Muchos animales son matados en la investigación medioambiental en nombre de la conservación y la seguridad ambiental. Los animales pueden morir en experimentos que se llevan a cabo en el campo. El “campo” se refiere al ecosistema objeto de estudio, que es en realidad el hogar de los animales que viven en él. Un gran número de animales también muere en laboratorios donde se prueban productos químicos para determinar sus efectos sobre los ecosistemas.
Además de los grupos ecologistas, algunas agencias gubernamentales están involucradas en este tipo de investigación, incluida la Agencia de Protección Ambiental, y el Servicio de Pesca y Vida Salvaje de EEUU.
Una organización ecologista importante que ha apoyado firmemente la experimentación con animales es World Wildlife Federation (WWF). Este grupo ha estado presionando fuertemente en todo el mundo para que se hagan más experimentos con un gran número de animales para probar el impacto de diferentes productos químicos en el medio ambiente. Debido a estas actividades, WWF ha sido fuertemente criticad por organizaciones que defienden a los animales no humanos.
Otras organizaciones de defensa ambiental que presionan por la experimentación con animales muestran un claro conflicto entre los esfuerzos por la conservación y la defensa de los animales como seres sintientes. Estas entidades incluyen a Environmental Defense Fund, Science and Environmental Health Network, Sierra Club, National Resources Defense Council y Amigos de la Tierra.
Lo que importa a las organizaciones ecologistas que defienden pruebas letales en los animales es la conservación de los ecosistemas, las especies y los intereses de los seres humanos. Dichos experimentos nunca se permitirían en los seres humanos debido a los daños que les causarían. Sin embargo, las principales razones por las que serían perjudiciales para los seres humanos son las mismas por las que serían perjudiciales para los animales no humanos: el gran dolor, angustia emocional y la muerte. Esta desconsideración con los animales no humanos es el especismo, las discriminación de quienes no pertenecen a una especie determinada.
Los animales sufren terriblemente en la naturaleza. Por desgracia, las pruebas químicas no están dirigidas a ayudar a los animales no humanos, sino impulsar los fines antes mencionados. Si los humanos estuviéramos preocupados por los intereses de los animales y el impacto de las pruebas en su hábitat, no les causaríamos sufrimiento y muerte con nuestros experimentos. En su lugar, investigaríamos formas de ayudarlos en el mundo salvaje.
Hay varias instituciones que llevan a cabo experimentos con animales por razones ambientales. Las agencias reguladoras son responsables de la introducción de grandes programas, incluso cuando la ley no les requiere hacerlo. Cuando se introducen leyes ordenando que se lleven a cabo pruebas, estas no requieren que las pruebas sean realizadas en animales. Sin embargo, las agencias reguladoras requieren que las pruebas se realicen en animales de todas formas por varias razones:
1. Existe sencillamente una tradición de pruebas en animales, y, con las relaciones y procedimientos ya establecidos, existe la inercia de mantenerla cuando no hay resistencia activa a cambiarla.
2. Quienes realizan los experimentos pueden tener intereses financieros en las pruebas con animales. Muchos ejecutivos de estas agencias vienen de posiciones en la industria de la experimentación animal.
3. La experimentación en animales es percibida como confiable por muchas personas, a pesar de existir otros métodos efectivos para la realización de experimentos. Por esta razón, quienes realizan las pruebas pueden sentir que la experimentación en animales reducirá su responsabilidad por los efectos no previstos que los productos químicos pueden tener en los seres humanos.
Una de las instituciones que utiliza la mayoría de los animales en experimentos ambientales es la Agencia de Protección Ambiental de EEUU. Esta agencia se encarga de muchos experimentos que ponen a prueba los peligros potenciales que productos químicos presentan al medio ambiente y establece los niveles de sustancias químicas que resultan en riesgos inaceptables. La agencia ha sido criticada bajo el argumento de que tiene una doble moral: no requiere la validación de experimentos realizados en animales, y experimentos que no usan animales deben validarse.1
Aunque esta agencia ha realizado gran parte de sus investigaciones en sus propios laboratorios en Ohio y Carolina del Norte, también paga a otros laboratorios privados para llevar a cabo ciertos experimentos. Otra parte importante de las investigaciones medioambientales en Estados Unidos es realizada por el Servicio de Pesca y Vida Salvaje de EEUU. No es la intención de esta entidad hacer cosas que beneficien a los animales, sino “conservar, proteger y mejorar los peces y la vida salvaje y sus hábitats para el beneficio de las personas estadounidenses”.2 Esta institución, por lo tanto, realiza experimentos en animales con el fin de aprender a explotar mejor los animales en formas que beneficien a los seres humanos. Sus investigaciones tienen como objetivos:
Toda esta investigación se suma a un patrón de indiferencia hacia el maltrato de los animales no humanos en aras de los intereses humanos. Las agencias gubernamentales invierten muy poco en desarrollar métodos de pruebas que no utilizan animales. Es más, las organizaciones ecologistas mencionadas anteriormente que quieren que se realicen los experimentos con animales tampoco están invirtiendo en aquellos métodos, en línea con las posiciones ecologistas especistas que sostienen.
