Este texto trata sobre las formas en que protegemos a los animales de las enfermedades en el mundo salvaje. Podemos vacunar a los animales contra enfermedades, y dar ayuda médica a los que están enfermos. Para más información sobre las formas en que podemos ayudar a los animales, ver nuetra sección sobre ayuda a los animales en el mundo salvaje. Para más información sobre el sufrimiento provocado por enfermedades a los animales salvajes, recomendamos ver nuestra página sobre enfermedades en la naturaleza.
Las enfermedades son una de las causas de sufrimiento para los animales no humanos que viven en el mundo salvaje. La página Enfermedades en la naturaleza explica esto con más detalle. Sin embargo, por fortuna, esta es una de las áreas en las que ya sabemos cómo ayudar. Ya existe la tecnología para curar muchas de las enfermedades que afectan a los animales que viven en el mundo salvaje, y para vacunar contra ellas a los animales. Por lo general, las vacunas y las medicinas se suministran a los animales salvajes cuando ello beneficia a a seres humanos, por ejemplo, para detener la transmisión de enfermedades desde los animales salvajes hasta los animales en granjas y los seres humanos, o por motivos conservacionistas. Pocas veces se hace por el beneficio de los propios animales. Pero el resultado obtenido hasta la fecha muestra que es posible vacunar a los animales incluso cuando hacerlo no beneficia a seres humanos.
El síndrome de la nariz blanca es una enfermedad producida por el hongo Pseudogymnoascus destructans. Desde 2007 ha matado a más de seis millones de murciélagos en Norteamérica.1 La tasa de mortalidad es superior al 90% en algunas especies. La enfermedad altera la hibernación de los murciélagos, provocando que mueran de inanición al gastar todas sus reservas grasas, o que mueran al exponerse mientras buscan comida en invierno.2 Un experimento de campo de 2019 estudió la eficacia de la bacteria probiótica Pseudomonas fluorescens para reducir el impacto de la enfermedad en murciélagos infectados. Se descubrió que los animales tratados con el probiótico tenían una tasa de mortalidad del 46,2%, que se reducía al 8,4% en el caso de los no tratados.3 Aunque había intereses conservacionistas en la búsqueda de una cura, la aplicación generalizada reduciría de manera significativa el sufrimiento y la muerte prematura entre murciélagos.
El tratamiento probiótico puede ser también de utilidad para tratar la enfermedad en otras especies. El hongo quítrido Batrachochytrium dendrobatidis ha tenido un efecto devastador en anfibios, matando a millones de animales de más de 500 especies.4 Los anfibios infectados muestran síntomas como una pérdida de apetito, letargo, y su piel se vuelve más espesa; esto lleva a la muerte, porque los individuos afectados son incapaces de tomar nutrientes y liberar toxinas a través de la piel. Algunos anfibios respiran solamente a través de la piel y, una vez infectados, son incapaces de respirar.5 Un estudio de 2016 sobre sapos boreales mostró que los animales tratados con el probiótico Janthinobacterium lividum antes de la exposición a Batrachochytrium dendrobatidis aumentaban la tasa de supervivencia en un 40% en comparación con los sapos no tratados.6 Podrían usarse probióticos en el futuro para tratar o proteger a los anfibios susceptibles de contraer la enfermedad.
También se están logrando avances en la investigación sobre la posibilidad de suministrar tratamiento probiótico para una enfermedad en serpientes causada por el hongo Ophidiomyces ophiodiicola,7 y para la infestación por Nosema ceranae en abejas.8 Se han realizado experimentos con éxito del uso de probióticos para inhibir las infecciones por zoosporas en peces.9 Los probióticos tienen el potencial de mejorar de manera significativa el bienestar de los animales que viven en el mundo salvaje, protegiéndolos de enfermedades o mitigando sus efectos.
