La defensa del especismo

La defensa del especismo

Desde un gran número de posiciones teóricas en los campos de las ciencias naturales, la filosofía, el periodismo y otros se ha intentado dar una base teórica a favor del especismo. Se ha intentado proporcionar una base teórica a favor del especismo. Se ha querido justificar la discriminación y la explotación animal afirmando que el uso de animales es completamente inevitable, y prediciendo consecuencias catastróficas si estos usos fueran abolidos. Autores como William Paton han realizado tales argumentaciones sobre la experimentación animal,1 y otros como R. G. Frey lo han hecho al respecto del uso de los animales no humanos como alimentación.2

La mayoría de quienes han escrito a favor del especismo lo ha hecho de una manera más general. Han intentado proporcionar motivos sobre por qué es justificable omitir los intereses de los animales no humanos, y se han centrado exclusivamente en la defensa de los intereses humanos. La sección sobre argumentos contra el especismo explica esto con más detalle. Se ha argumentado que solamente los seres humanos tienen ciertas capacidades cognitivas de las que los animales no humanos carecen (como han afirmado Michael Leahy y Luc Ferry),3 que tenemos una justificación para explotar a los animales no humanos porque tenemos más poder que ellos (como argumentan Jan Narveson y Lewis Petrinovitch),4 que Dios los creó para que los explotásemos (como mantienen Peter Harrison y James Reichmann),5 etc.

Ninguno de los argumentos que estos teóricos mantienen resulta completamente exitosa. Estos argumentos evitan la pregunta o apelan a capacidades que no todos los seres humanos poseen. Además, estos argumentos se basan muchas veces en criterios que son irrelevantes o sesgados. Al tomar decisiones o realizar acciones en las que alguien puede sufrir un perjuicio o beneficio, hay razones de peso para defender que debería preocuparnos el mero hecho de que pueda sufrir un perjuicio o beneficio. Esto viene determinado por la cuestión de si este individuo es o no sintiente. Si consideramos el caso de manera imparcial, deberíamos rechazar los argumentos que proponen quienes defienden el especismo, porque no aceptaríamos estos argumentos si fuéramos a sufrir el mismo destino que sufren los animales no humanos debido al especismo.

Quienes defienden el especismo fracasan a menudo al intentar abordar estos argumentos. Presentan sus argumentos sin tratar de manera correcta las respuestas a los mismos (explicadas brevemente sobre estas líneas y en más detalle en la la sección sobre el especismo). De hecho, la mayoría presenta argumentos que, de ser aplicados de forma consistente, también dejarían a muchos seres humanos fuera de toda consideración.6

Un interesante caso de un antiguo defensor del especismo que cambió de idea es Michael Allen Fox, un filósofo moral que escribió de manera extensa en los años 70 y 80 en defensa de la exclusión moral de los animales no humanos.7 Sin embargo, debido a su implicación en el debate de estos temas, tuvo que considerar muy seriamente los diferentes argumentos presentados. Finalmente concluyó que no había ninguna razón de peso para contradecir los argumentos contra el especismo. Inicialmente, Fox argumentaba que solamente aquellos seres con determinadas capacidades cognitivas deberían ser respetados, pero intentó afirmar que también los seres humanos que no poseían estas capacidades debían ser respetados. Fox acabó por determinar que esta visión era incoherente. Abandonó sus posiciones especistas previas, así como el uso de los animales no humanos como recursos, y empezó a escribir en defensa de los animales en lugar de en su contra.8

Otras posiciones teóricas que defienden la exclusión moral o la discriminación de los animales no humanos, y que afirman que los intereses humanos importan moralmente de una forma en la que ningún interés no humano importaría han sido mantenidas por Peter Carruthers,9 Lawrence Becker,10 Carl Cohen,11 Jeffrey A. Gray,12 Tibor Machan,13 Roger Scruton,14 Bonnie Steinbock15 y Toby Sbovoda.16

En el campo de la ética medioambiental ha habido una gran oposición a las ideas que cuestionan el especismo, y que defienden la consideración moral de todos los seres sintientes. Esto se debe básicamente a la idea de que no son los individuos los que importan, sino las especies o los ecosistemas a los que pertenecen, de manera que los animales pueden ser dañados o asesinados si esto beneficia al ecosistema. Hay quienes afirman que todos los seres vivos deben ser respetados, y que los seres sintientes no tienen que necesariamente ser tenidos en cuenta en mayor medida que los seres vivos no sintientes.

Sin embargo, como explicamos en más detalle en la sección sobre la relevancia de los intereses animales, quienes defienden estas ideas no tienen la misma posición cuando se trata de seres humanos. Con la excepción de algunas personas que realmente se toman en serio los principios ecologistas y quieren sacrificar a los seres humanos por el bien de estos principios17 (algo a lo que mucha gente se opone), casi todas las personas que se dedican a la ética medioambiental creen que los intereses humanos no deberían ser sacrificados por el bien de ideales ecologistas. La mayoría de quienes estudian la ética medioambiental creen que los intereses de los animales no humanos sí deberían serlo. Estas personas están dispuestas a matar animales o causarles sufrimiento por el bien de la preservación medioambiental, a pesar de que nunca harían lo mismo con seres humanos. Y no aceptarían actuar para ayudar a animales no humanos en la naturaleza aunque sí lo harían para ayudar a seres humanos. Por esto, puede argumentarse que su posición es especista.

