Trabajando por un futuro mejor para los animales salvajes

Hay varias cosas que podemos hacer de manera directa para reducir los daños que los animales sufren en la naturaleza. Muchas de las formas en que sufren los animales salvajes tienen causas claras, como la desnutrición, las condiciones climáticas severas y la falta de refugio. Podríamos darles mucha más ayuda si tuviéramos más conocimientos y medios.

Para que esto sea posible, lo más importante es que nuestra sociedad se preocupe por ayudar a los animales en el mundo salvaje. Existe la posibilidad de que las necesidades de estos animales nunca sean tenidas en cuenta si las sociedades no consideran importante darles ayuda. Cuanto más se tarde  en dar a esta cuestión la importancia que merece, mayor será el número de animales que sufrirá y morirá debido a causas que se podrían evitar. En cambio, si nuestra sociedad conoce en mayor medida los daños que los animales salvajes sufren, podrán llevarse a cabo más acciones para mejorar sus vidas.

Hay varias cosas que podemos hacer en la actualidad para ayudar a los animales no humanos:

1. Promover la ayuda a los animales en la naturaleza cuando sea posible

Hay muchos ejemplos de formas de ayudar a los animales, que se llevan a cabo en la actualidad, como se explica en Qué podemos hacer para ayudar a los animales en la naturaleza. Estas van desde pequeñas acciones que cualquier persona que encuentre un animal necesitado puede llevar a cabo, hasta programas a gran escala que benefician a un gran número de animales. Estas acciones incluyen el rescate de animales atrapados, o víctimas de incendios o desastres naturales, dar refugio animales huérfanos, el tratamiento médico de animales enfermos o heridos, la vacunación contra enfermedades dolorosas y letales, o los programas de desparasitación. Sin embargo, en muchos casos lo que se hace es muy poco, incluso cuando tenemos el conocimiento y los medios para ayudar. Al ayudar a los animales cuando podemos, adquirimos un mayor conocimiento sobre cuáles son las mejores las formas de hacerlo. Además, también contribuimos a difundir la preocupación por los animales en el mundo salvaje y el conocimiento de su situación, y ayudamos a que estos animales obtengan la ayuda que tanto necesitan.

Muchas personas no saben que podemos contribuir a mejorar la vida de los animales que viven en la naturaleza. Por ello, el mostrar casos donde esto se puede hacer o ya se está haciendo, puede contribuir a contrarrestar las reticencias a apoyar esta causa.

2. Promover la consideración moral de todos los seres sintientes y cuestionar las actitudes especistas

La falta de consideración por los animales no humanos es provablemente el mayor obstáculo para no darles ayuda. Por ello, una segunda forma de promover que se actúe en favor de los animales salvajes es cambiando las actitudes existentes hoy en día hacia ellos.1 Fomentar que la gente comprenda que los animales son seres sintientes, con la capacidad de sufrir, es un paso necesario para reducir las dificultades a las que se enfrentan en la naturaleza. Es probable que la mayoría de los seres humanos desconozca que el sufrimiento prevalece fuera de las sociedades humanas, o que consideren que el sufrimiento que padecen los animales en el mundo salvaje no es realmente demasiado grave.2 Otro problema es que por lo general, los seres humanos tienen en consideración moral a algunos animales, pero piensan que los animales que viven en el mundo salvaje no necesitan o no merecen la misma consideración. En cualquier caso, lo que existe es un escaso interés por ayudar a estos los animales sencillamente debido a una falta de preocupación por ellos en general.

3. Aumentar nuestro conocimiento sobre las formas en que podemos ayudar a los animales en la naturaleza

Un argumento empleado de forma habitual en contra de dar ayuda a los animales que viven en el mundo salvaje es que carecemos de los conocimientos suficiente para hacerlo, debido a la dificultad para comprender correctamente los procesos naturales que tienen lugar en los ecosistemas, dada su complejidad. Según esta objeción, las intervenciones a gran escala corren el riesgo de provocar de manera involuntaria un daño significativamente mayor, por lo que quizá sencillamente deberíamos dejar la naturaleza tal y como está.