La sarna sarcóptica es una enfermedad de la piel provocada por insectos parasitarios. Afecta a varias especies de animales no humanos, incluyendo perros, gatos, coyotes, osos y wombats. La sarna afecta de manera especial a los últimos. Se piensa que esto ocurre debido a que el cuerpo de los vombátidos resulta especialmente adecuado para la supervivencia y transmisión de la sarna sarcóptica.10 Los wombats infestados pierden el pelo, su piel se infecta y forma una costra, e incluso sus ojos y orejas pasan a tener forma de costra. En varios casos esto puede llevar a la muerte.11 Está considerada una de las enfermedades más dolorosas de las que afectan a los animales no humanos.12
Los wombats infestados suelen ser tratados con moxidectina. Este trabajo lo llevan a cabo principalmente equipos voluntarios. El estrés de la captura puede matar a los wombats, en especial cuando se encuentran en un estado de debilidad. El tratamiento químico debe aplicarse durante varias semanas, y se administra de manera habitual colgando de la entrada a la madriguera de estos animales una cortina impregnada en el medicamento. Scott Carver y su equipo están desarrollando un nuevo tratamiento más duradero. Si este finalmente se puede usar de manera efectiva, hará mucho más fácil tratar a los wombats. Debemos tener en cuenta que esta intervención, la investigación desarrollada por Scott Carver y la labor voluntaria en Tasmania, parecen estar motivadas por la preocupación por el sufrimiento de los animales en sí, y no por motivos conservacionistas o económicos. No existen casos de transmisión de la enfermedad de wombats a animales domesticados y, según Carver, es improbable que la sarna provoque la extinción de los wombats.13
Al margen de la asistencia a los animales que ya están enfermos, una forma importante en la que podemos proteger a los animales en el mundo salvaje es mediante la vacunación. Existen muchos ejemplos de vacunación a gran escala de animales que viven en la naturalza. Quizá el caso más importante sea la vacunación contra la rabia, que se ha llevado a la práctica en varios países. También se han desarrollado vacunas contra otras muchas enfermedades que afectan a los animales salvajes.
Un caso paradigmático de inmunización de animales salvajes es la vacunación antirrábica de animales,14 que erradicó con éxito la enfermedad en gran parte de Europa en 2010, y también en extensas zonas de Norteamérica. Esto se ha hecho con el fin de prevenir la propagación de la enfermedad, y el contagio de animales que conviven con seres humanos, como perros, y también a los propios seres humanos. La vacuna se administra introduciéndola en trozos de alimento que después se dispersan en las zonas donde viven los animales que se quiere tratar.15
En Estados Unidos, los intentos de eliminar la enfermedad comenzaron en los años 70,16 y se ha conseguido en lugares como la isla de Parramore (Virginia),17 Williamsport (Pensilvania)18 y Cape May (Nueva Jersey).19 Uno de estos programas de vacunación logró prevenir la propagación de la rabia en mapaches salvajes de Massachusetts mediante la vacunación por vía oral de un 63% de la población, lo cual fue suficiente para erradicar con éxito la enfermedad en la zona.20 Otro ejemplo es el programa de vacunación antirrábica oral de coyotes en Texas, que logró una reducción significativa de los casos de rabia, y detuvo su expansión.21 También se han llevado a cabo iniciativas de este tipo en otras partes de Norteamérica, como Canadá.22 También se ha propuesto un esfuerzo coordinado entre México, Estados Unidos y Canadá para erradicar la rabia en otras zonas.23
Se han puesto en práctica programas similares en todo el mundo, como la vacunación de perros en África24 y Asia,25 y la vacunación de lobos en Etiopía.26 Los datos de estos programas muestran evidencias de ser eficaces, y los resultados de la implantación harán que vacunar a más animales en el futuro sea más fácil.
La rabia es una enfermedad terrible para los animales afectados. Extendida por mordeduras, produce inflamación en el cerebro. Los síntomas pueden incluir fiebre, dolor, sensaciones de hormigueo y ardor, hidrofobia, confusión y parálisis muscular. Una vez que aparecen los síntomas, la muerte es inevitable por lo general.27 El siguiente vídeo muestra a un gato feral que sufre rabia. Podemos ver la agresividad, la dificultad de movimiento y la confusión que muestra.
