, The Auk, 108, pp. 548-555.

2 Bulstrode, C.; King, J. y Roper, B. (1986) “What happens to wild animals with broken bones?”, The Lancet, 327, pp. 29-31.

3 Morris, P. J.; Bicknese, B. y Sutherland-Smith, M. (2008) “Repair of horn and frontal bone avulsion in a forest buffalo (Syncerus caffer nanus) with a polymethylmethacrylate dressing,” Journal of Zoo and Wildlife Medicine, 39, pp. 99-102.

4 Letzer, R. (2019) “Is climate change really causing walruses to jump off cliffs?”, LiveScience, 13 de abril, https://www.livescience.com/65226-why-netflix-walruses-fall-off-cliffs.html [consultado el 8 de septiembre de 2019].

5 Bennett, R. A. y Kuzma, A. B. (1992) “Fracture management in birds”, Journal of Zoo and Wildlife Medicine 23, pp. 5-38.

6 Harvey, P. (2010) “Avian casualties: Wildlife triage”, Vet Times, 20 de septiembre, https://www.vettimes.co.uk/app/uploads/wp-post-to-pdf-enhanced-cache/1/avian-casualties-wildlife-triage.pdf [consultado el 7 de septiembre de 2019]

7 Khayat, R. O. S.; Shaw, K. J.; Dougill, G.; Melling, L. M.; Ferris, G. R.; Cooper, G. y Grant, R. A. (2019) “Characterizing wing tears in common pipistrelles (Pipistrellus pipistrellus): Investigating tear distribution, wing strength, and possible causes”, Journal of Mammalogy, 100, pp. 1282-1294.

8 Richter, V. y Freegard, C. (2009) Standard operating procedure: First aid for animals, Canberra: Department of Environment and Conservation,https://www.cdu.edu.au/sites /default/files/ori/documents/dpaw_sop14.2_first_aid_for_animals.pdf [consultado el 29 de agosto de 2019].

9 Kachramanoglou, C.; Carlstedt, T.; Koltzenburg, M. y Choi, D. (2011) “Self-mutilation in patients after nerve injury may not be due to deafferentation pain: A case report”, Pain Medicine, 12, pp. 1644-1648; Emberts, Z.; Miller, C. W.; Kiehl, D.; St. Marya, C. M. (2017) “Cut your losses: Self-amputation of injured limbs increases survival”, Behavioral Ecology, 28, pp. 1047-1054.

10 Alupay, J. S. (2013) Characterization of arm autotomy in the octopus, Abdopus aculeatus, PhD thesis, Berkeley: University of California.

11 Parle, E.; Dirks, J.-H. y Taylor, D. (2016) “Bridging the gap: wound healing in insects restores mechanical strength by targeted cuticle deposition”, Journal of the Royal Society Interface, 13, 20150984.

12 Goss, R. J. (1987) “Why mammals don’t regenerate—or do they?”, Physiology, 2, pp. 112-115.; Brockes, J. P. (1997) “Amphibian limb regeneration: Rebuilding a complex structure”, Science, 276, pp. 81-87; Darnet, S.; Dragalzew, A. C.; Amaral, D. B.; Sousa, J. F.; Thompson, A. W.; Cass, A. N.; Lorena, J.; Pires, E. S.; Costa, C. M.; Sousa, M. P.; Fröbisch, N. B.; Oliveira, G.; Schneider, P. N.; Davis, M. C.; Braasch, I. y Schneider, I. (2019) “Deep evolutionary origin of limb and fin regeneration”, Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 116, pp. 15106-15115.

13 Mykles, D. L. (2001) “Interactions between limb regeneration and molting in decapod crustaceans”, Integrative and Comparative Biology, 41, pp. 399-406; Maginnis,T. L. (2006) “The costs of autotomy and regeneration in animals: A review and framework for future research”, Behavioral Ecology, 17, pp. 857-872.

14 University of California Museum of Paleontology (2005) “The dangers of molting!”, Understanding Evolution, https://evolution.berkeley.edu/evolibrary/article/0_0_0/ mantisshrimp_05 [consultado el 4 de octubre de 2019].

15 Northern Ireland. Executive Information Service (2015) “Welfare of dogs: Protection from pain and illness”, Northern Ireland Direct, https://www.nidirect.gov.uk/articles/ welfare-dogs-protection-pain-and-illness [consultado el 3 de marzo de 2019].

16 Francesconi, F. y Lupi, O. (2012) “Myiasis”, Clinical Microbiology Reviews, 25, pp. 79-105, https://doi.org/10.1128/CMR.00010-11 [consultado el 14 de agosto de 2019].

17 Curio, E. (1976) The ethology of predation, Berlin: Springer; Martín, J.; de Neve, L.; Polo, V. y Fargallo, J. A. (2006) “Health-dependent vulnerability to predation affects escape responses of unguarded chinstrap penguin chicks”, Behavioral Ecology and Sociobiology, 60, pp. 778-784; Penteriani, V.; Delgado, M. M.; Bartolommei, P.; Maggio C.; Alonso-Álvarez, C. y Holloway, J. (2008) “Owls and rabbits: Predation against substandard individuals of an easy prey”, Journal of Avian Biology, 39, pp. 215-221.