Curso sobre el sufrimiento de los animales salvajes – Tema 25

Curso sobre el sufrimiento de los animales salvajes – Tema 25

En este capítulo repasamos las objeciones prácticas para establecer la biología del bienestar como campo académico, y también a ayudar a los animales que viven en el mundo salvaje. Entre ellas se incluye la idea de que el problema del sufrimiento de los animales salvajes, por su complejidad o magnitud, es muy difícil de solucionar. También se afirma que es muy difícil conocer cómo se sienten realmente los animales, o de qué manera podríamos beneficiarlos sin provocar males mayores. Por último, hay quienes difienden que la ciencia sólo debe trabajar para promover los intereses humanos, o que promover los interese de los animales salvajes sería difícil de aceptar por la opinión pública. A lo largo del capítulo veremos respuestas a estas objeciones, y cómo a pesar de enfrentarse a las mismas dificultades, otras ciencias como la ecología llevan a cabo trabajos de investigación considerados de gran utilidad.

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Objeciones prácticas a ayudar a los animales salvajes

En capítulos anteriores hemos visto distintas maneras en las que podemos ayudar a los animales en el mundo salvaje. También hemos visto algunas respuestas que se pueden dar a las objeciones hechas a estas, basadas en desacuerdos de carácter ético. Veremos ahora algunas objeciones prácticas, relacionadas con las dificultades para ayudar o para aprender a ayudar a los animales salvajes. Estas sostienen que es imposible ayudar con éxito a estos animales, que hay mucha incertidumbre sobre si lo podemos hacer con éxito o que resulta muy difícil que se investiguen temas no relacionados con los intereses humanos. También pueden poner de manifiesto un miedo a que los esfuerzos para ayudar a los animales sean objeto de desaprobación por parte de la gente.

La objeción de que el problema no tiene arreglo

Una objeción es que mejorar el bienestar de los animales que viven en la naturaleza es en última instancia inútil, porque la enorme cantidad de sufrimiento y muerte a la que se enfrentan los animales que viven en la naturaleza hace que nuestros esfuerzos por los animales resulten infructuosos.1 Una respuesta a esta objeción consiste en que lo relevante no es que no seamos capaces de detener todos los daños que sufren los animales. Lo que importa es si podemos al menos librar a los animales de algunos de ellos. Desde la perspectiva de los animales a los que podemos ayudar, nuestra acción al darles ayuda puede significar un cambio muy importante.

Otra versión más radical de esta objeción sería que es imposible lograr ningún cambio, es decir, que es imposible reducir en modo alguno los daños que sufren los animales. Podemos ver que esta afirmación es simplemente errónea, ya que hemos visto cómo es posible ayudar a los animales en la naturaleza y cómo esto ya se ha hecho desde hace mucho tiempo.2

Otra objeción consiste en que al ayudar a algunos animales podríamos estar dañando a otros, por lo que nunca sabremos si realmente estamos teniendo un impacto positivo. Esta es una afirmación diferente: se basa en la idea de que el tema es demasiado incierto para que sepamos cómo actuar. Examinaremos esta objeción a continuación.

Problemas epistémicos

Hay dos objeciones diferentes que afirman que no es posible que obtengamos el conocimiento necesario para lograr los objetivos de la biología del bienestar.

Una de ellas sostiene que debido a que el sufrimiento y otras experiencias son subjetivas, no pueden ser objeto adecuado de estudio científico, por lo que nunca podremos aprender sobre ellas. Esta objeción entra en conflicto con lo que afirmaríamos la mayoría: que podemos hacernos una idea de si otros seres se sienten bien o mal en base a nuestra observación de cómo están y cómo se comportan. De hecho, a menudo nuestras suposiciones acerca de esto resultan correctas. Esto ocurre cuando pensamos cómo se encuentran aquellos seres humanos con quienes tenemos una relación más cercana. Pues de la misma manera, observando su comportamiento, también podemos obtener esta información de otros animales no humanos. A día de hoy se ha aprendido mucho sobre las experiencias que tienen los animales aunque, como en el caso de los seres humanos, no tengamos acceso directo a sus pensamientos. Durante décadas, la ciencia del bienestar animal ha estado examinando el bienestar de los animales, utilizando indicadores rigurosos cuyo uso se encuentra ya plenamente establecido. Además, hay muchos ejemplos de cómo podemos investigar científicamente un cierto objeto de estudio, aunque no tengamos acceso directo a él. Un ejemplo de esto es la investigación en historia natural, que puede llevarse a cabo aunque no podamos tener acceso directo a cómo era la vida hace millones de años.

