¿Qué seres son conscientes?

¿Qué seres son conscientes?

Dados los criterios que tenemos para considerar si un ser es consciente, es razonable concluir que los vertebrados y un gran número de invertebrados son conscientes. Los casos más claros son aquellos animales con un sistema nervioso centralizado cuyo órgano central (básicamente un cerebro) tiene algún tipo de desarrollo. Sin embargo, hay varios animales que poseen un sistema nervioso centralizado cuyo órgano central no está bastante desarrollado. En estos casos pueden surgir dudas sobre si son conscientes o no. La razón por la que ocurre esto es que para ser consciente es necesario que un sistema nervioso esté organizado de determinada manera, que el camino evolutivo que llevó allí pase necesariamente primero, en sus fases previas, por la existencia de un sistema nervioso sin ninguna centralización, y después por un sistema nervioso que empieza a estar centralizado, pero no lo suficiente como para albergar la consciencia. En primer lugar el sistema nervioso se vuelve mínimamente centralizado, como algunos ganglios nerviosos muy simples, y luego con ganglios más complejos. El sistema nervioso se vuelve más complejo hasta el punto en que el fenómeno de la consciencia aparece. Junto con el camino evolutivo puede haber fases donde haya algún sistema nervioso mínimamente centralizado que no haga surgir la consciencia.

No sabemos con seguridad si hay en la actualidad animales con un sistema nervioso mínimamente centralizado que no haga surgir la consciencia. Podría ocurrir que todos los sistemas nerviosos centralizados que existen en la actualidad estén lo suficientemente centralizados como para albergar la consciencia. Este sería el caso si se hubieran extinguido ya todos los que estaban en la fase intermedia, es decir, los dotados de un sistema nervioso centralizado que no dé lugar a la consciencia. No tenemos respuesta a esta cuestión a día de hoy.

Los vertebrados y muchos invertebrados son conscientes

Entre los animales que son conscientes podemos considerar con un alto grado de certeza a los vertebrados, incluyendo a los seres humanos, y a invertebrados como los cefalópodos (pulpos, calamares…), puesto que cumplen los criterios de sintiencia. Además, tenemos fuertes razones para pensar que otros animales como los artrópodos (insectos, arácnidos y crustáceos) son también conscientes. La fisiología de estos animales se organiza de manera que parece ser suficiente para el surgimiento de la consciencia, y su comportamiento también parece apoyar esta idea.1

En cuanto a otros animales, como los moluscos bivalvos, no tenemos razones tan fuertes como en los casos antes señalados.2 Sin embargo, teniendo en cuenta los problemas para determinar la base de la consciencia, no podemos descartar por completo la posibilidad de que sean sintientes, a diferencia del caso de quienes tienen un sistema nervioso que no está centralizado.

Los siguientes son algunos ejemplos de animales que se incluirían, de manera respectiva, en estos dos grupos.

Insectos y otros artrópodos

Es una cuestión a menudo controvertida si animales como insectos, arácnidos y otros artrópodos son sintientes.3

En el caso de los insectos, podemos tener en cuenta la siguiente línea de razonamiento, que es en realidad un argumento por homología. Los insectos poseen un sistema nervioso centralizado que lo está no solamente debido a la presencia de ganglios, sino que, en realidad, incluye un cerebro. Pero debe tenerse en cuenta que es un cerebro muy simple y pequeño. Por lo tanto, considerar únicamente la fisiología de los insectos no es suficiente para concluir si son o no conscientes. Al margen de esto, el comportamiento de algunos insectos es muy simple. Sin embargo, otros tienen comportamientos muy complejos. Un claro ejemplo de esto son las abejas. Este comportamiento, incluyendo su famosa danza, nos lleva a pensar que en realidad son seres con experiencias, es decir, que son conscientes.4 Hay otros insectos con una estructura fisiológica similar a la de las abejas, pero que exhiben solamente comportamientos mucho más simples, como los mosquitos. Debido a la similitud de sus sistemas nerviosos, podríamos pensar que si las abejas son conscientes, entonces aquellos también lo son. Pero debemos tener en cuento que esto no se sigue de manera automática. No debemos perder de vista el hecho de que los insectos son la clase más numerosa de animales que existen en la actualidad. Debido a esto, hay determinadas diferencias entre ellos mucho más importantes que las que se dan entre mamíferos, por ejemplo.

Debido a esta gran variación entre insectos, una respuesta diferente puede ser afirmar que las abejas (o, en general, los himenópteros, el orden de insectos al que pertenecen las abejas, y que incluye las avispas y las hormigas) son conscientes, mientras que otros insectos no lo son. O, quizá, que incluso si todos los insectos son conscientes, las abejas son capaces de tener experiencias más vívidas. Esto parece más probable a que solamente algunos insectos sean sintientes. Aunque las diferencias en el comportamiento de los insectos pueden variar de manera importante, las diferencias en su fisiología no son tan importantes como para hacernos concluir que solamente algunos de ellos son sintientes.