La vacunación de animales contra la rabia no se ha llevado a cabo por su propio bien, sino para proteger intereses humanos evitando la transmisión de la enfermedad a animales domesticados y seres humanos, o para conservar poblaciones de especies amenazadas. Sin embargo, la vacunación de estos animales en el mundo salvaje los beneficia de manera inmensa, al protegerlos de una terrible enfermedad. La lección que podemos aprender en nuestra lucha contra la rabia, puede resultar de utilidad en futuros programas de vacunación, dirigidos a promover el bienestar de los animales individuales en la naturaleza. Además, el éxito de esta medida muestra que otros programas de vacunación futuros también pueden tenerlo. A pesar de las enormes dificultades de vacunar a los animales en el mundo salvaje, se ha conseguido erradir la rabia en mamíferos terrestres en grandes zonas del mundo, y se ha reducido de manera enorme su incidencia en otras. No hay motivos para descartar que se pueda tener un éxito similar en la vacunación de animales contra otras enfermedades en el mundo salvaje.
La brucelosis afecta a rumiantes como vacas, bisontes o ciervos, así como a algunos mamíferos marinos y a los seres humanos. Sus principales efectos sobre los animales no humanos se dan en el sistema reproductivo, produciendo infertilidad, abortos, parto de fetos muertos y nacimiento de crías incapaces de sobrevivir. También produce inflamación de testículos, y las bacterias pueden afectar a las articulaciones, causando artritis.28
Las poblaciones de bisontes en el área del Gran Ecosistema de Yellowstone son muy vulnerables a la brucelosis. Se ha calculado que más de 12.000 ciervos y 2.000 bisontes están afectados (el 10% y el 50%, respectivamente).29 Puesto que la brucelosis puede transmitirse entre especies, los ciervos y los bisontes en Yellowstone actúan como especies “de reserva” para la brucelosis. Para combatir esto, se ha desarrollado una vacuna para los bisontes de Yellowstone (RB51). Resulta poco claro hasta qué punto los bisones sufren realmente a causa de la brucelosis, y si las vacunas existentes hasta la fecha son suficientemente efectivas.30 En cualquier caso, se necesitan más investigaciones en torno a los efectos de la brucelosis sobre el bienestar de los bisontes, así como en torno a posibles intervenciones (como vacunas). Se cree que la brucelosis pueden transmitirse a vacas cautivas y, para contentar a los granjeros, los guardas de Yellowstone matan a cientos de bisontes cada año.31 Si pudiera demostrarse que la transmisión de la brucelosis desde los bisontes no es una amenaza para los animales domesticados, o si se pudiera desarrollar una vacuna efectiva, se pondría fin a estas muertes. En cualquier caso, la situación de los bisontes mejoraría de manera significativa.
La peste selvática es una enfermedad infecciosa que afecta a roedores como los perritos de las praderas. Es provocada por la misma bacteria responsable de la peste bubónica en seres humanos. Los efectos devastadores de la pandemia de “peste negra” nos resultan muy conocidos. Pero la alta tasa de mortalidad de los roedores salvajes que todavía fallecen a causa de esta es menos conocida. Los brotes en los perritos de las praderas pueden suponer una tasa de mortalidad cercana al 100%.32 Los síntomas incluyen fiebre, deshidratación, baja energía, falta de apetito, dificultad para respirar, hipertrofia del bazo, e inflamación de los ganglios linfáticos.33 El 95% de los perritos de los praderas muere en el plazo de 78 horas desde la infección.34
Recientemente tuvo lugar un brote de esta enfermedad que diezmó a una población de perritos de las praderas en Dakota del Sur (Estados Unidos). Desde entonces, ha afectado a sus depredadores, los hurones de patas negras. Ante esto, se llevó a cabo una inmunización masiva de perritos de las praderas, principalmente porque los seres humanos quieren conservar a los hurones. Los perritos de las praderas han mostrado una tasa de supervivencia superior al 95% tras ser vacunados.35 A pesar de que el objetivo de la vacunación es la protección de los hurones de patas negras, los perritos de las praderas también se benefician de la misma. Al menos hasta que son depredados por los hurones.
En 2017 equipos de biología en Montana, también en Estados Unidos, comenzaron a distribuir cebos con la vacuna oral empleando drones. Esto les permitió cubrir mucho más terreno del que habría sido posible repartiendo los cebos a mano. Con los drones es posible vacunar a 4.000 perritos de las praderas en un solo día. En el siguiente vídeo se puede ver a los drones despegando.
