Circos y otros espectáculos

Circos y otros espectáculos

En todo el mundo, hay animales sufriendo en circos y exhibiciones. Son obligados a vivir en situaciones similares a las de las granjas industriales, sometidos de manera constante al dolor, al miedo y la angustia con el fin de usarlos en un espectáculo. Un exhaustivo estudio científico publicado hace unos años demostró que los circos causan un enorme sufrimiento a los animales que usan en las actuaciones.1

La manera en que son obligados a vivir los animales usados para entretener

Los animales que usan en los circos pasan casi toda su vida en jaulas de viaje, establos o camiones sin espacio suficiente para poder moverse. Estos lugares son estrechos e incómodos.2

Generalmente, los caballos viven en jaulas de viaje en las que ni siquiera pueden darse la vuelta. Normalmente, los grandes felinos ni siquiera pueden moverse dentro de sus jaulas. Los elefantes están siempre encadenados, por lo que tampoco pueden moverse mucho. Los animales de circo pasan toda la vida así, pero cuando los dejan salir, la situación es incluso peor: cuando los sueltan los torturan para que actúen en un espectáculo.

El encierro constante, la falta de espacio y las pésimas condiciones en que viven les causan una gran tensión, que aumenta durante los viajes de miles de kilómetros en camión. En muchos casos, viajan al menos una vez por semana casi sin ningún descanso,3 por lo que muchos mueren en el camino. Es muy común que no los alimenten ni les den agua durante los viajes. Sufren por el frío y el calor, pues los camiones que los transportan no están climatizados para suavizar las inclemencias del tiempo. Normalmente tampoco tienen ventilación.

Esto provoca angustia y sufrimiento en los animales, en especial a aquellos que no soportan los climas muy fríos o muy cálidos, como los osos polares, los animales ungulados o los grandes felinos que se importan de la sabana africana. A estos animales les afecta el clima incluso cuando no viajan, ya que los climas locales pueden ser demasiado calurosos o fríos para ellos.

Torturados para actuar en un espectáculo

A los animales explotados de los circos se les obliga a realizar ciertos movimientos y a actuar de cierta forma que se presenta como “actuaciones artísticas”, como los bailes y los saltos. Se les enseña a realizar “trucos” que provocan que sufran de manera física y psicológica, y que ponen en riesgo su vida. Con el tiempo, los animales pueden hacerse daño en los músculos, las articulaciones y los huesos. Por ejemplo, muchas veces se obliga a los elefantes a levantarse sobre las patas traseras o a balancearse sobre una pata, lo que les causa hernias debido su peso. Otro truco muy común es hacerles mover la cabeza bruscamente de un lado a otro como si bailasen, lo que les causa dolor muscular y nervioso que puede llegar a ser crónico. A los tigres, leones y otros grandes felinos se les fuerza a saltar por aros en llamas. Les asusta mucho el fuego, por lo que no lo harían a menos que les tuviesen más miedo a los entrenadores. Ocurre igual con los simios que montan en motocicleta. En otros casos, obligan a animales como grandes felinos a quedarse quietos sobre un caballo. Esto terrorífico tanto para el caballo (que teme al depredador que tiene encima) como para el felino. Se obliga a los osos a levantarse sobre las patas traseras y, aunque a veces lo hacen en su entorno natural, para ellos es muy incómodo hacerlo durante mucho tiempo. Una manera de lograr que realicen esta acción es quemarles las patas delanteras para que no puedan apoyarse en ellas.

La angustia de las actuaciones forzadas se incrementa con la presencia de una gran multitud de espectadores. Además, se ha demostrado que los ruidos fuertes, como los que hace el público, les causa mucha tensión.4

¿Cómo es posible que los animales puedan actuar en los circos a pesar de todo? La respuesta es simple: lo hacen por miedo al castigo. Los “domadores” suelen usar cadenas, látigos, bozales, garfios y descargas eléctricas para obligar a los animales a actuar de cierta manera. Otros métodos consisten en encadenarlos y privarlos de agua y comida.

Para poder controlar a los animales, los domadores quiebran la voluntad de los animales desde pequeños. Lo consiguen con palizas sistemáticas. Cuando los elefantes bebés llegan a un circo, se los golpea continuamente durante las primeras semanas hasta que se rinden completamente a la voluntad de los domadores y aprenden a obedecerles y a tenerles miedo. El castigo es constante y muy severo, ya que sin él es imposible obligar a los animales a actuar en contra de su voluntad e instinto.