Otra objeción consiste en que la complejidad de los ecosistemas hace que la investigación de los factores que afectan al bienestar de los animales salvajes sea inevitablemente incompleta. Como resultado, la biología del bienestar no lograría realizar evaluaciones sólidas de las formas de eliminar el sufrimiento de los animales salvajes. Es cierto que la complejidad implica que los efectos de las acciones que llevamos a cabo para ayudar a los animales pueden tener potencialmente muchas ramificaciones, algunas de las cuales no podremos prever. Por lo tanto, es razonable que nos preocupe la posibilidad de que nuestras acciones al tratar de ayudar a algunos animales puedan tener consecuencias negativas. Ello puede suceder si las llevamos a cabo sin un conocimiento suficiente. Sin embargo, esto no debería impedir que intentemos mejorar la situación de los animales. La mayoría de las disciplinas científicas se ocupan de fenómenos complejos, pero nos proporcionan de todos modos información relevante, en muchos casos con notable utilidad práctica. Su carácter incompleto no es una barrera significativa para esto. De hecho, ya conocemos muchas maneras de actuar para mejorar la situación de algunos animales que viven en la naturaleza que están basadas en una investigación previa sobre la cuestión. Necesitamos adquirir más conocimiento para saber si estas formas de ayudar a ciertos animales afectan negativamente de manera indirecta a otros animales. En algunos casos, estos efectos indirectos pueden ser muy positivos, como en el caso de la protección de los grandes herbívoros.

Además, la objeción de que nuestras acciones no pueden ayudar a los animales es muy pesimista sobre los resultados que podrían tener nuestras acciones, probablemente mostrando un sesgo a favor del status quo, mientras que parece bastante optimista sobre la situación actual de los animales que viven en la naturaleza. Esto da la impresión de que la situación actual de los animales solo está ligeramente mal, y de que los intentos de corregirla probablemente solo empeoren otras cosas. Pero esta suposición es incorrecta, porque la situación actual es realmente muy mala para los animales que viven en la naturaleza. Hay que tener en cuenta que cuando los seres humanos se encuentran en situación de necesidad, a menudo se hacen esfuerzos para estudiar la mejor manera de ayudarlos, incluso aunque las circunstancias para hacerlo sean complicadas. La incertidumbre ocasionada por la complejidad de su situación no se considera una razón para no hacer nada. Este parece ser un enfoque acertado, y no hay razón para no aplicarlo también cuando los animales que viven en la naturaleza se hallan también en situación de necesidad. Recordemos que a lo largo de estos capítulos se ha hecho hincapié no solo en ayudar a los animales necesitados, sino en realizar la investigación necesaria para poder hacer esto de la manera más informada posible.

La afirmación de que solo se pueden promover los intereses humanos

En ocasiones se afirma que en la investigación solo se pueden promover los intereses humanos. Si esto fuese así, sería poco probable que se desarrollara la investigación en la biología del bienestar, pues solo se financiarían las áreas de investigación en las que están en juego intereses humanos. Sobre esta afirmación cabe decir, en primer lugar, que hay algo que muestra que no es correcta. Se trata del trabajo en la biología de la conservación, que es respetado hoy en día en el mundo académico, incluso cuando está motivado únicamente por preocupaciones conservacionistas sobre la existencia continuada de ciertas especies o poblaciones, independientemente de su impacto en los humanos. Si esto ocurre cuando estamos ante fines conservacionistas, no hay razón para que no pueda suceder también en el caso del estudio del bienestar y el sufrimiento de los animales. Por otra parte, hemos de tener en cuenta que en el caso de los animales existe el precedente de la ciencia del bienestar animal. No hay ninguna razón por la que solamente nos deba preocupar lo que les pasa a algunos animales (los utilizados por los humanos) y no lo que les pasa a los demás (aquellos que están fuera del control humano directo).