Por supuesto, es también posible una línea diferente de razonamiento. Podríamos pensar que los seres que exhiben solamente algunos comportamientos simples podrían no ser sintientes. A partir de aquí podemos presuponer que la estructura del sistema nervioso de estos animales no sea lo suficientemente compleja como para que aparezca la consciencia, a pesar de su centralización. Sin embargo, concluiríamos que, puesto que su sistema nervioso es similar al de los animales que muestran solamente comportamientos simples, los animales como las abejas no serían realmente conscientes, dado que carecerían de la estructura nerviosa necesaria. Afirmaríamos entonces que incluso comportamientos tan complejos como los de las abejas podrían ocurrir mediante mecanismos que no implicarían la presencia de consciencia. Sin embargo, esta explicación parece menos plausible que la anterior: que el comportamiento complejo implica consciencia, y, puesto que algunos insectos muestran comportamientos complejos, el sistema nervioso de todos los insectos es lo suficientemente similar como para que todos los insectos sean conscientes, pero posiblemente en diferentes grados. Un ser puede ser consciente, y desarrollar un comportamiento relativamente simple. Pero parece más improbable que un ser no consciente desarrolle un comportamiento complejo.5

De la misma manera, podríamos considerar otros criterios también, como la presencia de lo que se denomina opiáceos naturales entre insectos. Esto reforzaría la idea de que estos animales son sintientes.

En el caso de otros artrópodos, como los arácnidos, no podemos apelar a la lógica evolutiva para aplicar las conclusiones alcanzadas en el caso de los insectos, puesto que no están relacionados de manera cercana. A pesar de esto, podemos seguir un argumento de homología. La estructura nerviosa de los insectos no es mucho más compleja que la de los arácnidos. Además, el comportamiento de los arácnidos no es muy diferente al de varios insectos. Por lo tanto, puede tener sentido deducir que, si los insectos son sintientes, los arácnidos también lo son.

Podemos ver que estamos planteando una cuestión en la que no podemos alcanzar una respuesta clara e inmediata. Sin embargo, podemos considerar los diferentes criterios a examinar, y ponderar las evidencias a nuestro alcance para realizar progresos hacia la respuesta más plausible. De hecho, el proceso de razonamiento es similar al seguido en el caso de otros animales (como los vertebrados, por ejemplo), solo que aquí podemos necesitar prestar atención a más factores.

Los bivalvos y otros seres que tienen sistemas nerviosos centralizados con ganglios

El problema se vuelve más complejo si consideramos otros seres con una estructura más simple, que no tienen en realidad un cerebro (como los insectos), sino solamente algunos ganglios nerviosos centrales. Esto ocurre en el caso de muchos invertebrados, como por ejemplo los moluscos bivalvos (como los mejillones o las ostras), o los gasterópodos (como los caracoles).6  La apelación a la lógica evolutiva en estos casos no es útil, puesto que el comportamiento que estos animales desarrollan es muy simple. Podría realizarse sin que los animales que lo desarrollan sean conscientes. Esto ocurre, en particular, en el caso de animales que permanecen sujetos a rocas u otras superficies sin moverse, como es el caso de los bivalvos o de algunos crustáceos como los percebes. Los bivalvos pueden desarrollar algunos movimientos, como abrir y cerrar sus conchas. Pero estos movimientos pueden desencadenarse de una manera más económica en términos de energía mediante ciertos mecanismos de estímulo-respuesta (de hecho, su comportamiento no es más complejo que el de otros seres sin sistema nervioso centralizado, como las plantas carnívoras o algunos equinodermos). En cualquier caso, su fisiología deja la cuestión abierta.7 Es posible que tengan experiencias. No es posible descartar esa posibilidad dada nuestra falta de conocimiento con respecto a cómo responder la cuestión de cuál es la base de la consciencia.

Hay otros indicadores que no son concluyentes, aunque pueden ayudarnos a evaluar la cuestión. Los bivalvos poseen mecanismos análogos a los receptores de opiáceos poseídos por otros animales.8 En estos otros animales, la función de dichos receptores es posibilitar que alivien su sufrimiento cuando tienen un dolor importante. Debido a a ello, una explicación muy plausible de por qué los bivalvos los tienen (quizá la más plausible) es que pueden sufrir también, pero esto no es totalmente concluyente. Es también posible que los organismos de estos animales usen estas sustancias con un objetivo diferente al de otros animales.

Al margen de esto, hay otros motivos que apoyan la idea de que los bivalvos y otros animales con sistemas nerviosos centralizados muy simples pueden sufrir. Uno es que algunos bivalvos tienen ojos simples, y la explicación más plausible es que un ser con ojos tiene también la experiencia de la visión9 (y lo mismo sucede en el caso de los caracoles). Se ha descubierto que el ritmo cardíaco de los bivalvos se acelera en situaciones donde están amenazados por depredadores.10. Además, los sonidos y las vibraciones se encuentran en el rango de sensibilidad de los mejillones y las ostras.11 Una vez más, estos indicadores no son totalmente concluyentes, pero muestran que no está claro que estos animales carezcan de consciencia. Podemos decir algo similar en el caso de otros animales que pueden tener sistemas nerviosos con cierta centralización.