El ántrax es una enfermedad grave y mortal provocada por la bacteria Bacillus anthracis. Cuando se expone al oxígeno, la bacteria forma esporas que son extremadamente resistentes, capaces de sobrevivir durante años en el suelo o en la piel de un animal infectado. Las esporas entran en el cuerpo a través de la ingesta, la inhalación o por una herida abierta. Los herbívoros pueden ingerir las esporas mientras pastan. Una vez un animal se ve infectado, sus síntomas pueden incluir fiebre alta, temblores musculares y dificultad para respirar. Los animales depredadores pueden infectarse al comer la carne de un animal infectado.36 El ántrax puede tener efectos devastadores sobre los animales que viven en el mundo salvaje. Los herbívoros salvajes son especialmente vulnerables a los brotes de ántrax, con tasas de mortalidad del 21% al 55% en hipopótamos, y de hasta el 90% en impalas y kudúes.37 Un brote en Namibia mató a más de 100 hipopótamos,38 y murieron más de 2.300 renos en un brote en Siberia en 2016.39 Este vídeo es un reportaje sobre los efectos del brote de ántrax sobre los hipopótamos en Namibia.
Teniendo en cuenta el alto riesgo de contagio de la enfermedad a humanos, en particular debido al consumo de la carne de animales cazados, se han desarrollado ya ensayos de inmunización. Se desarrolló un programa piloto de vacunación contra el ántrax en animales cazados de manera habitual en reservas de caza africanas. Se suministró la vacuna de manera oral y subcutánea a los animales, que desarrollaron niveles de resistencia a la infección.40 Las vacunas han mostrado ser efectivas en rinocerontes negros y guepardos.41 Hasta ahora solamente se ha administrado estas vacunas a los animales salvajes considerados de interés para la conservación. Por ejemplo, el servicio de protección de la vida salvaje de Kenia vacunó a rinocerontes blancos y rinocerontes negros tras un brote de ántrax entre búfalos del Parque Nacional del Lago Nakuru.42 Asimismo, tras un brote de esta enfermedad que en 2005 y 2006 mató a 53 cebras de Grévy, se llevó a cabo otro programa dirigido a proteger a estos animales. Para salvar a las 650 cebras de Grévy que quedaban en Kenia, los guardas las vacunaron usando dardos. Después de la vacuna, no murieron más cebras.43 Aunque hasta ahora las vacunas se han distribuido solamente para satisfacer intereses humanos o conservacionistas, no existen motivos para que dichos programas de vacunación no puedan extenderse a todos los animales que sufren ántrax, con independencia del valor que los seres humanos les den.
Hay otra enfermedad grave, a menudo más asociada con seres humanos, que también provoca el sufrimiento y la muerte de un gran número de animales en el mundo salvaje. La hepatitis B y el tétanos son enfermedades comunes entre gibones, además del sarampión y la rabia. Para reducir el riesgo de transmisión, desde seres humanos a gibones y viceversa, la fundación Wild Animal Rescue Foundation of Thailand recomienda la vacunación de gibones y seres humanos contra todas estas enfermedades.44
En 2013 la Comisión Europea apoyó una propuesta para la vacunación de jabalíes con el objetivo de mejorar la salud de los cerdos. El brote de peste porcina en 1997 provocó la muerte de más de 10 millones de cerdos. Una vacuna administradra de manera oral inmunizará de manera preventiva a los jabalíes, y también puede usarse para inocular a cerdos en casos de emergencia.45
Desde los años 90, la cepa del ébola en Zaire ha matado aproximadamente a un tercio de la población mundial de gorilas, y en torno a la misma proporción de chimpancés.46 Un estudio indica que un brote en los años 2002 y 2003 posiblemente mató a más de 5.000 gorilas.47 Parece que la vacunación sería una solución obvia para luchar contra esta enfermedad. De hecho, esto se ha propuesto para salvar la vida de los grandes simios africanos. El procedimiento consiste en suministrar las vacunas en trozos de comida, como se hace en el caso de la rabia, o en dardos hipodérmicos.