Se podría argumentar que las investigaciones actuales acerca de la conservación de las especies o los ecosistemas, sobre el bienestar de los animales utilizados por los seres humanos, o sobre las formas de ayudar a los animales en estado salvaje, como la vacunación, tienen motivaciones antropocéntricas. Sobre esto se puede decir que en gran medida es cierto, pero que también existe una preocupación entre la opinión pública en general sobre la situación de los animales, aunque esta todavía no se haya extendido a los animales salvajes, debido en parte a la falta de familiaridad con el sufrimiento de estos.

No deberíamos tener reparos a la hora de defender a los animales salvajes

Hemos visto que algunas de las personas que defienden a los animales no humanos podrían pensar que la preocupación por estos debería limitarse a los animales cuyo sufrimiento es causado directamente por los seres humanos.3 Por otro lado, entre quienes defienden a los animales hay también quienes piensan que la idea de ayudar a los animales en la naturaleza es demasiado nueva y difícil de aceptar para la opinión pública en general, y que, como resultado, nuestros esfuerzos no tendrán éxito. En ocasiones también se argumenta que si la gente encuentra esta idea demasiado extraña, ello podría ser perjudicial para la defensa de los animales en general.

Sin embargo, estas preocupaciones se basan principalmente en intuiciones, y no en la experiencia real de hablar de este tema con la gente en general. Nuestra experiencia en Ética Animal nos muestra que la opinión pública en general es bastante receptiva a la idea de ayudar a los animales salvajes en situación de necesidad. Entre las personas a quienes les preocupa el sufrimiento de los animales, la mayoría nunca ha oído hablar de los daños que sufren los animales en la naturaleza o de las razones para ayudarlos. Y cuando estas se les explican, muchas de estas personas se muestran de acuerdo con que se ayude a estos animales cuando sea posible. Como resultado, hoy en día hay muchas más personas que están de acuerdo en ayudar a los animales salvajes que hace unos años. Esto muestra que el cambio en la opinión de la gente acerca de un tema como este es posible. Por supuesto, para que esto suceda, es importante que el modo en el que informemos a la sociedad sobre este tema sea el adecuado.

Habitualmente, la gente en general no está de acuerdo con ciertas ideas, como la de evitar que los animales se hagan daño entre sí. Pero creemos que hay otras vías de acción mucho más prometedoras que esta. Las líneas de investigación que consideramos con más probabilidades de éxito, que hemos visto ya en capítulos anteriores, son bastante aceptables para la mayoría de la gente. De hecho, a medida que más personas se den cuenta de todo lo que podemos hacer por los animales salvajes, la opinión pública puede convertirse en un importante motor impulsor para que se lleven a cabo iniciativas en el ámbito político y legal que puedan ayudar a promover aún más la biología del bienestar. En realidad, la mayoría de la gente está mucho más de acuerdo con ayudar a los animales salvajes que con otras ideas relativas a la defensa de los animales, como el rechazo del uso de los animales como recursos. Esto podría deberse al hecho de que ayudar a los animales salvaje no exige que hagamos ningún cambio importante en nuestras vidas, como puede suponerlo, por ejemplo, el dejar de utilizar productos o servicios para cuya obtención se daña a los animales. Por este motivo, en Ética Animal animamos a todas las personas defensoras de los animales que aún tengan miedo o reticencias a la hora de hacer activismo en defensa de los animales salvajes, a que comprueben de primera mano cuáles son las actitudes de la gente acerca de ayudar a los animales en la naturaleza. Invitamos a quienes tengan interés en trabajar en este campo a ponerse en contacto con Ética Animal. Con mucho gusto proporcionaremos ideas y materiales para llevar a cabo un pequeño evento o campaña para ver cuál es la recepción por parte del público. Es importante al hacer esto que, en línea con lo dicho en esta serie de capítulos, el mensaje sea realista y centrado en aquellas maneras de ayudar a los animales que son factibles a día de hoy, como las presentadas en varios capítulos de este libro.

