Las vacas y sus hijos, los terneros, son explotados con varios propósitos. Las vacas son utilizadas para producir leche, para lo que son mantenidas en un ciclo reproductivo continuo: dan a luz a terneros de los que son separadas poco después, y luego las ordeñan hasta que quedan embarazadas de nuevo. Los terneros son a menudo asesinados cuando no son más que bebés para ser consumidos como carne tierna, o criados durante unos meses para la producción de carne o “ternera”. Sus vidas terminan en cuanto engordan lo suficiente para cumplir el propósito para el que se criaron.
Las vacas son mamíferos. Esto significa que para poder dar leche, de forma normal, necesitan estar embarazadas. Esto se suele hacer a través de inseminación artificial, con semen de toros que han sido seleccionados por tener hijas que dan grandes cantidades de leche. Hoy en día, este método está siendo sustituido por transferencia de embriones, proceso sobre el que se están llevando a cabo muchas investigaciones. Con esta técnica, los embriones producidos por ciertas vacas seleccionadas para el propósito de producir embriones (a veces llamadas “súper vacas”) son transferidos a vacas receptoras. En este proceso se pueden presentar problemas, siendo el más común que el embrión o “súper vaca” sea demasiado grande para la vaca receptora. Tan pronto como las vacas dan a luz, sus terneros son separados de ellas. La separación de la vaca madre y su cría es una experiencia traumática para ambos la madre y el ternero, quienes se llaman mutuamente durante días.1 Los terneros machos serán utilizados para la producción de carne, mientras que las hembras suelen ser utilizadas al igual que sus madres como productoras de leche. Después de que sus bebés son separados de ellas, las vacas son ordeñadas, por lo general por máquinas ordeñadoras que se conectan a sus ubres. Esto puede durar alrededor de 10 meses, después de lo cual las embarazan de nuevo. Y a continuación, el proceso comienza de nuevo.
De este modo, la vida de las vacas consiste en un ciclo continuo de quedarse embarazadas, dar a luz a un becerro que es separado de ellas, ser ordeñadas y después, sólo unos meses más tarde, se quedan embarazadas de nuevo. Esto ocurre a menudo en granjas industriales con suelos incómodos, en los que muchas vacas pasan toda su vida.2
La producción de leche por cada vaca se ha multiplicado en las últimas décadas, y continúa creciendo. Esto ha sido posible mediante el uso de selección genética y la reproducción artificial, así como por los cambios en el contenido nutricional de sus alimentos. Además a muchas vacas lecheras les han inyectado somatotropina bovina, una hormona peptídica que se ha modificado genéticamente para aumentar su productividad. Esto causa muchos problemas de salud, incluyendo inflamación de las mamas y cojera.
Este aumento en la producción de leche significa que una vaca promedio utilizada para la producción lechera en los países donde la producción láctea se industrializa significativamente puede dar hasta seis veces la leche que necesitaría un becerro. Sería factible explotar la vaca sin tener que separarla de su becerro y matarlo cuando es sólo un bebé. Sin embargo, Esto no se hace debido a que se puede conseguir más leche mediante la separación de ellos y debido a que permite el mantenimiento de la industria de la carne de ternera.
El hecho de que las vacas puedan producir una gran cantidad de leche tiene una consecuencia positiva, y es que un menor número de vacas se explotan para satisfacer la demanda de leche. Sin embargo, también significa que las vacas que son explotadas tienen de problemas de salud debido a que la explotación que sufren es mucho mayor. Cuando la producción de una vaca disminuye esta es asesinada. Esto suele suceder cuando ella tiene entre tres y seis años de edad, no porque ya no sea capaz de producir leche, sino porque no produce tanto como las vacas más jóvenes y es más rentable reemplazarla. A este punto la vaca podría ser utilizada para tres, cuatro o cinco lactancias; luego Su cuerpo es utilizado para producir «carne molida», que es consumida habitualmente en hamburguesas. Si se respetara su vida, la vaca podría vivir hasta 25 años o más.