Este argumento se basa en una idea que es correcta: nuestra actual falta de conocimientos puede reducir de manera significativa la efectividad de las acciones llevadas a cabo para ayudar a un gran número de animales salvajes. Pero este problema puede abordarse llevando a cabo una investigación más a fondo que aumente nuestros conocimientos sobre cómo son las vidas de los animales en los ecosistemas. Cuantos más conocimientos tengamos sobre los animales salvajes y sobre los ecosistemas en los que viven, más eficaces serán nuestras acciones para mejorar su situación.

Resulta también problemático rechazar las intervenciones solamente cuando el objetivo es ayudar a los animales de otras especies. Los seres humanos han estado interviniendo en el mundo salvaje durante mucho tiempo por motivos antropocéntricos, y continúan haciéndolo en gran medida. En tiempos más recientes se han llevado a cabo intervenciones en la naturaleza a gran escala con fines conservacionistas o ecologistas. La preocupación por nuestra falta de conocimiento acerca de los detalles sobre cómo funcionan los ecosistemas ha llevado a que estas intervenciones estén mejor informadas, pero no han impedido que se lleven a cabo. No hay razón para pensar de manera diferente cuando el objetivo de la intervención es promover los intereses de los animales.3

Otra razón que se da para no ayudar a los animales en el mundo salvaje se debe a un sesgo pesimista, al pensar que, si existen consecuencias imprevistas, tendrán efectos negativos. Pero los efectos imprevistos también pueden resultar positivos. Este sesgo pesimista hacia las consecuencias de nuestras acciones suele ir acompañado de una visión demasiado optimista sobre cómo es la situación actual. Si consideramos la grave situación de los animales en la naturaleza, deberíamos revisar la idea de que la situación actual es la mejor por defecto.

Sin duda es necesario que haya un mayor estudio sobre cómo mejorar las intervenciones que ayuden a los animales salvajes. Ahora bien, ya existen recursos suficientemente importantes como para poder implementar las intervenciones que sabemos que son efectivas, y también para financiar investigaciones que amplíen nuestra compresión del problema, incrementando el resultado y calidad de dichas intervenciones. Además, se pueden aumentar los recursos destinados a ayudar a los animales de formas que ya se llevan a cabo a día de hoy.

4. Explicar por qué la consideración moral de los animales debería distinguirse del ecologismo

Una posición ética para estudiar la vida en los ecosistemas es el ecologismo. El “ecologismo” es un conjunto de diferentes posiciones, que incluyen el conservacionismo, y la valoración de entidades no sintientes como los ecosistemas o las especies. El término también puede referirse a posiciones antropocéntricas que valoran la conservación de la naturaleza y los recursos naturales por el beneficio de los seres humanos.

Una posición ética diferente es la que tiene en cuenta a los seres sintientes como seres moralmente considerables. Se basa en la idea de que los seres que pueden ser perjudicados por nuestras acciones son aquellos con la capacidad de tener experiencias positivas y negativas, como sufrir y disfrutar.

Se piensa a menudo que la consideración de los seres sintientes y el ecologismo son planteamientos relacionados. Puesto que actualmente las posiciones ecologistas están más extendidas, la consideración de los animales recibe menos atención y, en muchos casos, no se comprende de manera adecuada. Sin embargo, tener en consideración a los seres sintientes individuales es diferente de la preocupación por los ecosistemas o las especies.4 De hecho, a menudo se dan conflictos entre lo que implican estas posturas, como cuando se mata a animales para promover ciertos objetivos ecologistas, como la preservación de una especie de planta en particular.

A veces se piensa que no debemos ayudar a los animales salvajes que lo necesitan porque eso supone no dejar que la naturaleza siga su curso. Este argumento es problemático por varias razones. En primer lugar, el argumento no se aplicaría a los animales salvajes que viven en entornos urbanos o rurales, que están siendo transformados de manera continua por seres humanos. En segundo lugar, incluso los animales que viven en zonas salvajes se encuentran en ecosistemas que ya han sido transformados por seres humanos. Sin embargo, lo más relevante es que el hecho de que los animales son sintientes, lo cual debería llevarnos a darles la consideración que necesitan. Hay que tener en cuenta que, cuando los seres humanos sufren daños terribles, la mayoría cree que deberíamos darles ayuda, incluso si eso supone alterar el curso natural de las cosas, como cuando los curamos de enfermedades naturales, o cuando construimos casas, hospitales o bibliotecas. Aplicar esto solo cuando los afectados son seres humanos parece entrar en conflicto con lo que implica una consideración imparcial.