La organización conservacionista WWF ha sido relativamente exitosa en impulsar su agenda. Por ejemplo, la Agencia de Protección Ambiental de EEUU ha decidido desarrollar un programa de experimentación con animales a gran escala para probar los efectos hormonales de productos químicos. Este programa se llama Endocrine Disruptor Screening Program.4 Ya hay mucha información acumulada sobre los efectos de muchas sustancias químicas sobre las hormonas, pero WWF quiere más información.
Estas pruebas tienen como objetivo estudiar los efectos de diferentes sustancias en la fertilidad y los órganos reproductores de los animales. Durante las pruebas, los animales son expuestos a un químico específico repetidas veces y monitoreados para detectar anomalías en su conducta sexual, incluyendo la creación de espermatozoides y óvulos, la fecundación, el desarrollo de los embriones por nacer y las actividades de las hormonas. Los animales en estos estudios son finalmente instancia matados para que sus órganos reproductivos puedan ser examinados.
Otras pruebas que se realizan con productos químicos en los animales embarazados tienen como objetivo evaluar los efectos sobre el crecimiento y desarrollo de sus hijos. Estos experimentos se llevan a cabo mediante la exposición repetida de una roedora embarazada a una sustancia, a veces durante varias generaciones. Los hijos de estos animales a menudo mueren, y los que sobreviven son a menudo deformes.
WWF también ha presionado a los gobiernos de EEUU y Canadá para evaluar el “desarrollo neuro-toxico” de los plaguicidas y otras sustancias químicas, que suponen el uso de muchos más animales en procedimientos dañinos y mortales. Esto se añade a las pruebas actuales de plaguicidas, que ya matan a miles de animales al año.
Un ejemplo del éxito que los grupos conservacionistas han logrado en sus presiones por la experimentación con animales es el High Production Volume (HPV) Challenge Program. Este programa se inició en 1998, y ha estudiado los peligros relacionados con grandes volúmenes de productos químicosm producidos o importados en EEUU, cuando se producen en cantidades superiores a 450.000 kilos al año (y decenas de empresas han participado en este programa).
Environmental Defense Fund y Chemical Manufacturers Association han defendido el programa, alegando que faltaba información sobre los efectos de los productos químicos más utilizados en EEUU. La pruebas incluyen experimentos en animales con muchos productos químicos, a pesar de que algunos de estos habían sido considerados como seguros después de años de uso regular.5
El programa se fundó después de reuniones entre la Agencia de Protección Ambiental y esas dos organizaciones. Se inició en 1998, pero la Agencia de Protección Ambiental no lo anunció hasta 2000. Por lo tanto, no se comunicó al público ni a los científicos antes de su inicio. Al presentar este programa, la Agencia de Protección Ambiental afirmó que American Chemistry Council, Environmental Defense (antes conocida como Environmental Defense Fund) y American Petroleum Institute participaron en su lanzamiento.
Los reglamentos de la Unión Europea en relación con los productos químicos están bajo la supervisión de REACH (Registration, Evaluation and Authorisation of Chemicals), bajo control de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas. Las normas de REACH tienen el propósito de hacer sencillo detectar productos químicos que son muy tóxicos para que estos sean retirados del mercado. El sistema REACH se encuentra todavía en proceso de implantación.