Hay ecologistas que defienden la propuesta de que la naturaleza debe ser preservada tal y como es, porque esto beneficia a los seres humanos, aunque sea perjudicial para los animales no humanos. Esto es algo que no aceptaríamos si defendiéramos las razones que apoyan la relevancia moral de la sintiencia. Entre quienes defienden estas visiones podemos incluir a Murray Bookchin,18 John Baird Callicott,19 Eugene Hargrove,20 Arne Næss,21 Bryan Norton22 y Holmes Rolston, III.23


Lecturas recomendadas

Armstrong, S. J. & Botzler, R. G. (eds.) (2008) The animal ethics reader, 2nd ed., New York: Routledge.

Attfield, R. (1987) “Biocentrism, moral standing and moral significance”, Philosophica, 39, pp. 47-58.

Bernstein, M. H. (2004) “Neo-speciesism”, Journal of Social Philosophy, 35, pp. 380-390.

Bernstein, M. H. (1998) On moral considerability: An essay on who morally matters, Oxford: Oxford University Press.

Callicott, J. B. (1990) “The case against moral pluralism”, Environmental Ethics, 12, pp. 99-124.

DesJardins, J. R. (2013 [1993]) Environmental ethics: An introduction to environmental philosophy, 5th ed., Boston: Wadsworth Cengage Learning.

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Hargrove, E. C. (ed.) (1992) The animal rights/environmental ethics debate: The environmental perspective, Albany: State of New York University Press.

Horta, O. (2020 [2010]) “¿Qué es el especismo?”, Devenires, 41, pp. 163-198 [referencia: 31 de marzo de 2020].

Pluhar, E. B. (1995) Beyond prejudice: The moral significance of human and nonhuman animals, Durham: Duke University Press.

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Notas

1 Ver, por ejemplo, Paton, W. (1984) Man and mouse, Oxford: Oxford University Press.

2 Ver, por ejemplo, Frey, R. G. (1983) Rights, killing and suffering: Moral vegetarianism and applied ethics, Oxford: Basil Blackwell.

3 Leahy, M. (1991) Against liberation: Putting in animals in perspective, London: Routledge. Ferry, L. (1994 [1992]) El nuevo orden ecológico, Barcelona: Tusquets.

4 Narveson, J. (1977) “Animal rights”, Canadian Journal of Philosophy, 7, pp. 161-178. Petrinovich, L. (1999) Darwinian dominion: Animal welfare and human interests, Massachusetts: MIT Press.

5 Harrison, P. (1989) “Theodicy and animal pain”, Philosophy, 64, pp. 79-92. Reichmann, J. B. (2000) Evolution, animal ‘rights’ and the environment, Washington: The Catholic University of America Press.

6 Carruthers, P. (2003 [1992]) La cuestión de los animales: teoría de la moral aplicada, Madrid: Akal.

7 Fox, M. A. (1978) “Animal liberation: A critique”, Ethics, 88, pp. 106-118; (1986) The case for animal experimentation, Los Angeles: California University Press.

8 Fox, M. A. (1990) “Taking animals’ viewpoint seriously”, Behavioral and Brain Sciences, 13, pp. 20-21; (1998) “Anthropocentrism”, en Bekoff, M. & Meaney, C. A. (eds.) Encyclopedia of animal rights and animal welfare, Chicago: Fitzroy Dearborn, pp. 67-68; (1999) Deep vegetarianism, Philadelphia: Temple University Press.

9 Carruthers, P. (2003 [1992]) La cuestión de los animales: teoría de la moral aplicada, op. cit..

10 Becker, L. C. (1983) “The priority of human interests”, en Miller, H. B. & Williams, W. H. (eds.) Ethics and animals, Clifton: Humana, pp. 225-242.

11 Cohen, C. & Regan, T. (2001) The animal rights debate, Lanham: Rowman & Littlefield.

12 Gray, J. A. (1980) “In defense of speciesism”, Behavioral and Brain Sciences, 13, 22-23, p. 22.

13 Machan, T. (2004) Putting humans first: Why we are nature’s favorite, Oxford: Rowman & Littlefield.

14 Scruton, R. (1996) Animal rights and wrongs, London: Metro.

15 Steinbock, B. (1978) “Speciesism and the idea of equality”, Philosophy, 53, 247-256, p. 256.

16 Sbovoda, Toby (2011) “Why there is no evidence for the intrinsic value of non-humans”, Ethics & the Environment, 16 (2), pp. 25-36.

17 Linkola, K. P. (2009) Can life prevail?: A radical approach to the environmental crisis, London: Integral Tradition. Pianka, E. R. (2006) The vanishing book of life on Earth [referencia: 11 de noviembre de 2013].

18 Bookchin, M. (1990) The philosophy of social ecology: Essays on dialectical naturalism, Montreal: Black Rose.

19 Callicott, J. B. (1980) “Animal liberation: A triangular affair”, Environmental Ethics, 2, pp. 311-338.

20 Hargrove, E. C. (1992) “Foundations of Wildlife Protection Attitudes”, en Hargrove, Eugene C. (ed.) The animal rights/environmental ethics debate: The environmental perspective, op. cit., pp. 151-183.

21 Næss, A. (1989) Ecology, community and lifestyle, Cambridge: Cambridge University Press.

22 Norton, B. G. (1987) Why preserve natural variety?, Princeton: Princeton University Press.

23 Rolston, H., III (1992) “Disvalues in nature”, The Monist, 75, pp. 250-278.