Adentrándonos en la industria de la cría de gambas, en el Día Internacional de los Derechos Animales

Adentrándonos en la industria de la cría de gambas, en el Día Internacional de los Derechos Animales

10 Dic 2024

El 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Animales, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos para recordar que todos los seres sintientes merecen ser protegidos. En este día, activistas por los animales de todo el mundo organizan eventos para denunciar la explotación de los animales, y plantear que trabajemos por un futuro con mayor respeto por todos los seres sintientes, libre de especismo.

Desde Ética Animal, este año queremos hablar de unas de las más olvidadas y numerosas víctimas del especismo, uno de los invertebrados acuáticos destinados al consumo humano: las gambas.

Cada día, cientos de miles de millones de pequeños individuos de gambas viven hacinados en estanques de todo el mundo. Ahora mismo hay más de 200.000 millones de estos animales en granjas acuáticas, más que cualquier otro de los animales que se crían. De hecho, en las granjas se matan más gambas que cualquier otro animal, aproximadamente 440.000 millones al año. A medida que los países se hacen más ricos, aumenta su consumo de gambas, lo que significa que es probable que esta explotación masiva siga creciendo.1

Sin embargo, la mayoría nunca nos hemos parado a pensar: ¿Qué pueden sentir? ¿Cómo experimentan lo que les ocurre?

Imagina que te pones en el lugar de una gamba

Antes de seguir aprendiendo sobre estos seres, tómate un momento para reflexionar: ¿Qué crees que siente una gamba? Si estuvieras en su cuerpo, ¿Qué sensaciones experimentarías?

Te presentamos a Maya. Ella está explorando el fondo del océano, moviendo sus sensibles antenas para comprobar el estado del agua a su alrededor. Como tú, Maya puede sentir cuándo el agua está demasiado caliente o demasiado fría. Como tú, se aleja rápidamente de cualquier cosa que pueda hacerle daño. Como tú, siente dolor cuando se lesiona y busca seguridad cuando se siente amenazada. De hecho, las pruebas de que las gambas sienten dolor son tan convincentes que el Reino Unido las ha reconocido legalmente como seres sintientes.

Maya es una gamba.

Descubriendo lo que sienten las gambas

Para entender lo que puede sentir una gamba como Maya, echemos un vistazo a los descubrimientos científicos.

¿Tienen las gambas las estructuras anatómicas necesarias para sentir dolor?

Al igual que los humanos tienen células nerviosas especializadas en la detección del dolor, la comunidad científica ha descubierto que las gambas tienen células similares repartidas por todo el cuerpo. Estos nociceptores (detectores del dolor) envían señales cuando detectan elementos dañinos. Al igual que los humanos, las gambas tienen sistemas nerviosos centralizados que pueden procesar estas señales y crear sensaciones de dolor.

¿ Las gambas se comportan como si sintieran dolor?

Quienes estudian estas cuestiones han buscado en estos animales respuestas complejas que vayan más allá de los simples reflejos. Como resultado, descubrieron que las gambas:

· Cuando se lesionan, cambian su forma habitual de alimentarse y su comportamiento social.

· Aprenden a evitar los lugares donde han sufrido daños, incluso mucho tiempo después de la experiencia inicial.

· Se esfuerzan por evitar el sufrimiento y buscar alimento.

· Muestran cambios de comportamiento tras una lesión, que pueden reducirse al ser tratados con analgésicos.

Lo que revela la ciencia

Las evidencias de la existencia de dolor

Cuando examinamos todas estas evidencias en las gambas (sus detectores del dolor, su capacidad de aprendizaje, sus respuestas a las lesiones), ¿qué conclusiones podemos sacar? Estos datos no nos dicen exactamente cómo las gambas experimentan el mundo. Quizá nunca sepamos exactamente qué se siente al ser una gamba. Pero sí sabemos que tienen las estructuras físicas necesarias para sentir dolor y que muestran claros signos de experimentarlo.

Evidencias del aprendizaje

Recuerda alguna vez que hayas tocado algo demasiado caliente y te hayas quemado. Incluso semanas después, probablemente hayas tenido más cuidado al acercarte a objetos similares.

Hay estudios científicos que demuestran que las gambas aprenden de la misma manera. Esta evidencia de aprendizaje sugiere que las gambas sienten dolor, en lugar de responder de forma refleja a situaciones dañinas.

