Heurística de disponibilidad: cuando nuestra memoria les falla a los animales

Heurística de disponibilidad: cuando nuestra memoria les falla a los animales

Se llama “estrategia heurística”, o simplemente “heurística”, a una técnica o herramienta conceptual que sirve para entender o solucionar en un grado suficiente un problema de manera simple y relativamente rápida, aunque no sea perfecta. Consiste, así en una especie de atajo mental que proporcionan respuestas rápidas a problemas que, de otra manera, requerirían más tiempo para ser resueltos. Son maneras psicológicas de ahorrarnos el trabajo de pensar de forma más profunda sobre asuntos complejos. Un ejemplo de ello es la heurística de disponibilidad, que es un atajo a la hora de pensar en lo probable que puede ser algo. Este provoca que las personas realicen juicios sobre la probabilidad o la frecuencia de ciertos eventos basándose en lo fácil que les resulte recordar ejemplos de los mismos. El problema es que este método a menudo no funciona. Esto ocurre en muchos casos que afectan a los animales y su defensa.

Debido a la heurística de disponibilidad tenemos la tendencia de atribuir más importancia a ciertos problemas o casos según la facilidad con la que podamos recordar ejemplos de ellos. Esto significa que aquello que podamos recordar más fácilmente nos parecerá más relevante o representativo que aquello que no recordemos con tanta facilidad. Pero ocurre muchas veces que los ejemplos más propensos a ser recordados no son muy relevantes o representativos del asunto en cuestión. De este modo, la heurística de disponibilidad nos lleva a toma decisiones sesgadas o equivocadas.

Un ejemplo sobre lo que les ocurre a los animales en la naturaleza

Consideremos un ejemplo para ver cómo funciona la heurística de disponibilidad. Detengámonos un momento y tratemos de nombrar, sin pararnos mucho a pensar, la causa más común de mortalidad de las tortugas marinas. Es muy probable que esta pregunta desencadene una búsqueda en nuestra memoria, y podemos esperar que recordemos con relativa facilidad historias sobre tortugas marinas enredadas en redes de pescar, la caza furtiva o el tráfico ilegal de carne y caparazones de tortugas, la ingesta de restos de plástico, la contaminación de los océanos, el calentamiento global, vertidos de aceite, o la muerte accidental de tortugas por causa de la pesca de arrastre.

La realidad, sin embargo, es que ninguna de estas amenazas es la forma más común en la que las tortugas marinas mueren en la naturaleza. En poblaciones estables de tortugas marinas, se ha estimado que solo 1 de cada 1000 crías sobrevive hasta la edad adulta,[1] y la gran mayoría de tortugas marinas muere durante sus primeras horas, días o semanas de vida. Las altas tasas de mortalidad de las crías y tortugas jóvenes se deben principalmente a ataques de cangrejos fantasma, lagartos, serpientes, mapaches, gaviotas, fragatas, peces, y otros animales marinos, o simplemente debido al calor del sol (lo cual puede ocurrir si dejan sus nidos durante las horas de luz).[2]

El problema es que cuando buscamos en nuestra memoria las causas de la mortalidad de tortugas marinas tendemos a juzgar su relevancia por la facilidad con la que podemos recordar ejemplos de amenazas mortales. Esta tendencia a confiar en la facilidad con la que podemos recordar algo es un caso de error de la heurística de disponibilidad.

La heurística de disponibilidad, por lo tanto, ayuda a explicar por qué algunos problemas que afectan a los animales no humanos están mucho más presentes en las mentes de la gente, mientras que otros son totalmente ignorados, incluso por quienes hacen activismo en defensa de los animales. Nuestra tendencia a atribuir más importancia a ciertos asuntos según la facilidad con la que podamos recordar ejemplos de ellos se ve influida, en gran parte, por la cobertura de los mismos en medios de comunicación.