De acuerdo con las normas de REACH, los nuevos productos químicos producidos en cantidades superiores a 10 kilos por año deben ser probados en animales. Esto significa que un gran número de animales serán matados para ese objetivo.6
WWF ha estado presionando a la Unión Europea para llevar a cabo estas pruebas, ya que, según WWF, “ponen a Europa un pequeño paso por delante hacia un nuevo enfoque de las sutancias químicas”.7
En cuanto a las pruebas de la Comisión Europea sobre los efectos hormonales de los productos químicos en los animales, el WWF ha declarado estar “de acuerdo con la aceptación de la Comisión sobre la necesidad de una acción preventiva sobre sustancias disruptoras endocrinas en algunos casos, pero es decepcionante que la estrategia propuesta no profundiza lo suficiente en este aspecto”.8
Las formas en las los animales sufren y mueren para fines de investigación son varias. Los siguientes son algunos ejemplos:
Las sustancias químicas pueden darse de comer a la fuerza a los animales, o pueden inyectarse directamente en hámsteres y ratas. La médula ósea y la sangre pueden ser tomadas de los animales varias veces. Después, las células provenientes de estas muestras son analizadas para detectar anormalidades. Los productos químicos que son inyectados a los animales pueden causar una gran cantidad de sufrimiento. Estos químicos pueden ser irritantes o muy tóxicos y pueden causar dolor, convulsiones y trastornos psicológicos.9
Con el fin de evaluar los efectos de los químicos en el sistema nervioso de los roedores recién nacidos, las ratas embarazadas son alimentadas a la fuerza con ciertas sustancias durante el embarazo y período de lactancia. Luego las ratas recién nacidas pasan a través de una serie de pruebas, en las que las matan. Estas pruebas de derrarrollo neurotóxico causan la muerte de hasta 2.500 animales con cada ronda de estudio. Los conejos también son utilizados para este propósito.10
Para medir la ecotoxicidad de una sustancia, se utilizan habitualmente peces. Los peces están en un tanque al que se añaden productos químicos. Cada día se hace un registro del número de muertes. Luego se hace un cálculo para determinar la concentración de la sustancia que mata a la mitad de los peces.11
Otros animales, como ratones y perros, también se utilizan en pruebas de ecotoxicidad. Deben soportar la exposición repetida a sustancias químicas hasta tres meses para pruebas sobre los efectos de sustancias químicas en la función de los órganos. Durante estas pruebas, los animales pueden ser obligados a ingerir los químicos.
Las pruebas de toxicidad pueden variar grandemente. Pruebas adicionales pueden incluir:
Estas pruebas pueden causar, entre otras cosas, el sangrado de genitales, convulsiones, parálisis, diarrea, intoxicaciones y la muerte.
Existen muchos métodos para realizar pruebas que son más respetuosos con los animales. Los siguientes son algunos ejemplos:
Brent, R. L. (1986) “Evaluating the alleged teratogenicity of environmental agents”, Clinics in Perinatology, 13, pp. 609-613.
Brent, R. L. (2004) “Utilization of animal studies to determine the effects and human risks of environmental toxicants (drugs, chemicals, and physical agents)”, Pediatrics, 113, pp. 984-995.
Deng, Z. D.; Carlson, T. J.; Li, H.; Xiao, J.; Myjak, M. J.; Lu, J.; Martinez, J. J.; Woodley, C. M.; Weiland, M. A. & Eppard, M. B. (2015) “An injectable acoustic transmitter for juvenile salmon”, Scientific Reports, 5 [referencia: 31 de enero de 2015].
Dix, D. J.; Houck, K. A.; Martin, M. T.; Richard, A. M.; Setzer, R. W. & Kavlock, R. J. (2007) “The ToxCast program for prioritizing toxicity testing of environmental chemicals”, Toxicological Sciences, 95, pp. 5-12 [referencia: 6 de marzo de 2017].
Drobne, D. (1997) “Terrestrial isopods—a good choice for toxicity testing of pollutants in the terrestrial environment”, Environmental Toxicology and Chemistry, 16, pp. 1159-1164.
Fan, A.; Howd, R. & Davis, B. (1995) “Risk assessment of environmental chemicals”, Annual Review of Pharmacology and Toxicology, 35, pp. 341-368.
Fano, A. (1997) Lethal laws: Animal testing, human health, and environmental policy, London: Zed.
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Kelce, W. R.; Monosson, E.; Gamcsik, M. P.; Laws, S. C. & Gray, L. E., Jr. (1994) “Environmental hormone disruptors: Evidence that vinclozolin developmental toxicity is mediated by antiandrogenic metabolites”, Toxicology and Applied Pharmacology, 126, pp. 276-285.
Lagadic, L. & Caquet, T. (1998) “Invertebrates in testing of environmental chemicals: Are they alternatives?”, Environmental Health Perspectives, 106, suppl. 2, pp. 593-611.
Sonnenschein, C. & Soto, A. M. (1998) “An updated review of environmental estrogen and androgen mimics and antagonists”, The Journal of Steroid Biochemistry and Molecular Biology, 65, pp. 143-150.
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Walker, C.; Kaiser, K.; Klein, W.; Lagadic, L.; Peakall, D.; Sheffield, S.; Soldan, T. & Yasuno, M. (1998) “13th Meeting of the Scientific Group on Methodologies for the Safety Evaluation of Chemicals (SGOMSEC): Alternative testing methodologies for ecotoxicity”, Environmental Health Perspectives, 106, suppl. 2, pp. 441-451 [referencia: 22 de diciembre de 2016].