Como hemos visto anteriormente, los terneros son separados de sus madres poco después de cobrar vida. En algunos casos, esto ocurre sólo unas horas después de haber nacido. En otros casos, los terneros no se retiran inmediatamente, sino que se quedan con sus madres durante uno o dos días para que puedan succionar el calostro de sus madres, lo que aumenta su resistencia a algunas enfermedades. La separación provoca un estado emocional negativo a los terneros,3 que pasan días llorando por sus madres en vano, si es que sobreviven. En algunos casos, los terneros son inmediatamente enviados a matar y vendidos como carne tierna. Terneros que se consideran “no viables” mueren el mismo día en que nacen. Ellos no necesitan tener ninguna condición mortal, sino que simplemente, por cualquier razón, no pueden ser rentables para elevar la producción de carne o “ternera”.
En otros casos, los terneros mueren durante o justo después del nacimiento. En la actualidad, la incidencia media de mortalidad perinatal en las vacas entre el 2% y el 20% a nivel internacional en la industria láctea, con la mayoría de países entre el 5% y el 8%. La principal causa de mortalidad bovina perinatal es la distocia (35%) y la anoxia (30%).4
La paradoja es que el destino de muchos de los que sobreviven es peor que la de los animales que mueren antes de cumplir uno o dos días de edad, ya que se les hace sufrir terriblemente debido a la forma en que viven.5 Pasan su corta vida en cajones ligeramente más grandes que sus propios cuerpos. En muchos casos, sus cuellos están encadenados o atados con una cuerda, por lo que apenas pueden moverse. En otros casos, sus cabezas son sostenidas en un solo lugar por lo que no pueden moverse en absoluto. Sus movimientos están severamente restringidos por lo que sus músculos no se desarrollan y su carne sigue siendo sensible. De hecho, debido a que nunca son capaces de hacer ejercicio,6 sus músculos están tan atrofiados que incluso pueden tener problemas para caminar cuando son transportados al matadero. En otros casos tienen un poco más de espacio y se mantienen en corrales individuales, sin embargo, son privados de todo contacto social. Y las posibilidades de ejercicio son aún muy limitadas.
Por último, se les dan fórmulas de alimentos que son pobres en nutrientes, como minerales, en especial hierro, por lo que su carne queda pálida y tierna. Esto no sólo es malo para los animales, ya que los hace débiles, sino también porque les provoca trastornos digestivos muy graves.
A veces no se quedan en cajones únicamente, sino que son criados juntos con otros terneros al aire libre. La salud de los terneros criados de esta forma suele ser mejor que la de los que se mantienen encerrados, no sólo porque pueden comer mejor, sino también porque son capaces de hacer ejercicio. También, como es de esperarse, están menos estresados que los que se crían en corrales o establos individuales. Sin embargo, todavía están separados de sus madres, lo que les causa mucha angustia, y por lo general mueren cuando tienen entre sólo 3 y 18 semanas de edad.
Los terneros que no se utilizan para producir “ternera” son criados para producir otro tipo de carne. La forma en que pasan su vida varía. Algunos se mantienen durante toda su vida en corrales de engorde. Otros pasan los primeros seis meses de vida al aire libre. Después de ese período, son puestos en establos o corrales, donde permanecen hasta que son enviados a un matadero. Sin embargo, uando están al aire libre, a menudo carecen de refugio, y pueden tener que soportar duras condiciones climáticas. En la mayoría de los casos en los que viven en grupos viven en amontonados.7 Estos terneros, cuyo destino es ser utilizados para la producción de carne, son alimentados con sustitutos de leche hasta que empiezan a comer alimentos sólidos. Los sustitutos de leche se utilizan debido a que la leche producida por las vacas se vende para el consumo humano. En algunos casos, los terneros se crían con vacas nodrizas (que no son sus madres). Cuando empiezan a comer alimentos sólidos, se les da alimentos con altas concentraciones de granos diseñados para que crezcan tanto como sea posible. Esta dieta no es buena para su salud digestiva, y aunque son jóvenes tienen muchos problemas, incluyendo úlceras.
