Interés en no sufrir

Interés en no sufrir

Hay muchos animales no humanos que pueden sentir placer y dolor. Esto es porque, al igual que los humanos, son capaces de tener experiencias. Muchas experiencias son neutrales, es decir, no son positivas ni negativas, como cuando vemos algo que no nos gusta ni nos disgusta particularmente. Sin embargo, hay otras experiencias que no son neutrales, sino más bien positivas o negativas. Pueden diferir enormemente; por ejemplo, pueden ser experiencias o sensaciones, como sabores, sonidos u olores que nos gustas o nos disgustan. Un ejemplo especial de esto tiene que ver con las sensaciones físicas relacionadas de manera común con efectos sobre nuestros tejidos, como el dolor o el placer físico. Además, todos tenemos las experiencias que no están relacionadas con los sentidos, sino más bien con pensamientos y emociones, como el disfrute, el miedo, la angustia y la satisfacción.

Todas esas experiencias son muy diferentes, pero podemos agruparlas y distinguirlas entre positivas y negativas. Lo podemos hacer porque, si bien son diversas, todas estas experiencias tienen en común algo muy simple que ya hemos visto: que nos afectan en formas que son buenas o malas para nosotros.

Hablando ampliamente, todas las experiencias positivas pueden hacer referencia a “placeres”, mientras que las negativas pueden ser denominadas “sufrimientos”. Podemos utilizar esta terminología si recordamos que no se supone significar solo bienestar físico o malas sensaciones, sino más bien toda clase de experiencias positivas y negativas.

El sufrimiento es malo por definición incluso cuando lleva a algo positivo

Por definición, entonces, si no es en algún sentido malo para alguien tener cierta experiencia, entonces esa experiencia no puede ser considerada negativa. Y es lo mismo con las experiencias positivas.

Por supuesto, se podría tener una experiencia negativa, tal como el dolor, que pudiera ser buena de alguna manera fundamental. Por ejemplo, esta podría ayudar a saber que se tiene una herida que debe cuidar. No obstante, si es una experiencia negativa por completo, debe ser porque también afecta a quien la tiene de manera negativa. De hecho, los dolores son fundamentalmente buenos en el sentido mencionado anteriormente precisamente porque no son placenteros (si no lo fueran, no nos molestaríamos en cuidar la herida). Sentir el dolor de una quemadura es útil para que nos haga retirar la mano, por lo que en este sentido es bueno. No obstante, si es bueno para eso es porque nos motiva a mover la mano. ¿Por qué tenemos esa motivación? Porque queremos que esa sensación que estamos experimentando cese. ¿Por qué? Porque es negativa. Es por esta razón que el dolor puede ser fundamentalmente positivo, solo siempre y cuando sea intrínsicamente negativo.

Lo mismo sucede en el caso de una experiencia positiva. Puede ocurrir que algo placentero sea malo en otro aspecto. Por ejemplo, una comida sabrosa puede no ser saludable. Aun así es el aspecto positivo de esto (lo sabroso de la comida) lo que nos conduce a comer demasiado, incluso cuando sabemos que será fundamentalmente malo para nosotros.

Entonces vemos que puede haber algo bueno acerca de una experiencia negativa si hace posible que otras experiencias negativas no ocurran o que ocurran experiencias positivas. Asimismo también puede ser algo malo acerca de una experiencia positiva si conduce a malas experiencias o reduce futuras experiencias positivas.

La importancia de todos los tipos de sufrimiento

Algunas personas opinan que para experimentar sufrimiento real un individuo debe ser humano. Pero esta creencia no tiene una base real. No hay evidencia ni argumentos convincentes para negar que hay muchos animales no humanos que sufren como los hacen los humanos; todo lo que hemos expuesto arriba se aplica a los animales no humanos al igual que a los humanos. Hay un argumento que afirma que el sufrimiento humanos es de una sola clase importante, o al menos que es mucho importante que el sufrimiento de otros animales, porque incluye el sufrimiento psicológico. Quienes defienden este argumento asumen que el sufrimiento psicológico humano es mucho más importante que el dolor físico que los animales no humanos sufren.

Pero ¿esto es realmente cierto? ¿El elemento psicológico del dolor y el sufrimiento lo hacen más importante para humanos que para otros animales? Debemos tener en cuenta en primer lugar que muchos animales no humanos son capaces de tener emociones positivas y negativas, y pensamientos agradables o desagradables. Es decir, son capaces de disfrute y sufrimiento psicológico. Sin embargo, esta no es la principal razón por la que el argumento fracasa. La principal razón para rechazar el argumento de que el dolor y el sufrimiento de los humanos es más importante que el sufrimiento de los animales no humanos descasa en algo que podemos ver por nosotros mismos. Es decir, no valoramos nuestras experiencias psicológicas más que nuestras experiencias físicas. ¿Por qué sería diferente en cuanto a cómo experimentan las cosas los animales no humanos? La tortura física terrible no es más soportable que la aflicción, la angustia o el miedo (al igual que los placeres físicos como la comida, tener sexo y bailar no son menos agradables que placeres más psicológicos o intelectuales). Por lo tanto, el sufrimiento de los animales no humanos debe ser tenido en cuenta, al igual que nos gustaría que nuestro propio sufrimiento fuera tenido en cuenta.


Lecturas recomendadas

Dawkins, M. S. (1980) Animal suffering: The science of animal welfare, London: Chapman and Hall.

DeGrazia, D. & Rowan, A. (1991) “Pain, suffering, and anxiety in animals and humans”, Theoretical Medicine and Bioethics, 12, pp. 193-211.

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Elwood, R. W. (2011) “Pain and suffering in invertebrates?”, Institute of Laboratory Animal Resources Journal, 52, pp. 175-184.

Fossat, P.; Bacqué-Cazenave, J.; de Deuerwaerdère, P.; Delbecque, J.-P. & Cattaert, D. (2014) “Anxiety-like behavior in crayfish is controlled by serotonin”, Science, 13, pp. 1293-1297.

Gentle, M. J. (1992) “Pain in birds”, Animal Welfare, 1, pp. 235-247.

Seth, A. K.; Baars, B. J. & Edelman, D. B. (2005) “Criteria for consciousness in humans and other mammals”, Consciousness and Cognition, 14, pp. 119-139.

Smith, J. A. (1991) “A question of pain in invertebrates”, Institute of Laboratory Animal Resources Journal, 33, pp. 25-31 [referencia: 25 de diciembre de 2013].

Sneddon, L. U. (2009) “Pain and distress in fish”, Institute of Laboratory Animal Resources Journal, 50, pp. 338-342 [referencia: 12 de enero de 2014].

Weary, D. M.; Niel, L.; Flower, F. C. & Fraser, D. (2006) “Identifying and preventing pain in animals”, Applied Animal Behaviour Sciencem 100, pp. 64-76.