Este dato no es una prueba absoluta de la sintiencia de estos animales, pero es bastante sólida. Piénsalo de esta manera: Si vieras a una persona a punto de pisar a alguien a quien quieres, ¿esperarías hasta tener absoluta certeza de que le dolería antes de advertirle? ¿O le avisarías, por si acaso?

Cuando cientos de miles de millones de individuos podrían ser capaces de sufrir, tenemos buenas razones para actuar con precaución. No necesitamos tener una certeza al 100% de que las gambas sienten dolor para decidir que merecen nuestra consideración. Las pruebas que sugieren que pueden sufrir son lo suficientemente sólidas como para que nos las tomemos en serio.

Tras los muros de las granjas

A pesar de que las gambas evolucionaron para moverse por aguas abiertas, utilizando sus sensibles antenas para orientarse y captar señales de su entorno, muchas de ellas viven hacinadas en estanques abarrotados de piscifactorías. Piensa en el agobio que puedes sentir cuando te tocan demasiadas personas a la vez, o cuando te invaden olores fuertes o luces brillantes. Ahora imagina que tu principal forma de percibir el entorno, como la vista o el tacto, se ve desbordada constantemente. Esto es lo que sufren las gambas de piscifactoría cada día de su vida.

Aproximadamente la mitad de las gambas de piscifactoría mueren antes del momento de la matanza para su consumo.2 El agua en la que viven suele contener residuos y productos químicos que irritan sus delicados organismos. Muchas desarrollan infecciones probablemente dolorosas debido a estas condiciones.

Para matar a las gambas, después de sacarlas del agua se las suele envasar en hielo mientras aún están vivas.. Los estudios han demostrado que las gambas intentan evitar activamente aguas demasiado calientes o demasiado frías. Por lo tanto, el ser envasadas en hielo es mucho más extremo que los cambios de temperatura que tienen que soportar en la naturaleza.

La situación es aún más grave si tenemos en cuenta que la cría de gambas es sólo una parte de un problema mayor. Cada año, la pesca mata decenas de billones de gambas,3 y un número mucho mayor de animales acuáticos en total. En respuesta a la preocupación por la sobrepesca, muchas organizaciones, entre ellas la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), promueven la acuicultura (incluida la cría de gambas) como alternativa más sostenible.4 Pero esta «solución» simplemente trasladaría el sufrimiento de los animales capturados en libertad a los criados en granjas acuáticas, aumentando enormemente el número total de individuos sometidos a confinamiento intensivo.

Una nueva forma de ver

Es comprensible que nos resulte más difícil empatizar con las gambas que con otros animales que se nos parecen más. No podemos ver expresiones de dolor en sus caras ni oír gritos de angustia. Pero nuestra dificultad para entender sus experiencias no hace que su sufrimiento sea menos real.

Hay quien dice: «Pero si sólo son gambas». Pero ahora que sabemos que son capaces de sentir dolor y angustia, tenemos que preguntarnos: ¿Su tamaño pequeño o las diferencias que nos separan hacen que su sufrimiento sea menos importante? Si un ser puede sufrir, ¿no debería importarnos, independientemente de su aspecto o de lo poco que se nos parezca?

La magnitud de este sufrimiento es sobrecogedora: se matan más gambas para alimentación que cualquier otro animal en el mundo.5 Pero estas cifras tan grandes pueden hacernos perder de vista lo que realmente importa: cada gamba es un individuo que puede sentir dolor y angustia.

Cuando comprendemos esto, tenemos que hacernos algunas preguntas importantes:

· Si no tenemos absoluta certeza de cuánto pueden sentir, pero tenemos pruebas fehacientes de que pueden hacerlo, ¿cuál es la forma más ética de actuar?

· ¿Cómo debemos responder cuando sabemos que nuestras acciones pueden estar causando sufrimiento y muerte a otros individuos?

· ¿Cuáles son nuestras responsabilidades hacia otros seres que pueden sufrir, independientemente de lo poco que se nos parezcan?

Estas cuestiones no tienen que ver con la conveniencia o los gustos. Se trata de nuestra responsabilidad hacia otros seres que pueden sentir dolor, angustia y placer. Una vez que reconocemos que las gambas son individuos capaces de sentir, ¿no tendremos la responsabilidad de tener en cuenta sus intereses a la hora de tomar decisiones?