La preocupación por que haya reacciones contrarias en el ámbito científico

Por último, otras personas temen que quienes trabajan en el ámbito científico, por tener una actitud de desconsideración acerca del sufrimiento de los animales salvajes, puedan oponerse a la investigación sobre este tema, pensando que no es un objeto de estudio que merezca la pena. Hay un motivo para temer esto, que consiste en que el paradigma imperante no considera a los animales como individuos. Sin embargo, esto no quiere decir que aprender más sobre el bienestar de los animales no humanos no pueda ser interesante. Quienes trabajan en el mundo científico están en principio, como norma general, a favor de adquirir nuevos conocimientos y, en consecuencia, de que se empleen más recursos para promover la investigación.4 La discusión que puede tener lugar después, sobre cómo aplicar los conocimientos adquiridos acerca de los animales, es una cuestión diferente. Pero en la comunidad científica puede aceptarse que estudiar distintas formas de dar ayuda a los animales y sus implicaciones puede ser muy valioso incluso aunque no haya un consenso a favor de actuar de tales modos. Esto se debe a que, como se ha indicado anteriormente, se puede considerar positivo adquirir más conocimiento sobre este tema para a partir de ahí poder tomar mejor cualquier decisión relacionada con esto. Además, hay que tener en cuenta que no todo el mundo piensa igual en la comunidad científica, y hay muchas personas con un interés genuino en ayudar a los animales.

En definitiva, a la luz de todo lo que hemos visto, podemos concluir que tenemos buenas razones para apoyar la investigación sobre el bienestar de los animales salvajes y las mejores maneras de ayudarlos, y que las objeciones de carácter práctico a las iniciativas dirigidas a ayudar a los animales salvajes no nos dan motivos de peso para no intentar mejorar en lo posible la situación en la que estos se encuentran.


Notas

1 Algunas respuestas a esta y otras objeciones pueden consultarse en Faria, C. (2016) Animal ethics goes wild: The problem of wild animal suffering and intervention in nature. Tesis doctoral, Barcelona: Pompeu Fabra University; Ética Animal (2019c [2016]) “Por qué es importante el sufrimiento de los animales en la naturaleza”, Animales en el mundo salvaje, Ética Animal, https://www.animal-ethics.org/por-que-es-importante-el-sufrimiento-de-los-animales-en-la-naturaleza [consultado el 29 de diciembre de 2019]; Johannsen, K. (2020) “To assist or not to assist? Assessing the potential moral costs of humanitarian intervention in nature”, Environmental Values, 29, pp. 29-45.

2 Esta objeción es presentada en Delon, N. y Purves, D. (2018) “Wild animal suffering is intractable”, Journal of Agricultural and Environmental Ethics, 31, 239-260. A lo largo de este libro hemos visto muchas maneras posibles de ayudar a los animales a diferentes niveles. Sobre esto, ver las notas al pie de página en las secciones sobre las diferentes maneras de ayudar a los animales, y en la sección sobre los campos prometedores en investigación para la biología del bienestar.

3 Ver Morris, M. C. y Thornhill, R. H. (2006) “Animal liberationist responses to non-anthropogenic animal suffering”, Worldviews: Global Religions, Culture, and Ecology, 10, pp. 355-379.

4 Dos estudios llevados a cabo por Ética Animal indican que muchas personas que trabajan en el ámbito científico encuentran este tipo de investigación útil e interesante. Ver Animal Ethics (2019) Scientists’ attitudes toward improving the welfare of animals in the wild: A qualitative study, Oakland: Animal Ethics, https://www.animal-ethics.org/scientists-attitudes-animals-wild-qualitative [consultado el 22 de marzo de 2020]; (2020) Surveying attitudes toward helping wild animals among scientists and students, Oakland: Animal Ethics, https://www.animal-ethics.org/survey-helping-wild-animals-scientists-students [consultado el 22 de marzo de 2020].