De manera habitual, se administran antibióticos a estos animales hasta que tienen alrededor de cuatro meses de edad, ya que aumenta el apetito y por lo tanto su crecimiento. Por supuesto, también evitan algunas enfermedades. Esto tiene efectos negativos en su salud. Como los matan cuando son muy jóvenes, muchos no sufren los efectos más problemáticos del consumo masivo de antibióticos. Los terneros son llevados al matadero cuando han crecido lo suficiente y ya no es rentable el seguir alimentándolos y manteniéndolos, por lo general entre las edades de seis a nueve meses.
Además de todo lo mencionado, se llevan a cabo muchas clases de mutilaciones en la industria:
Para señalar a quien pertenece cada animal, como esclavos, los terneros son marcados, procedimiento que les puede causar mucho dolor y sufrimiento.
Las colas de las vacas son cortadas. Esto se hace supuestamente para prevenir ciertas enfermedades, aunque la razón principal por la que se introdujo esta técnica fue hacer más fácil ordeñar las vacas (porque de esta manera sus colas, que pueden estar sucias de excrementos, no interfieren con la ordeñación).8 Este procedimiento se puede realizar de diferentes maneras. Se puede hacer simplemente cortando sus colas con un instrumento afilado, o poniendo un anillo de goma fuertemente ajustado alrededor de la cola hasta el punto en que la cola muere, luego se cae o es cortada. En cualquiera de los casos, los animales sienten mucho dolor, no sólo cuando pierden su cola, sino también después. Además, esta mutilación las deja sin posibilidad de defenderse de las moscas en el verano.
Los machos son castrados, ya que aumenta su tasa de crecimiento y reduce la agresión entre ellos durante la alimentación y el transporte. También se hace para reducir posibles lesiones a los trabajadores cuando se transportan los animales y en los mataderos. La castración se puede hacer simplemente cortando los testículos de los animales, cortando el cordón espermático o mediante la colocación de un cordón de goma ajustado sobre los testículos que detiene el flujo de sangre hacia ellos. No se les administra anestésicos para esta operación tan dolorosa (supuestamente «para evitar complicaciones»).9
Esto se hace a menudo al mismo tiempo que los animales son castrados. Este es otro procedimiento muy doloroso que se puede hacer cortando o quemando los cuernos de los terneros.10 Se utilizan tanto productos químicos como cáusticos para este fin. Esto se hace con el propósito de reducir los riesgos para los trabajadores del transporte, manipulación y matanza de los animales. Además, se hace para reducir el daño que pueden causar los novillos entre sí, si se crían juntos en corrales de engorde, ya que están amontonados y estresados, pueden pelearse entre ellos. Además, si no tienen cuernos las heridas que puedan sufrir durante su transporte se pueden reducir. Está claro que el desarrollo de la idea de cortar sus cuernos se debe a factores introducidos por la explotación humana. Cuando tienen solamente unas pocas semanas de edad (menos de un mes), este procedimiento se realiza con la potasa cáustica o planchas eléctricas (este es probablemente el método más común). Cuando tienen mayor edad se pueden usar otros métodos, como serrar los cuernos, o usar cizallas para cortarlos.
Como hemos visto anteriormente, la explotación de todos estos animales, los que son asesinados cuando tienen sólo unas pocas semanas de edad, los que matan cuando tienen pocos meses de edad, y las vacas explotadas hasta su agotamiento, están claramente vinculados. Es importante considerar todo esto ya que muchas personas de buena fe rechazan comer carne porque no quieren comer animales, pero consumen productos lácteos con la creencia de que esto no es perjudicial para ellos. Sin embargo, el consumo de leche y de carne de res está vinculados entre sí, y al consumir uno de estos productos se está promoviendo la producción del otro. El uso de cuero, que es parte del valor económico de estos animales, también contribuye a esta explotación. Para rechazar la matanza de animales también se debe rechazar la producción lechera.
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