Existe un mayor interés en tratar a grandes simios porque generalmente se da un gran valor a las especies de estos animales, y también debido a las recientes amenazas para la salud humana propagadas a través del contacto con simios infectados o por el consumo de estos. Otros animales pueden no recibir la misma atención, aunque podrían ser tratados de una manera similar.
El ébola es una enfermedad terrible que provoca varios síntomas, incluyendo fiebre, hemorragias internas, debilidad muscular, dificultad para respirar y tragar, vómitos y diarrea. En seres humanos es letal en torno al 50% de veces.48 En gorilas la tasa de mortalidad puede ser de hasta el 90%.49 Una campaña efectiva de vacunación reduciría de manera significativa el sufrimiento y la muerte de los animales vulnerables al ébola.
El Reino Unido constituye un buen ejemplo de cómo empezar a implantar programas de vacunación. Se han llevado a cabo proyectos para proteger a los animales de enfermedades como la gripe aviar o la enfermedad de Newcastle. A pesar de su nombre, la enfermedad de Newcastle ha proliferado fuera de esta ciudad. Por ejemplo, de manera reciente en China, se vacunó a 1.989 pavos reales en Yunnan Wild Animal Park contra la gripe aviar y la enfermedad de Newcastle.50
En el Reino Unido existe un banco de vacunas y antígenos del gobierno para su uso en brotes potenciales, y para su aplicación en pingüinos y loros con fines conservacionistas. Este país también contribuye al banco europeo de vacunas para la peste porcina, así como al banco de antígenos de alta prioridad para la fiebre aftosa, donde antígenos y vacunas se guardan para cuando su uso es necesario.51
La tuberculosis es todavía una enfermedad activa, que actúa tanto en seres humanos como en individuos de otras especies. En 2011 se administró una vacuna oral mediante cebos a jabalíes bajo condiciones naturales de transmisión.52 En el Reino Unido los tejones a menudo transportan la tuberculosis, que se puede extender a las vacas. Por desgracia, el gobierno británico ha implantado una política de matar a los tejones en varias zonas del Reino Unido para intentar reducir la extensión de la enfermedad. Desde 2013 se han matado 68.000 tejones en el Reino Unido.53 Sin embargo, estas matanzas son controvertidas. El National Trust, un organismo que es uno de los principales terratenientes en el Reino Unido, y que tiene a muchos arrendatarios que poseen granjas, no permite matar a los tejones en sus tierras.54 En algunas zonas hay equipos voluntarios que capturan, vacunan y liberan a los tejones, y existe una investigación en curso para desarollar una vacuna oral que no requeriría atrapar a los animales.55 Este vídeo muestra cómo es la vacunación de tejones salvajes.
Al igual que otros animales, los insectos sufren enfermedades. Por ejemplo, las mariposas sufren una enfermedad mortal denominada “peste negra”, provacada por el virus de la poliedrosis nuclear,56 y el virus de la parálisis afecta a los grillos y otros insectos.57 Hasta hace poco se creía que la vacunación de insectos no era posible, puesto que su sistema inmunitario, si bien era similar en ciertos aspectos al de los mamíferos, no usaba anticuerpos. Pero una investigación reciente llevada a cabo en la Universidad de Helsinki ha mostrado que es posible vacunar a las abejas. Cuando una abeja reina come algo que contiene patógenos, la biofirma de estos se fija por una proteína llamada vitelogenina. Esta proteína transmite la biofirma a los huevos de la reina, donde actúa como inductora de una respuesta inmunitaria en las nuevas abejas. Esto supone que podemos vacunar a miles de abejas sencillamente vacunando a la reina. Se están llevando a cabo investigaciones para desarrollar una vacuna contra la Loque americana, una enfermedad bacteriana que puede devastar las colonias de abejas.58 El elevado número de insectos en el mundo supone que el potencial de la vacunación para reducir el sufrimiento y la muerte de los animales sea enorme.
En algunos casos no resulta posible detener la transmisión de una enfermedad mediante la vacunación de animales, y son necesarias otras medidas para la detención. Este es el caso, por ejemplo, de enfermedades que se transmiten por animales como garrapatas o insectos.