El interés público se provoca fácilmente con eventos inusuales, excepcionales, o dramáticos. Por otro lado, otras formas más ordinarias de sufrimiento o muerte prematura causada por procesos naturales dañinos, como el hambre, la enfermedad o la depredación, son tan comunes que casi nunca salen en los medios. Además, cuando sí salen, se tiende a trivializarlos bajo el falso supuesto de que tales condiciones letales o angustiantes importan menos simplemente porque son “naturales”, al contrario que los daños antropogénicos, que tienden a tener en las noticias una presencia mucho mayor de la correspondiente a su verdadera importancia. En nuestro ejemplo, menos de un 1% de las tortugas marinas que nacen en la naturaleza son afectadas por la contaminación o la pesca furtiva por parte de seres humanos. La inmensa mayoría (más del 99%) muere prematuramente debido a daños naturales sin que salga en ningún titular.

Una explicación psicológica sobre la heurística de disponibilidad

La heurística de disponibilidad, como cualquier otro de los atajos cognitivos que usamos cuando pensamos, sustituye una cuestión poniendo otra en su lugar. Así, en lugar de estimar la frecuencia de un evento, simplemente informamos sobre la facilidad con la cual ciertos asuntos nos vienen a la mente. La sustitución de unas cuestiones por otras, sin embargo, inevitablemente produce errores sistemáticos.

El estudio de la heurística avanzó en los años 70 con el trabajo de los psicólogos Amos Tversky y Daniel Kahneman. En su artículo de 1973 “Availability: a heuristics for judging frequency and probability”,[3] estos autores describen un estudio sobre el juicio de la frecuencia de ciertas palabras, donde la mayoría de las personas entrevistadas declararon que había más palabras en inglés que empiezan con la letra K que palabras que tienen la K como tercera letra. Debido a que es mucho más fácil recordar palabras que empiezan por una determinada letra que palabras que tienen la misma letra en la tercera posición, Tversky y Kahneman esperaban que las personas entrevistadas exageraran la frecuencia de las letras que aparecían en primera posición, y eso fue exactamente lo que sucedió. En realidad, hay el doble de palabras en inglés que tienen la K como tercera letra que las que la tienen de primera, pero es mucho más fácil que nos vengan a la mente las palabras que empiezan por K. La confianza de estas personas en la heurística de disponibilidad produjo un juicio sesgado que los autores ya preveían.

Hay diferentes factores que pueden afectar a la recuperabilidad de ejemplos en nuestra memoria. Por ejemplo, el impacto de ver a un conejo siendo asesinado por alguien es probablemente mayor que el impacto de sencillamente leerlo en las noticias o en estadísticas sobre conejos que mueren debido a enfermedades mortales en la naturaleza. Del mismo modo, los eventos más recientes son más fáciles de recordar que eventos pasados, de modo que, por ejemplo, si nos piden informar sobre un ejemplo de un sufrimiento animal intenso, estaremos más inclinados a hablar del reciente caso de un perro que fue brutalmente asesinado en un grotesco ritual, en lugar del incendio de una granja entera de cerdos que mató a miles de animales sólo unos meses antes.

Las historias sobre cuestiones como, por ejemplo, los experimentos crueles con animales en laboratorios, o la espantosa situación de los pollos en granjas donde no cabe un alfiler, atraen mucha atención por parte de las personas dedicadas a la defensa de los animales. Tales ejemplos vienen de manera más fácil a la memoria que otros casos de sufrimiento animal y muertes violentas que son minimizados o son representados mucho menos de lo que deberían en los medios, como las matanzas en masa de animales que pertenecen a “especies invasoras”, por motivos conservacionistas.

Otros estudios muy influyentes en psicología sobre los sesgos de disponibilidad fueron realizados por Paul Slovic, Sarah Lichtenstein y Baruch Fischhof. Las personas que participaron en ellos opinaban (de forma muy confiada) que los tornados eran “elementos letales más frecuentes que el asma, aunque esta última causa 20 veces más muertes. Las muertes por rayos, por otro lado, eran consideradas como menos probables que las muertes por botulismo, aunque en realidad son 52 veces más frecuentes”.[4]

La lección principal que puede extraerse de sus estudios es que las estimaciones de las causas de mortalidad son deformadas por la cobertura mediática que moldea aquello en lo que el público está interesado. Hay un sesgo hacia la novedad y la conmoción,[5] debido a lo cual los eventos poco usuales reciben más atención de la que recibirían si esta fuera acorde a su relevancia o a lo representativos que resultan.