Lecturas recomendadas

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Notas

1  Braithwaite, V. A. (2010) Do fish feel pain?, Oxford: Oxford University Press. Sherwin, O. M. (2001) “Can invertebrates suffer? Or how robust is argument-by-analogy?”, Animal Welfare, 10, pp. 103-108. Sneddon, L. U.; Braithwaite, V. A. & Gentle, M. J. (2003) “Do fishes have nociceptors? Evidence for the evolution of a vertebrate sensory system”, Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 270, pp. 1115-1121. Elwood, R. W.; Barr, S. & Patterson, L. (2009) “Pain and stress in crustaceans?”, Applied Animal Behaviour Science, 118, pp. 128-136.

2  Crook, R. J. & Walters, E. T. (2011) “Nociceptive behavior and physiology of molluscs: Animal welfare implications”, ILAR Journal, 52, pp. 185-195.

3  Wigglesworth, V. B. (1980) “Do insects feel pain?”, Antenna, 4, pp. 8-9. Allen-Hermanson, S. (2008) “Insects and the problem of simple minds: Are bees natural zombies?”, Journal of Philosophy, 105, pp. 389-415.

4  Balderrama, N.; Díaz, H.; Sequeda, A.; Núñez, A. & Maldonado H. (1987) “Behavioral and pharmacological analysis of the stinging response in africanized and italian bees”, en Menzel, Randolf & Mercer, Alison R. (eds.) Neurobiology and behavior of honeybees, Berlin: Springer, p. 127. Núñez, J.; Almeida, L.; Balderrama, N. & Giurfa, M. (1997) “Alarm pheromone induces stress analgesia via an opioid system in the honeybee”, Physiology & Behaviour, 63, p. 78.

5  Esta es una cuestión central en lo relativo a cómo se difunden las experiencias positivas y negativas en la naturaleza examinada en un trabajo revolucionario sobre el examen del sufrimiento de los animales en la naturaleza: Ng, Y.-K. (1995) “Towards welfare biology: Evolutionary economics of animal consciousness and suffering”, Biology and Philosophy, 10, pp. 255-285.

6  Tengamos en cuenta que otros moluscos, como los cefalópodos, tienen sistemas nerviosos totalmente diferentes que son mucho más complejos.

7 Crook, R. J. & Walters, E. T. (2011) “Nociceptive behavior and physiology of molluscs: Animal welfare implications”, op. cit.

8  Smith, J. A. (1991) “A question of pain in invertebrates”, ILAR Journal, 33, pp. 25-31. Sonetti, D.; Mola, L.; Casares, F.; Bianchi, E.; Guarna, M. & Stefano, G. B. (1999) “Endogenous morphine levels increase in molluscan neural and immune tissues after physical trauma”, Brain Research, 835, pp. 137-147. Cadet, P.; Zhu, W.; Mantione, K. J.; Baggerman, G. & Stefano, G. B. (2002) “Cold stress alters Mytilus edulis pedal ganglia expression of μ opiate receptor transcripts determined by real-time RT-PCR and morphine levels”, Molecular Brain Research, 99, pp. 26-33.

9  Morton, B. (2001) “The evolution of eyes in the Bivalvia”, en Gibson, R. N.; Barnes, M. & Atkinson, R. J. A. (eds.)  Oceanography and marine Biology: An annual review, vol. 39, London: Taylor & Francis, pp. 165-205. Morton, B. (2008) “The evolution of eyes in the Bivalvia: New insights”, American Malacological Bulletin, 26, pp. 35-45. Aberhan, M.; Nürnberg, S. & Kiessling, W. (2012) “Vision and the diversification of Phanerozoic marine invertebrates”, Paleobiology, 38, pp. 187-204. Malkowsky, Y.; Götze, M.-C. (2014) “Impact of habitat and life trait on character evolution of pallial eyes in Pectinidae (Mollusca: bivalvia)”, Organisms Diversity & Evolution, 14, pp. 173-185. Morton, B. & Puljas, S. (2015) “The ectopic compound ommatidium-like pallial eyes of three species of Mediterranean (Adriatic Sea) Glycymeris (Bivalvia: Arcoida). Decreasing visual acuity with increasing depth?”, Acta Zoologica, 97, pp. 464-474.

10  Kamenos, N. A.; Calosi, P. & Moore, P. G. (2006) “Substratum-mediated heart rate responses of an invertebrate to predation threat”, Animal Behaviour, 71, pp. 809-813.

11 Charifi, M.; Sow, M.; Ciret, P.; Benomar, S. & Massabuau, J.-C. (2017) “The sense of hearing in the Pacific oyster, Magallana gigas”, PLOS ONE, 12 (10) [referencia: 24 de enero de 2018].