Los circos reconocen usar estos métodos. Un ejemplo es el circo Ringling Bros. amd Barnum & Bailey, cuyo director, Kenneth Feld, admitió que golpeaban a los elefantes con cadenas, punzones metálicos y garfios en varias partes del cuerpo: detrás de las orejas, bajo el mentón y en las patas. Reconoció que también usan descargas eléctricas.5

También se mutila a los animales para que resulte menos peligroso entrenarlos. Por ejemplo, normalmente se les extraen las garras y los dientes, a veces con martillos, para evitar que ataquen a sus domadores. Es fácil imaginar lo horrible, doloroso y traumático que les debe resultar, además de causarles problemas a la hora de alimentarse.

A veces se droga a los animales para los espectáculos, para que sean más dóciles.

Daños físicos y psicológicos a los animales

Al dolor físico que causan estas torturas, debemos añadir el sufrimiento psicológico causado por la angustia y el miedo que aquellas provocan. De hecho, los animales sufren de problemas psicológicos que derivan en condiciones muy graves debido a las torturas que soportan, a su condición de esclavitud y a la falta de oportunidades para hacer ejercicio, entretenerse o relacionarse. Como consecuencia, los animales suelen demostrar comportamientos estereotípicos, como moverse repetidamente de atrás para adelante o de un lado al otro. Otros se golpean la cabeza, muerden los barrotes de la jaula o se automutilan.

La vida en el circo es espacialmente difícil para los animales sociales. Les gustaría estar junto a otros miembros de su especie, pero en vez de eso viven solos o con muy pocos individuos. Esto significa que no pueden relacionarse como quisieran y como necesitan para poder mantener su salud mental.6 Se sienten solos y sufren mentalmente por ello, al igual que nos pasaría a nosotros en su situación.

Debido a los altos niveles de estrés y frustración que sufren los animales,7 a veces se resisten a actuar a pesar de los duros castigos que reciben. Cuando esto ocurre, se acostumbra a castigarlos con más crueldad. Incluso así, puede que se sigan negándose a actuar si se vienen abajo psicológicamente o si su frustración es muy elevada.

Se imponen muchas más penalidades a los animales encerrados en los circos. Se ha sugerido, en defensa de los circos, que el entrenamiento y la actuación les dan a los animales todo el ejercicio que necesitan,8 pero nada más lejos de realidad. Debido a las condiciones en las que viven y a su falta de movimiento y ejercicio, los animales suelen desarrollar problemas en las articulaciones e incluso acaban cojos. La obesidad es otro problema común entre animales de circo debido a la falta de ejercicio.

Asimismo, los animales de circo no pueden realizar otras actividades necesarias para su salud. Por ejemplo, los elefantes no pueden darse los baños de lodo que necesitan para mantener su piel, por lo que desarrollan problemas cutáneos.

El fin del sufrimiento en los circos

Las consecuencias de esta situación son que muchos animales han tratado de escapar de los circos o han atacado e incluso matado a las personas que los explotan. Esto ha ocurrido sobre todo en el caso de los elefantes. Pero, en vez de rescatar a estos animales que sufren abusos, han sido matados.9

Cuando la explotación de estos animales ya no es rentable, lo que les espera es la muerte. Los encierran en jaulas hasta que mueren o los venden a laboratorios o a colecciones privadas.

Es importante tener en cuenta que esto les sucede no solo a los animales de los que hemos hablado, como elefantes, osos y grandes felinos, sino también a muchos otros animales que viven en circos. De hecho, aunque cuando pensamos en un «circo con animales» nos viene a la cabeza la imagen de animales salvajes, en muchos circos explotan caballos, cerdos, perros y otros animales domésticos. Desde un punto de vista ético, debemos oponernos a los circos que usan animales.

Afortunadamente, hoy en día cada vez más personas son conscientes de que los circos con animales deben dejar de existir. De hecho, en muchos lugares, como Bolivia y Grecia, han prohibido los circos con animales. Actualmente existen muchos circos que solo cuentan con humanos actuando, como el Cirque du Soleil, el Circus Chimera, el New Shangai Circus, el Flying High Circus, el Circus Millennia y muchos otros.