La heurística de disponibilidad y nuestro fracaso al tomar decisiones informadas que involucran a animales no humanos

La heurística de disponibilidad puede afectar seriamente a nuestra percepción sobre animales no humanos y entorpecer nuestra habilidad para enfrentarnos de manera eficaz a los problemas que les afectan. Por ejemplo, debido a que los seres humanos suelen compartir sus casas con gatos o perros, o pueden haber tenido intensas experiencias personales al rescatar y rehabilitar animales considerados “de compañía” abandonados, sus expectativas sobre la frecuencia de los eventos que afectan a perros y gatos pueden verse distorsionadas por la intensidad emocional de sus experiencias. De este modo, una persona podría verse más inclinada a percibir la situación de los animales abandonados, como perros y gatos, como un asunto más apremiante que necesita más apoyo que otros asuntos que afectan a un número mucho mayor de animales no humanos. Según Animal Charity Evaluators, “de todos los animales usados y asesinados por seres humanos en Estados Unidos, más del 99,6% son animales en granjas, sobre un 0,2% son animales en laboratorios, un 0,07% son los empleados para hacer prendas de ropa, y un 0,03% son asesinados en refugios de animales de compañía. Sin embargo, cerca del 66% de las donaciones a organizaciones para la defensa de los animales en Estados Unidos van a refugios de animales de compañía, un 32% a grupos de actividades mixtas, y sólo el 0,8% de las donaciones va para organizaciones que se ocupan específicamente de los animales en granjas, mientras que el 0,7% va a organizaciones para animales en laboratorios”.[6] (Hay que tener en cuenta también que esta evaluación deja fuera a los animales que viven en el mundo salvaje, que son significativamente más numerosos que aquellos explotados por seres humanos, así como los animales víctimas de la pesca industrial, las piscifactorías, la pesca deportiva y la caza, cuya importancia se explicará más abajo).

La moraleja aquí es que, entre otras cosas, no deberíamos confiar simplemente en nuestras experiencias personales, ya que pueden atraer una cantidad desproporcionada de atención y llevarnos a realizar juicios equivocados. En su lugar, deberíamos observar atentamente las estadísticas y repartir los recursos acorde a ellas, para así tomar decisiones mejor informadas, que pueden tener un impacto potencial en un número mayor de animales.

Nuestros juicios sesgados no afectan solamente a los animales que son explotados por los seres humanos. Como hemos visto en el caso de las tortugas marinas, podemos pasar por alto fácilmente ciertos asuntos que afectan a una gran cantidad de animales, sencillamente porque no obtienen demasiada atención por parte de los medios. Otro ejemplo acerca de esto tiene que ver con las razones por las que todavía mucha gente sostiene la visión, poco realista y muy optimista, de que los animales tienen por lo general vidas buenas en el mundo salvaje. Esto se debe a que mucha gente no tiene una imagen exacta de los animales que viven en la naturaleza, y en concreto de cuáles son las cantidades relativas de animales de cada tipo que se encuentran en ella.

La opinión pública tiende a dejarse influir por las imágenes y las narrativas que emiten los medios de comunicación, que ayudan a crear y reforzar una visión distorsionada de las poblaciones animales. Cuando la gente piensa en un animal que vive en estado salvaje, la mayoría piensa en un mamífero grande adulto, o quizás en algún otro vertebrado. Pero estos representan un porcentaje mínimo de los animales que viven en la naturaleza. La mayoría de los mamíferos son roedores de pequeño tamaño, la mayoría de los vertebrados son peces, y la mayoría de los animales son invertebrados. Además, la inmensa mayoría de los animales que existen son muy jóvenes, acaban de empezar sus vidas y morirán al poco tiempo. Esta visión tan inexacta es perjudicial para los animales, ya que contribuye a mantener la idea de que los animales suelen tener buenas vidas en la naturaleza. Esta visión conlleva una falta de preocupación sobre los daños que sufren y una consecuente falta de interés por descubrir maneras de ayudarles.