En el ámbito científico, quienes estudian los ecosistemas tienen consideración principalmente por entidades que son totalidades, como los ecosistemas o las especies, en lugar de por los individuos. Pero este no tiene por qué ser el caso. Debemos distinguir entre el conocimiento y los objetivos a los que aplicamos dicho conocimiento. Quienes se dedican en el ámbito científico a campos como la ciencia de la ecología o a disciplinas relacionadas pueden utilizar sus conocimientos para tratar de lograr diferentes objetivos. En el pasado esos objetivos eran puramente antropocéntricos. En la actualidad tienden a ser conservacionistas y ecologistas. Sin embargo, en algunos casos, el objetivo es fomentar lo que es mejor para todos los seres sintientes involucrados, y podemos incentivar este enfoque para que se aplique más ampliamente en el futuro.

5. Dejar de contribuir a la idea de que la naturaleza es un paraíso para los animales

Por último, es necesario que el sufrimiento de los animales en la naturaleza sea tomado en serio, como una cuestión importante que requiere nuestra atención. Es fundamental que difundamos el mensaje sobre la situación difícil de los animales en el mundo salvaje, y la importancia de adoptar una actitud favorable a darles ayuda.

La posición según la cual la naturaleza es un paraíso en el que los animales disfrutan de vidas felices ha sido refutada por las evidencias disponibles, como se muestra en los textos acerca de La situación de los animales en el mundo salvaje y la Dinámica poblacional y sufrimiento animal. Podemos tener la tentación de consolarnos pensando que su sufrimiento no es tan importante, o que se compensa con otras cosas positivas de las que pueden disfrutar. Sin embargo, esto sería un ejemplo de razonamiento motivado (un mecanismo de razonamiento por el que construimos y evaluamos argumentos y datos de una manera sesgada, para llegar a la conclusión a la que nos gustaría llegar) más que una respuesta realista. El sufrimiento de los animales salvajes existe en el mundo con independencia de nuestra posición moral. Su existencia no puede cuestionarse de la misma manera que se cuestionan las afirmaciones morales, porque no depende de nuestra opinión sobre la forma en que debemos comportarnos, sino de cómo es la vida de los animales en la realidad. Debido a esto, la difusión de información y la promoción del debate sobre el sufrimiento de los animales salvajes, con independencia de su importancia moral, puede tener un gran impacto, no solo como una forma directa de generar preocupación por la situación de los animales en el mundo salvaje, sino también para eliminar suposiciones incorrectas sobre cuál es esta en realidad. Esto facilitará que en el futuro podamos evaluar adecuadamente cómo actuar de manera beneficiosa para los animales. Al hacer esto, también estaremos facilitando que en el futuro, este tema sea considerado una cuestión importante que merece nuestra atención.


Lecturas recomendadas

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Notas

1 Horta, O. (2016) “Changing attitudes towards animals in the wild and speciesism”, Animal Sentience, 7 [referencia: 1 de octubre de 2019]

2 Waldhorn, D. R. (2019) “Toward a new framework for understanding human–wild animal relations”, American Behavioral Scientist, 63, pp. 1080-1100.

3 See about this Horta, O. (2017) “Animal suffering in nature: The case for intervention”, Environmental Ethics, 39, pp. 261-279; Capozzelli, J. (2019) “Opinion: Uncertainty in wild animal welfare is not an intractable problem and welfare biology is well-positioned to tackle it”, Wild Animal Initiative, Jul 23 [referencia: 30 de septiembre de 2019].

4 Esto es algo que ha sido señalado en especial desde posiciones ecologistas. Ver al respecto Soulé, M. E. (1985) “What is conservation biology?”, BioScience, 35, 727-734; Rolston, H., III (1992) “Disvalues in nature”, The Monist, 75, pp. 250-278. Sagoff, M. (1993) “Animal liberation and environmental ethics: Bad marriage, quick divorce”, en Zimmerman, M. E.; Callicott, J. B.; Sessions, G.; Warren, K. J. & Clark, J. (eds.) Environmental philosophy: From animal rights to radical ecology, Englewood Cliffs: Prentice-Hall, pp. 84-94.