El igualitarismo sostiene que una situación es mejor si la felicidad presente en esa situación se distribuye lo más equitativamente posible. Según algunos igualitaristas, la igualdad es buena porque la desigualdad es mala en sí misma o porque es injusta. Según otros, la igualdad es buena, y la desigualdad mala, porque debemos dar prioridad a los intereses de los que se encuentran en peores condiciones. Este último tipo de igualitarismo es a menudo llamado prioritarismo, ya que da prioridad a ayudar a los que están en peores condiciones.
Así, de acuerdo con el igualitarismo, es mejor que todo el mundo viva en un nivel satisfactorio de felicidad, en lugar de que algunos disfruten de condiciones paradisíacas, mientras otros se encuentran en una situación muy mala. Lo que importa en el igualitarismo no es sólo que el nivel de felicidad sea el más alto posible, sino también que la mayor parte posible de la población viva feliz y no experimente sufrimiento.
El igualitarismo ha sido criticado por lo siguiente. La mayoría de nosotros estaría de acuerdo en que aumentar la igualdad disminuyendo en gran medida la felicidad (incluyendo la felicidad de los que ya están en la peor situación), no sería ético. Entonces podría afirmarse que la igualdad no es realmente tan importante, y que sólo la suma de la felicidad lo es. Sin embargo, los igualitaristas rechazan esta afirmación, ya que no tienen que preocuparse sólo por la igualdad, sino también por la felicidad también. Por lo tanto, ellos pueden estar de acuerdo en que en una situación como la descrita anteriormente, no valdría la pena reducir la felicidad de todos, a fin de tener una menor desigualdad. Pero, a diferencia de otros como utilitaristas o teóricos de derecha, ellos también se preocupan por la igualdad. Por lo tanto, contrariamente a los utilitaristas, ellos afirman que la disminución de la felicidad total vale la pena si eso significa un aumento significativo de la felicidad de los más infelices. Y, contrariamente a los teóricos de derecha, van a reclamar que ningún derecho debería ser respetado si este prohíbe lo anterior.
Como el igualitarismo tiene que ver con la igualdad, se opone a cualquier punto de vista que defienda la discriminación contra seres cuyas vidas pueden ser buenas o malas. El igualitarismo implica que los intereses de los animales no humanos deben ser tomados en cuenta, como lo han señalado autores como Ingmar Persson,1 Peter Vallentyne,2 Nils Holtug,3 y anteriormente el pionero del siglo XX Lewis Gompertz.4 El igualitarismo tiene consecuencias importantes para los animales no humanos porque incontables miles de millones de ellos son sometidos cada año a la discriminación y el abandono, esto supone que se encuentran en una situación peor en comparación con la mayoría de los seres humanos.
Otras teorías también defienden a los animales no humanos de los daños que sufren porque dicen que no se justifica causarles daño o no ayudarlos cuando lo necesitan. El igualitarismo acepta esto, pero afirma que tenemos razones adicionales para el cuidado de los intereses de los animales no humanos. Esto debido a que en la actualidad, la mayoría de los seres humanos disfrutan mucho más de la felicidad que los animales no humanos. Sin duda, algunos seres humanos sufren terriblemente. Sin embargo, si tenemos en cuenta las mayorías, la situación de los animales no humanos es claramente peor que la de los seres humanos. Los que son utilizados como recursos por los seres humanos sufren destinos terribles. Miles de millones de animales son explotados en granjas en las que sufren terriblemente durante toda su vida. Además, sus vidas son muy cortas. Son sacrificados a la primera oportunidad rentable, para ser comidos y utilizados para otros fines. Y si tenemos en cuenta la vida de los animales que viven en estado salvaje, la situación es también muy lejos de ser idílica. Ellos sufren mucho y de muchas maneras, y sus vidas normalmente terminan abruptamente poco después de haber nacido.
La defensa del igualitarismo que realizamos sugiere que no solamente debemos defender y tener en cuenta a los animales no humanos, sino también hacer de su defensa nuestra principal preocupación. Debido a que su situación es mucho peor que la nuestra, el igualitarismo implica que la satisfacción de los intereses de los animales no humanos debe ser una prioridad.
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1 Persson, I. (1998 [1993]) “Una base para la igualdad (interespecífica)”, en Cavalieri, P. & Singer, P. (eds.) El Proyecto Gran Simio: la igualdad más allá de la humanidad, Madrid: Trotta, pp. 230-242.
2 Vallentyne, P. (2005) “Of mice and men: Equality and animals”, Journal of Ethics, 9, pp. 403-433.
3 Holtug, N. (2007) “Equality for animals,” en Ryberg, J.; Petersen, T. S. & Wolf, C. (eds.) New waves in applied ethics, Basingstoke: Palgrave Macmillan, pp. 1-24.
4 Gompertz, L. (1997 [1824]) Moral inquiries on the situation of man and of brutes, London: Open Gate.