Una manera de evitar la transmisión de dicha enfermedad sería matando a los insectos que la transportan, aunque esto resultaría obviamente perjudicial para ellos. Pero hay otras formas de reducir las poblaciones de insectos que no implican matar a los animales, y que en realidad tienen mayor éxito. Esto puede hacerse esterilizándolos, o mediante un tratamiento que provoca que nazcan más machos que hembras. Hay quienes piensan que esto es inmoral, pero parece difícil pensar que esto pueda ser así cuando la alternativa es la agonía y la muerte que tendrían que afrontar muchos animales a causa de la enfermedad, además de la muerte de un gran número de insectos debido a la dinámica poblacional.
Una técnica empleada para este fin, la esterilidad heredada, consiste en reubicar a individuos de una determinada especie cuya descendencia será estéril es una zona concreta.59 Los machos son tratados de una manera que hace que tengan menos crías, la mayoría de las cuales serán estériles. Esto lleva también a que nazcan más machos que hembras.60
La esterilización de insectos se ha desarollado ya a escala global. Se desarrolló en un inicio en los años 40,61 y ha estado evolucionando desde entonces.
Algunos ejemplos exitosos de esta técnica son los siguientes:
Por supuesto, esto puede tener algunas consecuencias en los procesos naturales que ocurren en estas zonas. Sin embargo, se asume de manera extendida que merece la pena llevar a cabo estas medidas, porque salvarán la vida de un gran número de seres humanos. Al estar en juego vidas humanas, esta medida se suele aceptar como plenamente justificada. Debido al sesgo especista que existe, medidas como la vacunación y la esterilización de insectos se consideran plenamente aceptables cuando benefician a seres humanos, pero no tanto cuando solamente ayudan a animales no humanos.62 Sin embargo, puesto que el especismo carece de justificación, tenemos que rechazar esta manera de pensar.
La peste bovina era una enfermedad viral infecciosa que afectaba a vacas, búfalos, ñus, jirafas, antílopes, facóqueros y otros artiodáctilos. Los síntomas incluyen fiebre, pérdida de apetito, secreción de nariz y ojos, estreñimiento seguido de diarrea aguda, y erosiones en la boca, el revestimiento de la nariz y el tracto genital. La tasa de mortalidad era alta, cercana al 100% en poblaciones no expuestas con anterioridad. La muerte tenía lugar entre 6 y 12 días después del primer inicio de los síntomas. Un brote en la década de 1890 mató a entre el 80% y el 90% de todas las vacas en el sur y este de África.
Después de una larga y difícil campaña de vacunación, la Organización Mundial de Sanidad Animal anunció de manera oficial la erradicación global de la enfermedad en junio de 2011. La peste bovina se había convertido en la segunda enfermedad completamente erradicada por seres humanos, y la primera que afectaba a animales no humanos. Aunque los animales salvajes no fueron vacunados contra la peste bovina, su erradicación también les resultó beneficiosa. Por ejemplo, la población de ñus en el Parque Nacional Serengueti en Tanzania en 1957 era de alrededor de 100.000 individuos. La población se mantuvo a este nivel debido a la transmisión de la peste bovina de vacas y toros a ñus. En 1971, solo 10 años después de la introducción de la vacuna contra la peste bovina, la población de ñus había crecido hasta 770,000 individuos.63 Los ñus, en especial los recién nacidos, eran muy vulnerables a la peste bovina. La erradicación de la enfermedad ha evitado el sufrimiento y la muerte de miles de ñus, aunque de manera no intencionada, y como efecto secundario de la vacunación de animales domesticados.