Otros lugares en los que se explota a los animales: los zoológicos no son santuarios de animales

Además de los circos existen otros lugares en los que los animales sufren para entretener a seres humanos, como los zoológicos y acuarios. Los defensores de estos negocios afirman que es bueno que se cuide de los animales, aunque eso signifique que tengan que vivir en lugares en los que no son completamente libres.10

Antes de demostrar que esta afirmación es falsa debemos reconocer primero que a veces es bueno cuidar a los animales, aun a costo de su propia independencia, si la alternativa es el sufrimiento y la muerte. Negar esto supone no comprender que los animales quieren llevar una buena vida. Esto se demuestra claramente con los verdaderos santuarios y refugios de animales. En todo el mundo hay personas que han construido nuevos hogares para los animales que han sido explotados por seres humanos, o que han sufrido por otras causas. Por ejemplo, hay animales que se han rescatado de granjas y laboratorios que han empezado una nueva vida en estos hogares donde se les cuida y donde viven sin ser oprimidos. Sin la existencia de tales lugares, rescatarlos hubiese sido imposible. Se ha rescatado también a animales salvajes que se han quedado huérfanos o que han perdido a sus familias a manos de los hombres. Estos animales habrían muerto de no ser por las personas que los rescataron y les dieron un nuevo hogar.

Sin embargo, no podemos decir lo mismo de los zoológicos. En muchos zoológicos de todo el mundo, los animales deben soportar ciertas condiciones que les hacen sufrir. Estas son las mismas que en el caso de los animales de circo: la soledad, que es especialmente difícil para los animales sociales; el encierro, que muchas veces les deja sin el espacio suficiente para moverse y hacer ejercicio. Estos animales también viven en lugares incómodos con paredes y suelos de hormigón. Además, soportan duras condiciones climáticas: los animales de climas particularmente cálidos o fríos, húmedos o secos, deben aguantar un entorno completamente distinto. Muchas veces tienen problemas de salud crónicos. Algunos son animales solitarios que sufren muchas tensiones por la falta de privacidad que supone estar expuestos constantemente a visitantes de los zoológicos.11

Los animales de los acuarios

Los animales que hay en los acuarios, en especial los que actúan en espectáculos acuáticos, sufren mucho. No tienen suficiente espacio en el acuario, que suele ser muy pequeño. Un ejemplo muy obvio es el de los animales grandes como los mamíferos marinos. En países como Estados Unidos, los delfines están confinados en tanques de solo nueve o diez metros de largo. Como resultado, estos animales se pasan todo el día nadando en círculos, lo que afecta seriamente su salud mental.

Otra causa del sufrimiento de los animales en los acuarios es la ecolocación que se usa con los delfines y otros mamíferos marinos que actúan en espectáculos. Cuando están encerrados en los tanques, el eco de los sonidos que produce su sonar rebota constantemente en las paredes de los tanques y vuelven inmediatamente a los animales. Esto es extremadamente estresante y afecta seriamente su salud mental. Es muy difícil imaginar cómo deben de sentirse estos animales. Debe de ser como estar atrapado en una habitación minúscula en la que lo único que se puede escuchar es un ruido muy fuerte. Sin embargo, la analogía no llega a describirlo, pues la ecolocación es más importante para estos animales que la audición para nosotros. Quizás, una comparación más cercana sería imaginar que perdemos la visión, y escuchamos siempre el mismo ruido.

Estos animales suelen tener serios problemas cutáneos provocados por el agua de las piscinas, que están llenas de productos químicos y cuya composición química no es la adecuada para ellos.

Además, se observan diversas patologías dentales en las ballenas de los acuarios, con patologías que comienzan a una edad temprana. Las estereotipias orales exhibidas por las orcas contribuyen al daño dental observado. Aproximadamente el 24% de las ballenas exhibe desgaste coronal mandibular “mayor” o “extremo”, con desgaste coronal y desgaste en o por debajo de la línea de las encías. Más del 60% de los dientes mandibulares 2 y 3 presenta fracturas.12

Además, como solía pasar y sigue pasando en muchos países donde existe la esclavitud humana, a estos animales se los separa de sus familias. No solo eso, sino que, cuando los capturan en su hábitat natural, no es raro que mueran por los trastornos que les causan durante la captura y el transporte.

El conservacionismo contra la defensa de los animales

Se suele argumentar que los acuarios y zoológicos son necesarios por el importante papel que cumplen en la conservación de las especies.13 En muchos casos, la poblaciones de animales confinados en estos lugares se consideran “reservas genéticas” para cuando los animales de esas especies desaparezcan en la naturaleza.14

Esto demuestra una vez más el conflicto entre el conservacionismo y la oposición al especismo: el conservacionismo defiende que vale la pena causar daño a un ser sintiente con este fin, mientras que quienes rechazamos el especismo afirmamos que debemos tener en cuenta los intereses y necesidades de los animales.

Otros animales que son víctimas de los espectáculos

Los espectáculos y las exposiciones en los que se utilizan animales también causan daño a otros animales que no se exhiben en ellos: los que se usan para alimentar a los animales en acuarios, zoológicos, circos, y otros espectáculos. En algunos casos, la alimentación forma parte del espectáculo. En el zoológico de Pekín, los visitantes pueden comprar animales, como gallinas o cabras, y arrojárselos a los grandes felinos para ver cómo los destrozan y se los comen vivos.15

Incluso en los casos en que esto no sucede, y los animales no son comidos vivos frente a espectadores, son capturados o criados para que estos espectáculos puedan continuar.