Las propias personas que hacen activismo por los animales pueden sentirse más inclinadas a dar más atención a ciertos problemas de los que son víctimas algunos animales no humanos, mientras pasan otros por alto. Por ejemplo, si pidiésemos a activistas por los animales que hicieran una lista de tres sitios distintos donde los animales son continuamente dañados y asesinados, la mayoría creería que la pregunta es sencilla y seguramente responderían que los mataderos, los laboratorios de vivisección, y granjas peleteras. Pero estos no son realmente representativos del número de animales asesinados por seres humanos en diferentes ámbitos. Si quisiéramos realmente hacer una lista de los campos donde se matan más animales, tendríamos que mencionar, en primer lugar, la pesca industrial, a continuación las granjas de insectos y las piscifactorías, y después los mataderos y la pesca deportiva. Además, si en lugar de ello les preguntásemos a estas personas las razones principales por las que los animales sufren en la naturaleza, tal pregunta probablemente les resultaría mucho más difícil de responder. Y les sería todavía más difícil mencionar, por ejemplo, tres enfermedades por las que suelen morir los animales en la naturaleza.

Pero precisamente porque esperamos que en el futuro los animales en la naturaleza sufran y mueran en menor medida debido a enfermedades como la rabia, la sarna o la tuberculosis, tenemos buenas razones por las que crear más conciencia sobre su desafortunada situación en el presente, igual que hacemos en el caso de los animales que son explotados. Desarrollar un entendimiento más profundo sobre la situación de los animales en la naturaleza puede disminuir la omisión de esta cuestión y ayudar a incrementar el seguimiento de muchos problemas que afectan a estos animales. Esto es así porque visibilizar las duras condiciones en las que se ven los animales salvajes entre el público pone en cuestión el status quo especista que prevalece entre las comunidades científicas y académicas, que retrasan nuestra capacidad de ayudar de manera segura a más animales que lo necesitan, debido a la falta de progreso en la investigación.

La heurística de disponibilidad y la indiferencia injustificada por el futuro

La mayoría de la gente tiene una tendencia a centrarse en lo que ocurre en el presente o en lo que ocurrirá en el futuro próximo, en lugar de aquello que puede pasar en un futuro más lejano. Sin embargo, es probable que los seres sintientes sigan existiendo durante muchos años desde ahora, y existe el riesgo de que se enfrenten a situaciones muy negativas. Esto es algo que debería preocuparnos, ya que los daños que los futuros seres sintientes puedan sentir son potencialmente más significativos que aquellos que afectan a los seres del presente.[7]

Por desgracia, a mucha gente le da igual lo que ocurra en un futuro lejano. De hecho, la mayoría ni siquiera son conscientes de que este es un asunto serio. Una de las razones más importantes por las que ocurre esto es la heurística de disponibilidad, ya que cuando piensan en los posibles seres que pueden beneficiarse de su acción, lo que viene a su mente son los seres que existen en la actualidad, en lugar de los que existan en el futuro.

Resistir la heurística de disponibilidad y dar una consideración igualitaria a todos los seres sintientes

En psicología se indica que, aunque resistir los potenciales sesgos de disponibilidad es posible, resulta mentalmente cansado. El ejercicio consciente de evitar errores cognitivos sistemáticos puede requerir más esfuerzo del habitual. Debemos, sin embargo, intentar evaluar regularmente nuestras impresiones y nuestras corazonadas haciéndonos preguntas que pueden poner en cuestión nuestro conocimiento o nuestras creencias en relación a los problemas de los que son víctimas los animales no humanos. Los recuerdos desaparecen con el tiempo, y con ellos nuestra atención y críticas.