La erradicación de la viruela mostró a los seres humanos que la enfermedad no es una parte esencial de la vida, sino sencillamente un problema técnico (de gran dificultad) que, a través de la cooperación y el trabajo serio, podemos combatir, aumentando así el bienestar humano. La erradicación de la peste bovina muestra que ocurre lo mismo en el caso de las enfermedades de otros animales. Con motivación, financiación, cooperación y esfuerzo, podemos eliminar las enfermedades que afectan a los animales no humanos. Los resultados obtenidos hasta la fecha muestran que la erradicación de estas es posible. La Organización Mundial de Sanidad Animal ya ha elaborado planes para eliminar la peste de los pequeños rumiantes, una enfermedad relacionada que como su nombre indica, afecta a rumiantes más pequeños, tanto domesticados (cabras y ovejas) como salvajes (saigas).64 45 países se han comprometido a erradir la enfermedad en 2030.65
Todos estos ejemplos muestran que la vacunación es una forma viable de mejorar de manera radical la situación de los animales en el mundo salvaje. Podemos tratar y curar enfermedades dolorosas como la sarna sarcóptica y el síndrome de la nariz blanca. Podemos vacunar a estos contra enfermedades terribles como la rabia, la tuberculosis, e incluso la peste. Tenemos también la capacidad de erradicar por completo enfermedades de toda la superficie de la tierra. ¿Qué haremos, dado que poseemos esta capacidad? Por ahora la motivación es principalmente el interés propio y el deseo de conservar especies amenazadas, por lo que nuestras intervenciones no ayudan a tantos animales como sería posible. Cuando rechacemos el especismo, y unamos nuestros conocimientos y la capacidad tecnológica con un deseo de mejorar las vida de todos los animales sintientes del planeta, nuestras intervenciones llegarán mucho más lejos.
Para más información sobre las formas en que podemos ayudar a los animales, ver nuestra página sobre ayuda a los animales en la naturaleza. Otraa forma en la que podemos hacer esto es ayudar a los animales atrapados en incendios y otros desastres naturales.
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6 Kueneman, J. G., Woodhams, D.C., Harris, R., Archer, H. M., Knight, R. & McKenzie, J. (2016) “Probiotic treatment restores protection against lethal fungal infection lost during amphibian captivity”, Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 283 (1839) [referencia: 9 de septiembre de 2019].
7 Hill, A. J.; Leys, J. E.; Bryan, D.; Erdman, F. M.; Malone, K. S. & Russell, G. N. (2018) “Common cutaneous bacteria isolated from snakes inhibit growth of Ophidiomyces ophiodiicola”, EcoHealth, 15, pp. 109-120.
8 El Khoury, S.; Rousseau, A.; Lecoeur, A.; Cheaib, B.; Bouslama, S.; Mercier, P.; Demey, V.; Castex, M.; Giovenazzo, P. & Derome, N. (2018) “Deleterious interaction between Honeybees (Apis mellifera) and its microsporidian intracellular parasite Nosema ceranae was mitigated by administrating either endogenous or allochthonous gut microbiota strains”, Frontiers in Ecology and Evolution, 23 May [referencia: 9 de septiembre de 2019].
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10 Department of Primary Industries, Parks, Water and Environment (Tasmania) (2017) “Wombat mange FAQs”, Wildlife Management [referencia: 9 de septiembre de 2019].
11 Ibid.
12 Spring, A. (2019) “‘Significant suffering’: Experts call for national plan to save wombats from mange”, The Guardian, Mon 17 Jun [referencia: 9 de septiembre de 2019].
13 Ibid.
14 Steck, F.; Wandeler, A.; Bichsel, P.; Capt, S.; Häfliger, U. & Schneider, L. (1982) “Oral immunization of foxes against rabies. Laboratory and field studies”, Comparative Immunology, Microbiology and Infectious Diseases, 5, pp. 165-171.
15 The procedure of oral vaccination of foxes is described here: Department for Environment, Food and Rural Affairs (2010) Vaccination as a control tool for exotic animal disease: Key considerations, London: Department for Environment, Food and Rural Affairs [referencia: 10 de agosto de 2013].
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50 He, T. (2010) “1,989 peacocks vaccinated in Yunnan Wild Animal Park”, op. cit.
51 Department for Environment, Food and Rural Affairs (2010) Vaccination as a control tool for exotic animal disease: Key considerations, op. cit.
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61 Este método se empleó de manera inicial para luchar contra el parasitismo, y se ha usado con este propósito desde entonces. Se ha aplicado en el caso de los gusanos barrenadores (Cochliomyia hominivorax) en lugares como los Estados Unidos (Florida y Texas), América Central, las Antillas Neerlandesas y Libia.
62 See Loftin, R. W. (1985) “The medical treatment of wild animals”, Environmental Ethics, 7, pp. 231-239.
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