Lecturas recomendadas

Association of Circus Proprietors of Great Britain (2001) Standards for the care and welfare of circus animals on tour, Blackburn: Association of Circus Proprietors of Great Britain.

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Notas

1 Iossa, G.; Soulsbury, C. D. & Harris, S. (2009) “Are wild animals suited to a travelling circus life?”, Animal Welfare, 18, pp. 129-140

2 Friend, T. H. & Parker, M. L. (1999) “The effect of penning versus picketing on stereotypic behavior of circus elephants”, Applied Animal Behaviour Science, 64, pp. 213-225.

3 Dembiec, D. P.; Snider, R. J. & Zanella, A. J. (2004) “The effects of transport stress on Tiger physiology and behavior”, Zoo Biology, 23, pp. 335-346.

4 Birke, L. (2002) “Effects of browse, human visitors and noise on the behaviour of captive orangutans”, Animal Welfare, 11, pp. 189-202.

5 CBS News (2009) “Circus defends use of hooks on elephants”, CBS News, March 3 [referencia: 23 de noviembre de 2011].

6 Price, E. E. & Stoinski, T .S. (2007) “Group size: Determinants in the wild and implications for the captive housing of wild mammals in zoos”, Applied Animal Behaviour Science, 103, pp. 255-264.

7 Kiley-Worthington, M. (1990) Animals in zoos and circuses: Chiron’s world?, Essex: Little Eco-Farms Publishing.

8 Hediger, H. (1955) Studies of the psychology and behaviour of animals in zoos and circuses, London: Butterworths Scientific Publications.

9 Schroeder, J. V. (1997) “The day they hanged an elephant in East Tennessee”, Blue Ridge Country, May 1 [referencia: 14 de enero de 2013].

10 Zamir, T. (2007) “The welfare-based defense of zoos”, Society and Animals, 15, pp. 191-201 [referencia: 14 de abril de 2020].

11 Davey, G. (2007) “Visitors’ effects on the welfare of animals in the zoo: A review”, Journal of Applied Animal Welfare Science, 10, pp. 169-183.

12 Jett, J.; Visser, I. N.; Ventre, J.; Waltz, J. & Loch, C. (2017) “Tooth damage in captive orcas (Orcinus orca)”, Archives or Oral Biology, 84, pp. 151-160.

13 Norton, B. G. (1995) Ethics on the ark: Zoos, animal welfare, and wildlife conservation, Washington: Smithsonian Institution Press. Hutchins, M. & Conway, W. G. (1995) “Beyond Noah’s ark: The evolving role of modern zoological parks and aquariums in field conservation”, International Zoo Yearbook, 34, pp. 117-130. Mazur, N. & Clark, T. (2001) “Zoos and conservation: Policy making and organizational challenges”, Bulletin Series Yale School of Forestry and Environmental Studies, 105, pp. 185-201. Miller, B.; Conway, W.; Reading, R. P.; Wemmer, C.; Wildt, D.; Kleiman, D.; Monfort, S.; Rabinowitz, A.; Armstrong, B. & Hutchins, M. (2004) “Evaluating the conservation mission of zoos, aquariums, botanical gardens, and natural history museums”, Conservation Biology, 18, pp. 86-93. Shani, A. & Pizam, A. (2010) “The role of animal-based attractions in ecological sustainability: Current issues and controversies”, Worldwide Hospitality and Tourism Themes, 2, pp. 281-298. Clessa, I. T.; Voss-Hoynec, H. A.; Ritzmann, R. E. & Lukasa, K. E. (2015) “Defining pacing quantitatively: A comparison of gait characteristics between pacing and non-repetitive locomotion in zoo-housed polar bears”, Applied Animal Behaviour Science, 169, pp. 78-85.

14 Clarke, A. (2009) “The Frozen Ark Project: The role of zoos and aquariums in preserving the genetic material of threatened animals”, International Zoo Yearbook, 43, pp. 222-230.

15 Penman, D. (2008) “Torn to pieces by lions in front of baying crowds: The spectator sport China doesn’t want you to see”, Mail Online, 05 January [referencia: 23 de julio de 2013]. Cottle, L.; Tamir, D.; Hyseni, M.; Bühler, D. & Lindemann-Matthies, P. (2010) “Feeding live prey to zoo animals: Response of zoo visitors in Switzerland”, Zoo Biology, 29, pp. 344-350.