1 Sandler, J. (2001) “Double standards on animal testing”, New Scientist, 2277, 10 February [referencia: 25 de febrero de 2017].
2 U.S. Fish & Wildlife Service (2023) “About us”, U.S. Fish & Wildlife Service [referencia: 19 de marzo de 2023].
3 U.S. Department of the Interior (1984) Research and development policy / Procedures handbook, Washington, D. C.: U. S. Department of the Interior.
4 United States Environmental Protection Agency (2017) “Endocrine Disruptor Screening Program (EDSP) overview”, Endocrine Disruption, United States Environmental Protection Agency [referencia: 15 de abril de 2023].
5 Nicholson, A.; Sandler, J. & Seidle, T. (2004) “An evaluation of the US High Production Volume (HPV) chemical-testing programme: A study in (ir)relevance, redundancy and retro thinking”, Alternatives to Laboratory Animals, 32, pp. 335-342. Sandusky, C. B.; Even, M.; Stoick, K. & Sandler, J. (2006) “Strategies to reduce animal testing in US EPA’s HPV programme”, ALTEX – Alternatives to Animal Experimentation, 23, supp., pp. 150-152 [referencia: 7 de febrero de 2020]. Cardello, N. (2001) Analysis of the HPV challenge: Industry violations and EPA negligence, Washington, D. C.: Physicians Committee for Responsible Medicine.
6 Warhurst, A. M. (2004) The REACH files: A policy guide, Gland: WWF [referencia: 23 de enero de 2023]. Brown, V. J. (2003) “REACHing for chemical safety”, Environmental Health Perspectives, 111, pp. A 766-A 769 [referencia: 3 de enero de 2017]. Combes, R.; Barratt, M. & Balls, M. (2002) “An overall strategy for the testing of chemicals for human hazard and risk assessment under the EU REACH system”, Alternatives to Laboratory Animals, 31, pp. 7-19.
7 World Wide Fund for Nature (2006) “REACH: Alive but not kicking”, World Wide Fund for Nature, 13 December [referencia: 25 de febrero de 2021].
8 World Wide Fund for Nature (2000) “WWF’s response to the community strategy for endocrine disruptors”, World Wide Fund for Nature, 16/03/2000 [referencia: 28 de febrero de 2023].
9 Nuffield Council on Bioethics (2005) The ethics of research involving animals, London: Nuffield Council on Bioethics, sect. 4.52.
10 Ibid., sect. 9.23.
11 Johnson, W. W. & Finley, M. T. (1980) Handbook of acute toxicity of chemicals to fish and aquatic invertebrates, Washington, D. C.: United States Fish and Wildlife Service Resource Publication. Mager, E. M.; Esbaugh, A. J.; Stieglitz, J. D.; Hoenig, R.; Bodinier, C.; Incardona, J. P.; Scholz, N. L.; Benetti, D. D. & Grosell, M. (2014) “Acute embryonic or juvenile exposure to Deepwater horizon crude oil impairs the swimming performance of mahi-mahi (Coryphaena hippurus)”, Environmental Science & Technology, 48, pp. 7053-7061. King-Heiden, T. C.; Mehta, V.; Xiong, K. M.; Lanham, K. A.; Antkiewicz, D. S.; Ganser, A.; Heideman, W. & Peterson, R. E. (2012) “Reproductive and developmental toxicity of dioxin in fish”, Molecular and Cellular Endocrinology, 354, pp. 121-138 [referencia: 22 de febrero de 2017]. Dayeh, V. R.; Bols, N. C.; Tanneberger, K.; Schirmer, K. & Lee, L. E. (2013) “The use of fish‐derived cell lines for investigation of environmental contaminants: An update following OECD’s fish toxicity testing framework no. 171”, Current Protocols in Toxicology, 1.5.
12 Se han criticado las pruebas de neurotoxicidad del desarrollo que usan animales no humanos sobre la base de que las pruebas usadas para investigar los efectos en los animales son bastante diferentes de las que evalúan los efectos en humanos. Dichas pruebas registran muchas relacionadas con el comportamiento de los animales, lo cual ha planteado la crítica de que queda un amplio espacio para la interpretación de los resultados de los resultados de las mismas. La cuestión de si estas críticas son correctas o no es diferente del punto principal planteado aquí, consistente en si es aceptable usar animales no humanos para procedimientos perjudiciales si no usaríamos humanos para estos objetivos.
13 Las pruebas de genotoxicidad in vitro aprobadas por la Unión Europea incluyen, entre otras, el test de mutación en fase reversa (test de Aves), el ensayo de mutación en fase reversa E. coli, el test de aberraciones cromosómicas mamíferas in vitro y el test de mutación génica celular mamífero in vitro.