El sesgo de disponibilidad nos hace sentir demasiada confianza acerca de ciertos asuntos que afectan a un gran número de animales, y completamente indiferentes o complacientes sobre muchos otros. Por esta razón, para mejorar nuestros esfuerzos a la hora de defender a los seres sintientes deberíamos prestar más atención a los sesgos potenciales derivados de los obstáculos de nuestra memoria.


 Lecturas recomendadas

Carroll, J. S. (1978) “The effect of imagining an event on expectations for the event: An interpretation in terms of the availability heuristic”, Journal of Experimental Social Psychology, 14, pp. 88-96.

Caruso, E. M. (2008) “Use of experienced retrieval ease in self and social judgments”, Journal of Experimental Social Psychology, 44, pp. 148-155.

Fox, C. R. (2006) “The availability heuristic in the classroom: How soliciting more criticism can boost your course ratings”, Judgment and Decision Making, 1, pp. 86-90 [accessed on 4 January 2018].

Gilovich, T. D.; Griffin, D. & Kahneman, D. (2002) Heuristics and biases: The psychology of intuitive judgment, New York: Cambridge University Press.

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Notas

[1] Spotila, R. (2004) Sea turtles: A complete guide to their biology, behavior, and conservation, Baltimore: Johns Hopkins University Press.

[2] Dial, B. E. (1987) “Energetics and performance during nest emergence and the hatchling frenzy in loggerhead sea turtles (Caretta caretta)”Herpetologica, 43, pp. 307-315 [accessed on 19 January 2018]. Frick, M. G. (2003) “The surf crab (Arenaeus cribrarius): A predator and prey item of sea turtles”, Marine Turtle Newsletter, 99, pp. 16-18. Hammerschlag, N.; Broderick, A. C.; Coker, J. W.; Coyne, M. S.; Dodd, M.; Frick, M. G.; Godfrey, M. H.; Godley, B. J.; Griffin, D. B.; Hartog, K.; Murphy, S. R.; Murphy, T. M.; Nelson, E. R.; Williams, K. L.; Witt, M. J. & Hawkes, LA. (2015) “Evaluating the landscape of fear between apex predatory sharks and mobile sea turtles across a large dynamic seascape”, Ecology, 96, pp. 2117-2126. Moran, K. L.; Bjorndal, K. A. & Bolton, A. B. (1999) “Effects of the thermal environment on the temporal pattern of emergence of hatchling loggerhead turtles (Caretta caretta)”, Marine Ecology Progress Series, 189, pp. 251-261 [accessed on 12 January 2018]. Tomillo, P. S.; Paladino, F. V.; Suss, J. S. & Spotila, J. R. (2010) “Predation of leatherback turtle hatchlings during the crawl to the water”, Chelonian Conservation and Biology, 9, pp. 18-25. Witzell, W. N. (1981) “Predation on juvenile green sea turtles, Chelonia mydas, by a Grouper, Promicrops lanceolatus (Pisces; Serranidae) in the Kingdom of Tonga, South Pacific”, Bulletin of Marine Science, 31, pp. 935-936 [accessed on 21 January 2018].

[3] Tversky, A. & Kahneman, D. (1973) “Availability: A heuristic for judging frequency and probability”, Cognitive Psychology, 5, pp. 207-232.

[4] Kahneman, D. (2011) Thinking, fast and slow, New York: Farrar, Straus and Giroux.

[5] Kahneman, D. (2011) Thinking, fast and slowop. cit..

[6] Animal Charity Evaluators (2016) “Why farmed animals?”, Animal Charity Evaluators [accessed on 13 January 2018].

[7] Tomasik, B. (2011) “Risks of astronomical future suffering”, Foundational Research Institute [accessed on 18 January 2018]. Beckstead, N. (2013) On the overwhelming importance of shaping the far future, New Brunswick: Rutgers [accessed on 9 January 2018]. Baumann, T. (2017) “S-risks: An introduction”, Reducing Risks of Future Suffering, August 15 [accessed on 20 January 2018].