Cuando empezamos esta historia, conocimos a Maya, una gamba que utiliza sus antenas para percibir el mundo. Aprendimos que las gambas, como Maya, tienen estructuras físicas que les permiten sentir dolor y muestran claros signos de experimentarlo. Vimos pruebas de que evitan activamente las situaciones perjudiciales y recuerdan lo que les causa angustia o les produce placer.

Este conocimiento conlleva una responsabilidad. Aunque nunca sepamos exactamente qué se siente al ser una gamba, la evidencia de su capacidad de sentir es lo suficientemente fuerte como para que no podamos simplemente ignorarla. Cada uno de los miles de millones de camarones de las granjas es un individuo que puede sentir dolor o buscar lo que le proporciona experiencias positivas, igual que Maya.

No se trata sólo de hacer que su cautividad sea menos dolorosa. Son individuos que tienen una vida propia que vivir. Incluso si pudiéramos eliminar todo el sufrimiento en las granjas de gambas, seguiríamos privándolas de sus vidas. Cuando reconocemos a las gambas como individuos que pueden sentir y sufrir, debemos cuestionar no sólo cómo se las trata, sino nuestra creencia de que tenemos derecho a explotarlas y matarlas.

Es crucial entender este asunto en su contexto más amplio. La FAO y otras organizaciones internacionales están trabajando activamente para ampliar e intensificar las explotaciones acuícolas en todo el mundo con el fin de satisfacer la creciente demanda mundial de animales acuáticos para el consumo. Esto llevaría a confinar y matar a decenas o cientos de BILLONES de animales acuáticos cada año. ¿Qué debe cambiar cuando dejamos de ver a las gambas como criaturas diminutas y anónimas y empezamos a verlas como individuos que pueden sufrir? Este cambio de perspectiva nos exige analizar no sólo lo que sabemos, sino lo que vamos a hacer con ese conocimiento.

En Ética Animal nos centramos cada vez más en la explotación de animales invertebrados, que va camino de intensificarse en las próximas décadas. Ya hemos visto cómo las primeras campañas de activistas en defensa de los animales han llevado a la prohibición de la cría de pulpos en algunos estados de EE.UU. antes incluso de que esta se iniciara, y se está considerando ya una prohibición nacional. Apoya nuestro trabajo y ayúdanos a seguir concienciando sobre la problemática de la cría de invertebrados.


Lecturas recomendadas

Bae, S-H.; Tomoyuki; O.; Bong, J. K. & Wilder, M. N. (2013) “Alterations of pattern in immune response and vitellogenesis during induced ovarian development by unilateral and bilateral ablation in Litopenaeus vannamei”, Fish Science, 79, pp. 895-903.

Perazzolo, L. M.; Gargioni, R.; Ogliari, P.; Margherita, A. A. & Barracco, M. A. A. (2002) “Evaluation of some hemato-immunological parameters in the shrimp Farfantepenaeus paulensis submitted to environmental and physiological stress”, Aquaculture, 214, pp. 19-33 [referencia: 27 de noviembre de 2024].

Sainz-Hernández, J. C.; Racotta, I. S.; Silvie, D.; Hernández-López, J. (2008) “Effect of unilateral and bilateral eyestalk ablation in Litopenaeus vannamei male and female on several metabolic and immunologic variables”, Aquaculture, 283, pp. 188-193.

Zacarias, S.; Carboni, S.; Davie, A. & Little, D. C. (2019) “Reproductive performance and offspring quality of non-ablated Pacific white shrimp (Litopenaeus vannamei) under intensive commercial scale conditions”, Aquaculture, 503, pp. 460-466.


Notas

1 Waldhorn, D. R. & Autric, E. (2023) “Shrimp: The animals most commonly used and killed for food production”, Rethink Priorities, August 11 [referencia: 30 de noviembre de 2024].

2 McKay, H. & McAuliffe, W. (2024) “Pre-slaughter mortality of farmed shrimp”, Rethink Priorities, March 12.

3 Waldhorn, D. R. & Autric, E. (2023) “Shrimp: The animals most commonly used and killed for food production”, op. cit.

4 FAO (2024) The state of world fisheries and aquaculture: Blue transformation in action, Rome: FAO [referencia: 25 de noviembre de 2024].

5 Waldhorn, D. R. & Autric, E. (2023) “Shrimp: The animals most commonly used and killed for food production”, op. cit.